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Lunes, 18 Noviembre 2019 19:42

La dimensión ético-moral en Región



14.RubenFernandez

Rubén Fernández Andrade

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Licenciado en Educación, Magister en Educación y Desarrollo Humano. Subdirector del Centro de Fe y culturas. Socio fundador de la Corporación Región.




Resumen

El planteamiento central del texto será que, los temas del cuidado de las Organizaciones de la Sociedad Civil, OSC, pasan de manera perentoria por la prevención de las prácticas corruptas en sus miembros y en la organización como un todo. El hecho de la existencia de propósitos altruistas en este tipo de organizaciones no las exime de esta responsabilidad.

Región ha entendido esto desde el momento mismo de su creación y ha trabajado intensamente, tanto en la creación de herramientas y procesos internos, como en el sector de las OSC. Se explorarán las alusiones y producciones específicas que se han hecho desde 1989-1990, hasta hoy.


"El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar y darle espacio."
Italo Calvino "Las ciudades invisibles"1

Las organizaciones de la sociedad civil (OSC), más allá de su misión, acciones y resultados, son portadoras de una propuesta ética para la sociedad. No se evalúan sólo por lo que hacen sino también, por “cómo” lo hacen. De ellas se espera un valor agregado consistente en el tratamiento cuidadoso de las personas, el fortalecimiento del tejido social, su contribución a construir bienes públicos y políticas públicas y además, en “ponerle amor” a la tarea. Cuidar ese activo es sumamente arduo en un ambiente donde la supervivencia está permanentemente en juego y la asfixia económica, a menudo es usada para someterlas. Sin embargo, el sector ha sobrevivido (con tristes excepciones) y la Corporación Región es testimonio de ello, por eso la lectura de sus 30 años de experiencia, reviste relevancia y pertinencia como fuente fecunda de aprendizajes para la sociedad colombiana.

En las lides interminables en las que se debaten los sujetos individuales y colectivos, hay dos maneras de desaparecer. La primera es la muerte física del sujeto o la organización; la segunda, es dejar de ser lo que se quería ser, enajenarse, bien sea por sucumbir a los cantos de sirena del entorno, o porque para garantizar la supervivencia, se pierde la identidad y otros determinan lo que se es y lo que se hace. Esto último ha pasado con muchas instituciones, cuya existencia jurídica y su misión, se reduce a operar proyectos que otros diseñan y financian; se han hecho “sensibles al mercado” extraviando su identidad. Una vacuna contra ese mal consiste en la reflexividad permanente, vivificando cotidianamente sus referentes éticos. ¡La reflexión ética permite mantener la identidad!

Beatriz Restrepo, quien fuera socia de Región, hizo una notable exposición en torno a esta idea, en la rendición colectiva de cuentas de la Federación Antioqueña de ONG (2008):

"Mi punto de partida es la convicción que he venido construyendo -a lo largo de varios años de cercanía y conocimiento de la Federación y sus ONG asociadas del talante ético-moral que las anima y, por tanto, de la presencia permanente de este sustrato que permea su modo de ser y de actuar. Nuevamente menciono que, si bien la conciencia del carácter moral existe, no es tan claro el carácter ético en ellas, en el sentido del esfuerzo permanente por hacer claridad, criticar y fundamentar aquel carácter moral y las prácticas en que se traduce. A fortalecer esta dimensión ética se dirigen actividades como ésta [Rendición social pública de cuentas de ONG]. El talante moral de las ONG se descubre en su voluntad indeclinable de actuar siempre por criterios morales, imperativo categórico –como lo llamó Kant— al entenderlo como norma absoluta".2

Se expone a continuación una parte del trayecto recorrido por Región, manteniendo la ética en el centro de la reflexión, las preocupaciones y discusiones, lo que ha significado convertirla en contenido de los procesos de formación interna, en pregunta constante para la acción pública, e incorporarla como campo de acción entre las OSC y la sociedad.

Tema siempre presente

La cuestión ética ha marcado la pauta al interior de Región y en su actividad pública de proyección, en coherencia con las tres ideas-valores que dieron origen a esta organización de la sociedad civil antioqueña: (Ver Villa, 2014)

1. El rechazo a la violencia
El compromiso en movimientos juveniles y barriales en los setenta y ochenta de quienes fundaron Región, les convenció de la necesidad de producir transformaciones estructurales en la sociedad, pero ya no por la vía de la revolución violenta, sino mediante el largo, pero más seguro proceso de reformas permanentes, con las herramientas de la acción política y social ciudadana. El uso de la violencia para conseguir propósitos sociales o políticos, condujo a ubicar en el campo de la arbitrariedad, el autoritarismo, el fetichismo de las armas y en la delincuencia, a quienes habían tomado esa senda.

2. La promoción de la democracia3
Distanciados de planteamientos en boga, como la vigencia de la dictadura del proletariado y la Doctrina de la Seguridad Nacional, que inspiró todas las dictaduras militares de la región, se tenía claro que la promoción de la democracia, en su sentido más hondo y amplio y el rechazo de todo autoritarismo era un propósito central: “Entendemos la democracia, en lo más íntimo, como una manera de relacionarse. En esa medida es una pregunta y una exigencia a todas las relaciones humanas (…) Entendida en un plano más amplio aún, se trata de un proyecto social, de un modelo a alcanzar, de una utopía…”. (Fernández, 1990) En ese período, dos libros fueron relevantes en nuestros debates: Los patios interiores de la Democracia (Lechner, 1988) y Todo lo sólido se desvanece en el aire (Berman, 1982)4 aportando una sensibilidad que produjo la profunda impronta de Región: el sujeto y la subjetividad y la estética.

3. Ser un actor social y político5
En una época en que el valor de las organizaciones y el sentido de su existencia era ser herramienta de los más pobres y estar “al servicio de los sectores populares”, el equipo fundador de Región se aparta de esa idea y reconoce que una organización de la sociedad civil, como la que requería la ciudad de los noventa, debía ser portadora de agenda y agencia propias y eso la convirtió en un actor social y político autónomo, con cercanía y solidaridad especial por quienes sufrían exclusiones y carencias, pero también, con capacidad para tomar distancia si fuera necesario.

Cada uno de estos tres valores, generó preguntas éticas que se abordaron de inmediato. Una acción siempre aconsejable, es reconocer la existencia del problema como paso ineludible para enfrentarlo; el caso de la ética como pauta de acción y las decisiones en la vida de las personas y las instituciones, no es la excepción. A comienzos de los noventa, el entrañable y recordado Pbro. Carlos Alberto Calderón nos lo preguntaba de esta manera:

(…) "¿por qué hay personas o grupos sociales que se enriquecen ilícitamente? ¿por qué se agrede y se quita la vida con tanta tranquilidad y frescura? ¿por qué el secuestro, el robo, la consecución del dinero fácil? ¿por qué todo esto si existen unos principios morales y éticos que lo tendrían que impedir? ¿qué nos ha pasado? (…) nosotros preferiríamos hablar (…) de incapacidad de las instituciones de activar y hacer significativo el patrimonio ético acumulado en nuestra sociedad y en nuestra cultura; es este colapso moral lo que exige una nueva incursión en el mundo de la ética; solamente en esta perspectiva entenderíamos el camino de búsqueda de una ética civil o ciudadana". (Calderón, 1991, p. 10)

A partir de estas nociones Región se embarcó, tanto en calidad de protagonista como de promotora, en acciones de: control ciudadano del poder público (veedurías), elaboración de estudios y construcción de propuestas para una ciudad más incluyente, transparencia y rendición de cuentas (propias, del sector de las OSC y de otros actores), en visibilizar situaciones de exclusión o carencia que atenten contra la dignidad de grupos de personas, búsqueda de soluciones políticas al conflicto armado y construcción de la paz.

Hoy 3 décadas después, Región promueve y se involucra en acciones de construcción-reconstrucción de la memoria, acompañamiento a grupos de víctimas, defensa de los derechos humanos, cualificación del derecho a la educación, promoción de la reconciliación y, veeduría y control a la gestión pública; todo en línea de continuidad con la inspiración ético-moral surgida de los valores fundacionales.

Construir ética ciudadana

En los noventa, el énfasis se puso en la necesidad de construir referentes éticos comunes, pues compartíamos la idea de que la moral católica por múltiples razones, pero especialmente por el proceso secularizador de la sociedad moderna, había perdido su capacidad de servir de orientadora para la sociedad. Decía al respecto María Teresa Uribe, también socia de la Corporación (2001):

"El viejo ethos sociocultural per¬dió la capacidad de instituir de senti¬do la sociedad y el nuevo no existe aún. De allí que la sensación que expe¬rimentamos en Colombia no es preci¬samente la de un mundo desencanta¬do (Weber), ni la del crepúsculo de los dioses (Nietzche), sino la de un mun¬do sin sentido, de un vacío... (…) Desde esta perspectiva, la moral católica es necesaria pero insuficiente para crear esos referentes colectivos de identidad y se quedaría corta en el propósito de fundar un orden democrático, pluralista y tolerante hacia el futuro". (p. 177)

A diferencia de lo ocurrido en otras sociedades aquí no emergió una ética civil que llenara ese vacío. La dirigencia no consiguió suplir la necesidad de referentes con una propuesta secular, plausible desde distintas ópticas, para presentarla como alternativa, independiente de las creencias personales o convicciones de cada sujeto. En esta ruta, especial énfasis tuvo el esfuerzo de construir una noción de “lo público” que se viera reflejada en las prioridades del Estado y de las organizaciones y en eje de las preocupaciones políticas. Otra vez María Teresa Uribe fue nuestra compañera y guía en esa labor:

"Hoy se replantea de nuevo este problema de construir lo público y la tesis que yo quiero defender aquí es que mientras no exista lo público como realidad, no existirá ni será posible la construcción de ninguna ética civil". (Uribe, 1991).

Se habló en ese momento de una “ética de mínimos” que constituyera la base moral de la implementación de la Constitución Política de 1991 y que tuviera a los derechos humanos, como fundamento para rehacer el acuerdo social para la convivencia. (Gil, 1999)

La Democracia, inclusión de los sujetos, específicamente de las mujeres

A mediados de los noventa la pregunta por el sujeto atraviesa a Región. En la presentación del texto Develando Mitos (Serie Palabras Más, No. 9, 2004), se hace explícita la razón de esta inquietud:

"La constitución de ciudadanas y ciudadanos responsables consigo mismos y con su entorno social y natural es un proceso formativo que, si no toca a fondo la subjetividad de las personas, puede considerarse un trabajo hecho a medias. No basta que los sujetos conozcan sus derechos y deberes, que estudien la Constitución Nacional, que aprendan a utilizar la Acción de Tutela para protegerse, que sepan quién y dónde puede apoyarlos cuando así lo requieren. Ni siquiera es suficiente que entiendan la enorme importancia de votar y ejercer las libertades de organizarse y opinar. Podemos contar con personas más informadas sin que por ello hayamos tocado el fondo de la actitud de esos sujetos con los asuntos de interés común. Hay que ir más allá y construir en cada persona una clara noción de corresponsabilidad con el medio. Por esta razón, la relación subjetividad-ciudadanía es una preocupación pedagógica relevante para quienes trabajamos en la formación ciudadana".

No bastan pues ni la información ni la educación alrededor de cuestiones como la dignidad o los valores. Es preciso tocar al sujeto si se quieren producir procesos transformadores. Un seminario interno sobre subjetividad y subjetividades arrojó muchas luces para la acción comunicativa, formadora y de deliberación pública que promovía Región. En ese espacio se nos platearon agudas preguntas y debates, como el desencanto del sujeto con la modernidad, la democracia y con discursos formales como los derechos humanos.

Finalizando la década y como cúspide de este proceso de reflexión, un curso sobre “feminismo”6 produjo una marca indeleble en el alma institucional. El texto base para el seminario, “La importancia del amor” (Jónasdottír, 2003) es otro de los libros referentes que han ayudado a fraguar el perfil ético y de valores de Región.

Rocío Jiménez, socia de la Corporación y en varios períodos integrante de la Junta Directiva, lo expuso así, en un texto sobre el tema:

"El cuestionamiento a las definiciones sociales de las personas a partir de sus cuerpos da nuevos significados éticos a las maneras no ortodoxas de usar el cuerpo y obliga a establecer reglas de convivencia diferentes para construir una sociedad en la que la diferencia no se traduzca en desigualdad y en la que allí donde exista contradicción podamos, en vez de igualar, diferenciar. (…) La tarea es pues sacar al dios, al padre, al hombre, al estereotipo masculino, al guerrero internalizado, enquistado en nuestros globos oculares, de nuestros ojos, mentes, actitudes y hábitos cotidianos, y convertirnos en cuestionadores lúdicos, herejes, blasfemos, brujas y brujos para modelar la cultura, establecer otros valores, equilibrarnos y armonizarnos como seres íntegros; sólo así podremos tener un accionar político coherente". (Jimenez, 2004)

Ética del Cuidado

En los últimos lustros apareció un referente muy fecundo para orientar la reflexión y la acción: la ética del cuidado, en especial en la versión construida por Leonardo Boff (2002), pero a la que han tributado muchos otros pensadores de todo el mundo. La novedad de esta perspectiva es que rompe con la idea del martirio o la inmolación (pregonadas por algunas corrientes eclesiales y revolucionarias) como culmen del compromiso con los demás y, por el contrario, plantea que cuidar de sí, es un deber que está a la misma altura del cuidado de los otros y de lo otro.

En Región este marco ético, nos permitió comprender que el cuidado de lo público (instituciones, capital social, capital relacional) es también un campo de acción y un compromiso ético de la organización, lo cual contribuyó a incrementar el compromiso con empleados, pares y destinatarios de la labor y, fortalecer los planteamiento contra la corrupción y la promoción del valor de la transparencia y de prácticas como la rendición voluntaria y pública de cuentas. De vuelta a la utopía, recuerdo una magnífica declaración de Bauman (2003) en sintonía con la ética del cuidado:

"Si ha de existir una comunidad en un mundo de individuos, sólo puede ser (y tiene que ser) una comunidad entre¬tejida a partir del compartir y del cuidado mutuo; una comuni-dad que atienda a y se responsabilice de la igualdad del derecho a ser humanos y de la igualdad de posibilidades para ejercer ese derecho". (p. 175)

El Trabajo Sectorial

Trabajar con otros ha sido un puntal del modelo de acción de la Corporación. Se hizo común una frase orientadora de muchas decisiones: “si hacemos algo en alianza con otros, será mejor”. (Ver: Fernández, 2007) El aporte a la dimensión ética en esas alianzas, hace parte de un esfuerzo permanente.

Viva la Ciudadanía es el vínculo estratégico más estable y de mayor profundidad en el que hemos participado. Después de la campaña, realizada para convocar la Asamblea Nacional Constituyente, “SOS Colombia”, 10 ONG de varias regiones del país, lanzaron Viva la Ciudadanía como "un gran proceso de deliberación y movilización social en procura de la paz y la cultura democrática”. (Ver Boletín Desde la Región No. 4, febrero de 1991) Viva asume la promoción de la democracia en toda su radicalidad, especialmente entre la sociedad política. Con Viva apareció en el país para el conjunto de las ONG, una manera de incidir en la agenda pública nacional con protagonismo y propuesta y una forma concreta de construir bienes públicos, en especial, políticas públicas al servicio de toda la sociedad. Una de las muchas virtudes de esta alianza fue su contribución a “desmarginalizar” el sector y ubicarlo como referente ante otros poderes públicos y privados.

Otro campo de acción sectorial es la defensa misma de sus organizaciones. Cada cierto tiempo las OSC se ven vilipendiadas por algún actor público o privado, arguyendo que son instrumentos de políticos deshonestos o eslabones de cadenas de ilegalidad y corrupción. Casi siempre lo hacen amparados en ejemplos de entidades que efectivamente son lo uno o lo otro. Ante los ataques públicos irresponsables y generalizantes, la mejor defensa ha sido la congruencia en la práctica de la transparencia; en este sentido, Región participó activamente en la promoción de la rendición colectiva de cuentas de las ONG, impulsada por la Federación Antioqueña de ONG, Fedong y, la Confederación Colombiana de ONG, CCONG, además, se vinculó con entusiasmo a la construcción de la red nacional denominada ONG por la Transparencia, ONGxT cuyos valores y convicciones fueron acordados por la CCONG y ONGxT, en la declaración de lanzamiento, en la que Región aportó su conocimiento y experiencia (2009):

"Impulsamos esta iniciativa porque: Somos conscientes de que el deber ser de la transparencia pasa por nosotros mismos (…) Sabemos que la buena fe de nuestros propósitos no nos exime de equivocaciones (…) Creemos que los destinatarios del trabajo de las ONG tienen derecho a un trabajo confiable y de calidad, ética y técnicamente bien fundamentado (…) Consideramos que quienes aportan recursos para la realización de las actividades tienen derecho a información confiable y calificada sobre la manera como se invierten sus recursos. Ello implica dotarse de sistemas confiables de producción de información programática, financiera y contable; estas herramientas, que son un requisito para la buena gestión cotidiana son, al mismo tiempo, una oportunidad para que nuestros aportantes, el público y el Estado, mejoren su confiabilidad en nuestra probidad, al tener la oportunidad de conocer con mayor amplitud dicha información".

Durante casi toda su existencia, Región ha trabajado con la convicción de que impulsar el fortalecimiento del sector de las OSC y sus gremios, es un deber de cada organización y que alcanzar los más altos estándares de transparencia y rendir cuentas de lo que se es y lo que se hace, es una vía certera de consolidación.

Esta trayectoria regional y nacional, tuvo su expresión internacional en la experiencia del Open Forum. Previa a la cumbre de Naciones Unidas de 2015, en el marco de la evaluación de la eficacia de la Ayuda oficial al desarrollo, en la que se indagaba por qué la Cooperación Internacional había contribuido tanto a lograr los objetivos de Desarrollo del Milenio, se fraguó una red Global llamada el Foro Abierto desde donde las propias OSC, se preguntaron ¿qué tan efectivas son las organizaciones y redes de la sociedad civil como actoras de desarrollo?

Después de una ronda global de discusiones con más de setenta consultas nacionales, catorce de ellas en América Latina y El Caribe (en Colombia se hicieron ocho consultas regionales), y de un intenso y arduo debate, se produjo un documento síntesis: “Los Principios de Estambul”.7 En general los principios allí acordados son una declaración ética sobre el ser y el quehacer de las OSC. Se destaca el Principio sobre Transparencia y Rendición de cuentas que tuvo toda la influencia y la fuerza que impulsamos desde la Red de ONG por la Transparencia y la CCONG que, a pesar de una férrea oposición inicial de organizaciones de otras regiones del mundo, argumentando que el deber de transparencia correspondía al Estado y al sector privado pero no a las OSC, y gracias a las propuestas construidas y el ejemplo práctico de las OSC de América Latina8 se consiguió que quedara finalmente como principio de trabajo.

"Quinto principio: Las OSC son efectivas como actoras del desarrollo cuando… demuestran un compromiso institucional sostenido con la transparencia, la rendición de cuentas a múltiples actores, y la integridad en su funcionamiento interno". En: https://ccong.org.co/files/54_at_Principios-de-OSC-Estambul.pdf

Los Avances de la Sociedad

Este trabajo, a veces ingrato, no ha sido en vano. En el plano nacional, la aprobación de la Ley de Transparencia y la Consulta anti-corrupción, un (hecho político sin precedentes), producen optimismo y aunque con pasos adelante y atrás, y muy lentamente, se evoluciona hacia una sociedad más transparente e íntegra en su actuar público y privado, que cuida sus bienes públicos y los pone al servicio del bienestar y mejor calidad de vida para las personas.

La aprobación de la Ley de transparencia y del derecho de acceso a la información pública nacional (1712, 2015)9 contó con una activa participación de OSC nacionales. Factores como el empeño del Gobierno de turno por integrarse a la OECD, sirvieron como mecanismo de presión y palanca de una propuesta que, desde la sociedad civil, se venía moviendo hacía varios años. Esta es una buena Ley y permite a los gobiernos dirigidos por personas con voluntad política, orientarse de manera adecuada. Es claro que mayor transparencia no evita el acto corrupto, pero sin duda lo previene y dificulta su ocurrencia. Región entre otras cosas, ha hecho una amplia labor acompañando gobiernos locales y regionales, y capacitando equipos de trabajo para la implementación cabal de esta herramienta normativa.

Un hecho de obligatoria mención, son los 11,6 millones de votantes, en agosto de 2018 en la Consulta anticorrupción. Sin duda pesó mucho en este pronunciamiento ciudadano, el cansancio y el hastío frente al comportamiento delincuencial generalizado, de robarse los bienes públicos que van a parar a redes de maleantes, en lugar de invertirse en garantizar derechos y libertades de la ciudadanía. Aunque hay una oposición –a veces velada a veces clara– de las principales fuerzas políticas del país, lo cierto es que la combinación de iniciativa política y movilización ciudadana, es esperanzadora y avanza hacia un acuerdo institucional y social que ve en la corrupción un mal indeseable a repudiar y combatir.

Los Desafíos de hoy

Los tiempos que corren son difíciles. En estas primeras décadas del siglo XXI, hay dos tendencias contrapuestas, que se expresan con miles de manifestaciones por todo el mundo. Simplificando con propósitos pedagógicos, pueden describirse así: Una, que gobierna buena parte de la humanidad, exacerba el interés individual hasta volverlo fatal para la sociedad y la naturaleza (como lo demuestra el crecimiento delirante de la desigualdad), erige la rentabilidad financiera como valor supremo, hace del cinismo y la mentira estrategias para el logro de resultados electorales y pregona el odio y la exclusión de millones de seres humanos como bandera política. Para quienes ven la dimensión ético-moral como eje de su existencia, este escenario es todo un desierto hostil. Al mismo tiempo, hay una sólida contra-tendencia, agenciada por individuos, comunidades, movimientos sociales, espirituales, culturales, incluso países, basada en la solidaridad, el trabajo cooperativo, el respeto profundo por el planeta y la producción de valor y riqueza distribuida equitativamente. En palabras de Scharmer y Kaufer, vivimos una "transformación de los egosistemas a los ecosistemas".10 En esta perspectiva las éticas que se fundamentan en el cuidado y la compasión, están en la médula de la transformación.

Estas tendencias se instalan también en el corazón de la sociedad, y pueden encontrarse organizaciones sociales, imbuidas a fondo en ambos paradigmas, como quiera que las OSC no estén exentas de ello.

Ubicar la ética y la estatura moral de las personas y de las organizaciones en el centro de la preocupación y el cuidado, resulta épico en un tiempo en el cual, no entrar en los circuitos de la corrupción puede ser suicida. Pero hacerlo, volverse uno más en larga cadena de inmorales que se aprovechan de los bienes públicos para enriquecerse y, por ahí derecho infligir graves daños a la sociedad, es claramente desaparecer como sujeto social.

Mantener el talante moral de una organización como referente social sin sucumbir ante la presión cotidiana de la mercantilización o la corrupción, requiere principios sólidos, trabajo arduo y permanente y mecanismos de auto-cuidado, de revisión interna, externa y transparencia. Desde la experiencia de Región la clave ha sido mantener el tema en debate, volverlo cotidiano, motivo de conversaciones formales e informales constantes.

En general, el sector de las organizaciones sociales en este país, especialmente las ONG, se mantiene fiel a un comportamiento probo y digno. Con Italo Calvino puede decirse que han logrado “identificar quien y que, en medio del infierno, no es infierno” … y se ha puesto de su lado.

Pero con relación a la libertad y la autonomía, la humanidad atraviesa en la actualidad un campo hostil. Paolo Flores D’Arcais (1991) pensador italiano nos recuerda el tremendo reto ético-moral que representa mantenerse fiel al ideal democrático: "La democracia —sería bueno no olvidarlo— es un sistema frágil, una excepción en la aventura humana. (…) es gobierno paradójico y lógicamente inerme, porque para no renunciar a sí mismo debe garantizar espacio a sus enemigos, tolerancia a los enemigos de la tolerancia". (p. 84)

En el marco de la celebración de los 25 años de vida de Región, Marta Villa, su directora, ratificó la tesis esencial de este texto: la centralidad del discurso ético en Región la institución. Retomo sus palabras por vigentes hoy, cinco años después, como sentido de la existencia personal y colectiva:

"En este contexto, con muchos claroscuros, creemos que, organizaciones como nosotros y como tantas otras que hay en la ciudad y en el país tenemos aún cosas por hacer y decir. No se puede avanzar en la profundización de la democracia sin que este lugar de la sociedad, el de las organizaciones que sin ser gobierno o un partido político, reivindicamos la vocación y el sentido político de nuestro quehacer. Pero hoy, 25 años después, este sentido alude no sólo a las relaciones de poder o la distribución del poder en la sociedad, interpela los pilares éticos y culturales con los que hemos asociado el bienestar, el desarrollo, la felicidad. Necesitamos construir una nueva forma de ser, de hacer y de pensar". (Villa, 2014)

Gracias a Región en sus 30 años, por mantenerse, junto a muchas otras organizaciones de la sociedad civil de este país, en la lista de quienes anteponen la decencia a la opulencia, la incertidumbre al confort, y entre quienes reconocen el no-infierno en la sociedad y se suman a él, con la meta de construir “vida buena” para cada persona y para cada ser vivo en el planeta.

 

Referencias bibliográficas

Bauman, Zygmunt. (2003). Comunidad. En busca de seguridad en un mundo hostil. Madrid: Siglo XXI de España Editores. 185 p

Berman Marshall. (1991). Brindis por la modernidad. En: Viviescas Fernando y Giraldo Fabio (compiladores). Colombia el despertar de la modernidad. Santa Fé de Bogotá: Foro Nacional por Colombia, p. 44 a 66

Bernal, Jorge. (2007). Por una democracia sustantiva y un socialismo democrático. En: Desde la Región. Medellín. No. 49. Págs. 5 a 30

Boff, Leonardo. (2002). El cuidado esencial. Ética de lo humano, compasión por la tierra. Madrid: Editorial Trotta.. 162 p.

Calderón, Carlos A. (1991). Introducción general a la ética ciudadana. En: Ética para tiempos mejores. Medellín. Corporación Región.

Fernández, Rubén. (1990). La democracia y los replanteamientos políticos de hoy. En: Desde la Región. Boletín No. 2, junio de 1990. Medellín: Corporación Región.

__________________. (1999). ¿Qué terminaremos siendo? Escenarios presentes y futuros para las ONG. En: Desde la Región. No. 29. Medellín: Corporación Región.

__________________. (2004). ONG para el desarrollo… y para la democracia. En: Desde la Región. No. 43. Medellín: Corporación Región.

_________________. (2007). Hacer y estar con otros es también una manera de ser. En: Desde la Región . No. 49. Medellín: Corporación Región. Diciembre de 2007.

Flores D’Arcais, Paolo. (1991). La democracia tomada en serio. En: Revista Foro. No. 15. Bogotá: Foro por Colombia. Septiembre. pp. 74 – 88

Gil, Max (1999). Una agenda para el siglo XXI. Los derechos humanos en Colombia. En: Desde la Región. Medellín. No. Edición especial 10 años. Págs. 114 a 129.

Jimenez, Rocío. (2004). Feminismo y género. Develando mitos. En: Develando mitos. Serie Palabras Más. No. 9. Medellín. Corporación Región. Págs. 5 a 38.

Jónasdottir, Anna G. (1993). El poder del amor. ¿Le importa el sexo a la democracia? Madrid. Instituto de la mujer. 359 p.

Lechner, Norbert. (1988). Los patios interiores de la democracia. Subjetividad y política. Santiago de Chile: Ed. Flacso. 189 p

Restrepo, Beatriz. (2008). La rendición de cuentas. Una aproximación desde la ética. Medellín. Ponencia presentada en el marco de la rendición colectiva de cuentas de la Federación Antioqueña de ONG, marzo de 2008.

Scharmer, O. y Kaufer, K. (2013). Liderar desde el futuro emergente. De los egosistemas a los ecosistemas económicos. Barcelona. Ed. Eleftheria. 343 p.

Sierra Juan. (2007). La Corporación Región un actor social y político reflexivo en una sociedad compleja. Reflexiones sobre su estrategia de acción. En: Desde la Región. Medellín. No. 49. Págs. 5 a 30

Uribe de Hincapie, María Teresa. (1991). Notas coloquiales sobre la ética y la política. En: Ética para tiempos mejores. Medellín. Corporación Región.

__________________________________. (2001). Nación, ciudadano y soberano. Medellín: Corporación Región. 303 p.

Villa Marta (2014). 25 años: una oportunidad para refrendar el sentido de nuestra existencia. En este enlace.

 

Palabras clave:

Responsabilidad, propósitos, democracia, ética, organizaciones sociales.

 

Notas al pie:

Epígrafe del libro Ética para tiempos mejores, publicado por Corporación Región en 1991 con las memorias del seminario sobre Ética ciudadana, realizado un año después de su fundación, testimonio de la reflexión ético-moral de la acción–como una preocupación perenne.
2 En un seminario interno sobre ética en el Centro de Fe y Culturas en el 2017, Beatriz Restrepo aclaró estos conceptos: La moral es enjuiciadora (por tanto, sancionadora) se refiere a comportamientos (acciones, no pensamientos) de la persona, cambia y se transforma, sus deberes son siempre categóricos. La ética es la expresión de la capacidad de la razón humana para preguntarse por los asuntos morales, conceptualizar sus términos, criticar su normatividad y prácticas y fundamentar nuevas formas de moralidad. Puede decirse que la moral es el objeto de la ética. “La ética convierte en conceptos nuestras intuiciones morales” (Habermas). Es por ello que hoy se habla de la formación en la dimensión ético-moral que incorpora por igual estos dos elementos.
3 Para una mirada a fondo sobre el pensamiento de Región en este campo ver Desde la Región No. 43. Democracia. Noviembre de 2004 y Bernal, 2007.
4 Ver resumen del planteamiento en Berman, 1991.
5 A este propósito ver una explicación extensa del concepto en: Sierra, 2007, Fernández, 1999 y Fernández, 2004.
6 Este curso, inicialmente pensado para capacitar al equipo de trabajo sobre “perspectiva de género”, fue dictado por Olga Amparo Sánchez de la Casa de la Mujer, quien fue clara en ubicar su perspectiva en el feminismo y no en la “equidad de género”.
7 Ver enlace.
8 Aquí la alianza con otras organizaciones y redes de la región fue muy importante. Alop y Rendir Cuentas.
9 Esta Ley estuvo precedida del Estatuto Anticorrupción (Ley 1474 de 2011) y de la Política Pública Integral Anticorrupción (PPIA), contenida en el CONPES Nro. 167, 2013
10 Un análisis a fondo de esta realidad puede encontrarse en Scharmer y Kaufer, 2013. Recomiendo especialmente la introducción de ese libro.

 

 

 

 

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