Cuando Jean Delumeau respondió el correo electrónico diciendo que sí, que estaría encantado de visitar Medellín, una pequeña ciudad de provincia, ninguno se lo podía creer. El miedo en occidente, escrito por Delumeau, había sido uno de los libros de cabecera de la Corporación Región, mas nunca se imaginaron, ni de chiste, que su autor estuviera dispuesto a atravesar todo el Atlántico para atender al llamado de una ONG del "tercer mundo".
Delumeau, historiador francés nacido en 1923, no había pisado en sus casi 80 años de vida tierras latinoamericanas. Seguro se llevó una sorpresa cuando encontró lleno, a reventar, el auditorio de la Cámara de Comercio de Medellín. El Seminario de construcción social del miedo (2001) no fue solo un evento sin precedentes en la ciudad, sino un éxito que contó con la participación de invitados nacionales e internacionales de la talla de Delumeau, la investigadora mexicana Rossana Reguillo, Jesús Martín Barbero y María Teresa Uribe, quien en ese entonces era socia de la Corporación Región.
Vale decir que este Seminario no habría sido posible sin Rossana Reguillo, quien pocos años antes, en 1998, le propuso a Región replicar en Medellín una investigación que ella ya había adelantado en las ciudades de Guadalajara y San José de Costa Rica. La investigación buscaba responder estas dos preguntas: ¿Cómo construyen las sociedades sus miedos? ¿A qué le tienen miedo?
A esos, a los fabricantes de muñecos, a los que se lucran de la muerte, a los sicarios que desde Pablo Escobar inundaron los barrios, a esos les tienen miedo los habitantes de Medellín. En la ciudad de la "eterna primavera" de los años noventas, sicario y narcotraficante eran sinónimos de la palabra miedo.
"Los sujetos aprenden cuándo, cómo, a qué o a quién temer y cómo responder a través de diversas fuentes que incluyen la experiencia propia y la de otros, los espacios cotidianos de socialización, las representaciones que circulan a través de los medios de comunicación, las agendas globales que señalan cuáles son los problemas cruciales de la sociedad, los saberes y creencias desde los que se construyen sentidos sociales" (Rostros del miedo, 2003).
El miedo es, pues, una construcción social. Según Marta Villa, el hallazgo que más llamó la atención a las investigadoras fue que en Medellín de finales del siglo XX los habitantes de la ciudad les temían a los desplazados porque, según el imaginario, estos "traían la guerra del campo a la ciudad". En un momento de la historia de Colombia en el que apenas se estaba esbozando el fenómeno del desplazamiento, estos campesinos desahuciados que llegaban a Medellín a rebuscarse el trabajo y la comida y a poblar las laderas del Valle, eran objeto de terror.
A partir de ese resultado, el reto de la Corporación Región fue que se dejara de mirar a los desplazados a través del filtro del miedo. Comprender qué era lo que estaba sucediendo fue el primer paso.