Uno de los problemas más agudos que vive el país es la corrupción. Es un mal que se ha extendido a casi todos los campos de la acción económica y social y en el que, una vez más, los sectores más empobrecidos son los más golpeados por esta práctica criminal. El caso de los robos permanentes en los contratos de seguridad alimentaria para escolares –del que no son ajenas la ciudad y la región–, es un ejemplo emblemático de esta situación. En vez de garantizar derechos, los recursos públicos terminan en manos de ruines avivatos y bandidos.
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