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Miércoles, 20 Noviembre 2019 20:07

Democracias y derechos humanos amenazados



8.BelaFeldman

Bela Feldman-Bianco

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PhD en antropología de la Universidad de Columbia con un PhDD en historia de la Yale. Es profesora del programa de posgrado en Ciencias Sociales y Antropología Social de la UNICAMP.




Resumen

Con el ascenso de la extrema derecha en varios continentes, incluso en América Latina, estamos confrontando en la vida cotidiana amenazas a la democracia ya los derechos humanos, así como el recrudecimiento de las intolerancias sobre el "otro", sea él o ella extranjero, negro, indígena, Lgbti, morador en las periferias urbanas ...

Democracia y derechos humanos amenazados, junto con nociones de solidaridad y justicia social están, no por casualidad, también en el centro de los debates (y movilizaciones y resistencias sociales) al respecto de las migraciones y desplazamientos, en una coyuntura histórica marcada por las políticas globales y nacionales de acumulación por desposesión (Harvey 2006), expulsiones (Sassen 2014), con su criminalización y judicialización de migrantes y desplazados de varios tipos, en sociedades (racializadas) cada vez más polarizadas. En contraposición liderazgos migrantes y desplazados de varios tipos, junto con agentes que actúan con esas poblaciones, se movilizan en el cotidiano en sus luchas y resistencias para garantizar las conquistas obtenidas y los derechos humanos de esas poblaciones.


Democracia y Derechos Humanos amenazados:
Políticas migratorias nacionales y políticas globales en Brasil, de Lula a Bolsonaro (2002-2019)1

 

Desde la década del noventa, período de reconfiguración del capitalismo global y expansión de las políticas económicas neoliberales, la intensificación de las migraciones hacia el Norte Global, ha sido acompañada por cambios en las formas de gestionar la movilidad humana. Junto con el proceso de regionalización de la política migratoria, vinculada al establecimiento de un régimen global para controlar las migraciones internacionales, las políticas de regulación tecnocrática han creado nuevas formas de organizar y clasificar esos flujos, también adoptados por los países latinoamericanos a través de los cuales, organizaciones internacionales han ayudado a acercar el tema migratorio al campo criminal (Domenech 2015; Dias 2018) En este artículo, analizo las relaciones y tensiones entre la formulación de una nueva ley de migración, centrada en los derechos humanos en Brasil y las políticas globales que intentan combinar la protección de las personas migrantes y la defensa de las fronteras, en un contexto cambiante de la economía política y de los escenarios global, regional y brasileño.

Política Nacional, políticas Globales

El año 2013 fue famoso en Brasil por: el estallido de grandes manifestaciones, la población salió a las calles a exigir servicios públicos de calidad y el fin de la corrupción2. Aunque menos publicitado también, se destacó por la intensa participación de líderes transmigrantes y entidades que actúan, junto a refugiados y migrantes, en la formulación de políticas públicas y, a nivel local, en mayo de 2013, después de años de luchas y en medio de la llegada de contingentes de haitianos, fue finalmente instituida por la alcaldía de São Paulo, la Coordinación de Políticas para Migrantes (CPMig); gran victoria, pues se convirtió en una política de gobierno para la población migrante en 2016. Una nueva ley de migración que focalizaba a los migrantes como sujetos de derechos, parecía finalmente ser una posibilidad concreta producto de recurrentes demandas de entidades y movimientos sociales en favor de la sustitución del Estatuto del Extranjero, creado en 1980 aún durante la dictadura (1964-1985).

Mientras el Proyecto de Ley, conocido como "Proyecto Lula", continuaba archivado en el Congreso Nacional, el Senado tramitaba un nuevo anteproyecto de ley de inmigración: el Proyecto de Ley del Senado nº 288/2013. También el Ministerio de Justicia había designado una Comisión de Expertos para la formulación de una propuesta más amplia, titulada "Anteproyecto de Ley de Migraciones y Promoción de los Derechos de los Migrantes en Brasil". La Secretaría Nacional de Justicia, como parte de esa propuesta creó, en el marco de la organización de la 1ª Conferencia Nacional de Migración y Refugio (COMIGRAR), el Comité de Seguimiento de la Sociedad Civil sobre las Acciones de Migración y Refugio (CASC-Migrante), del cual formé parte representando a la Asociación Brasileña de Antropología (ABA).

Esta I COMIGRAR, celebrada en 2014, fue planeada como un amplio debate público, capaz de ofrecer subsidios para la creación de políticas públicas para migrantes y refugiados y, su proceso de organización se constituyó en manifestación de democracia participativa, la inserción de una Feria Nacional de Enfrentamiento al Tráfico de Personas y Experiencias de Políticas Migratorias que en su programación oficial, no incluyeron ni siquiera, discusiones previas con los miembros del CASC- Migrante fue por lo menos, paradójico. Si la formulación del Anteproyecto de Ley de Migraciones y Promoción de los Derechos de los Migrantes, respondió a las demandas de los movimientos sociales, la inclusión de cuestiones relacionadas con el tráfico de personas, reflejó la alineación de Brasil a las políticas globales de combate al tráfico de drogas, al crimen organizado y al terrorismo internacional que se vigorizaron con mayor vehemencia después del 11 de septiembre de 2001.

A pesar de reconocer la relevancia de esa problemática que fue además objeto de varios talleres en el marco de esa I COMIGRAR, el Comité Migraciones y Desplazamientos de la ABA, coordinado por mí, consideró que la vinculación con una organización que lidera los esfuerzos transnacionales para combatir el tráfico de drogas, la delincuencia organizada y el terrorismo internacional, tenía el potencial de criminalizar la cuestión migratoria. Como nuestra evaluación fue hecha con base en investigaciones, decidimos manifestarnos contra el mantenimiento de esta Feria, cuya concepción, a nuestro entender, evidenciaba una contradicción entre el proyecto democrático participativo de COMIGRAR, basado en consultas previas y focalizado en los derechos humanos, y la pauta anti-tráfico de personas producida por agencias multilaterales y utilizada especialmente, por gobiernos del hemisferio norte, como instrumento de contención de la movilidad humana, el libre ejercicio de la prostitución y, en última instancia, de criminalización de la inmigración3.

Para aclarar y desarrollar mejor esta propuesta y las discontinuidades posteriores, sostengo que las confluencias y tensiones entre la migración y la criminalidad, al igual que entre los derechos humanos, el humanitarismo y la securitización, se han convertido en una parte sistémica del diseño de un régimen global del control de las migraciones, inmerso en un capitalismo altamente destructivo, basado en la acumulación por despojo (Harvey 2004), que ha ampliado las desigualdades sociales y creado contingentes de desposeídos (Sassen 2014). Así, mientras predominan las ideologías y la retórica basada en los "derechos humanos" y el humanitarismo, se producen categorías sociales y políticas de gobernanza tecnocrática de la securitización, criminalización y deshumanización de la pobreza. Con la intensificación de los desplazamientos sociales y ecológicos, expulsiones, brutalidad y precariedad de la vida humana, el control del movimiento de migrantes transnacionales, y refugiados, se ha convertido en una prioridad en las agendas públicas de las agencias multilaterales y los gobiernos nacionales. Del mismo modo el desplazamiento interno, ya sea por la eliminación de territorios o personas consideradas al margen del Estado, se ha convertido en el foco de las políticas públicas locales que reflejan las agendas multilaterales (Feldman-Bianco 2015, 2018).

En este escenario, me enfrenté con el desafío de examinar, desde una perspectiva global de migración y desplazamientos4, la relación y las tensiones entre, por un lado, las políticas globales que equiparan la migración indocumentada con el narcotráfico, el crimen organizado y el terrorismo internacional y, por otro, las políticas de migración y control de fronteras en Brasil, desde la era de Lula (2002-2010) hasta los primeros diez meses del actual gobierno de Bolsonaro que empezó en enero de 2019. Por lo tanto, comienzo este análisis cuando, paralelo a las demandas de migrantes transnacionales de Brasil y en Brasil, por una nueva ley de migración basada en derechos humanos, el gobierno de Lula accedió al régimen global de control de las migraciones como parte de sus acciones y estrategias para la transformación del país en un importante protagonista en el escenario mundial.

Migrantes Foto El País España

Entre los derechos humanos y el régimen global de control de las migraciones

Identifiqué entonces la adopción de diferentes políticas y escalas. Así, mientras en el nivel nacional el gobierno Lula (2002-2010) atendía las demandas de los movimientos sociales, encaminando un anteproyecto de ley de inmigración conocido como el Proyecto Lula, concediendo amnistía a los inmigrantes en 2009, y reconociendo los derechos de los así llamados brasileños en el exterior, invirtió a escala continental en UNASUR, reunió países cuyos dirigentes tendían más a la izquierda. Al mismo tiempo, la ratificación del Protocolo de Palermo (Decreto nº 5.017, de 2004), la resultante aprobación de la Política Nacional de Enfrentamiento al Tráfico de Personas y la suscripción al Convenio Internacional para la Supresión de la Financiación del Terrorismo (Decreto nº 5.640, (2005), alineaba a Brasil a las políticas globales de combate al tráfico de drogas, al crimen organizado y al terrorismo internacional y, por lo tanto, al régimen global de control de las migraciones.

En el Gobierno de Dilma Rousseff (2011/31 a 08/2016), las políticas de migración y fronteras, coordinadas por la Secretaría Nacional de Justicia, también mostraban diferentes procedimientos escalares. Por un lado, las iniciativas de formulación de un nuevo Anteproyecto de Ley de Migraciones y Promoción de los Derechos de los Migrantes en Brasil (Ordenanza nº 2.162/2013), tenían como referencia las políticas migratorias de Argentina y Uruguay, consideradas ejemplares. Al mismo tiempo, la I COMIGRAR propició amplia participación social de los migrantes y de los agentes que actúan juntos o estudian migración y refugio. Por otro lado, ese gobierno parece haber seguido más directamente que el anterior, las orientaciones de las organizaciones internacionales, como OIM, UNODC5 e ICPMD6, en lo que concierne a la (doble) protección a las personas migrantes y a las fronteras. Se han realizado fuertes inversiones en la política dirigida a enfrentar el tráfico de seres humanos y en la Estrategia Nacional de Fronteras (ENAFRON), interviniendo políticas de seguridad contra oponentes internos y de defensa nacional contra: enemigos externos, el crimen organizado transnacional, el tráfico de personas, el terrorismo que amenazan los espacios urbanos y la lucha anti drogas. Este énfasis en la securitización, moldeada en la agenda y formato de las políticas globales, contiene, como argumenta Hirata (2015) el potencial de colisionar con la economía y el sistema de intercambios locales. En el "desarrollismo" gubernamental vigente en la época, el interés recae predominantemente en los grandes proyectos hidroeléctricos y en el agro negocio, sin considerar los conocimientos tradicionales y sistemas de intercambio local, como ocurrió en la construcción de la Hidroeléctrica de Belo Monte y sus efectos nocivos en la organización social de las poblaciones tradicionales de su entorno (Pacheco de Oliveira e Cohn 2014).

Las tensiones entre derechos humanos y políticas de securitización también fueron parte integral del proceso de formulación de la nueva ley de migración que dio origen al decreto nº 9.199 de 2017. La versión de la ley aprobada en el Congreso Nacional fue esencialmente resultado de negociaciones entre movimientos sociales de/y/o que actúan junto a migrantes y refugiados y gobierno, incluida la policía federal. Así, a pesar del enfoque en migrantes como sujetos de derechos, el 40% de sus artículos se referían a la vieja noción de seguridad nacional del Estatuto del Extranjero. Sin embargo, la polarización entre los que estaban a favor y los que estaban en contra de la aprobación de la nueva ley, se intensificaron después de la deposición de Rousseff de la presidencia de la República y de las victorias del Brexit en Inglaterra y de Trump en los EEUU.

Es importante tener en cuenta que ya existía resistencias a la Nueva Ley, durante el Gobierno de Rousseff, en mayo de 2016, por ejemplo, la Federación Nacional de Policías Federales procesó una profesora universitaria italiana involucrada en actividades sindicales, con base en el Estatuto del Extranjero, aunque estuviera en contradicción con la Constituyente de 1988. En la época, eso parecía un episodio aislado, pero retrospectivamente constituye un indicio de las fuertes polarizaciones, cuando, ya en el gobierno de Michel Temer, la nueva ley estaba para ser votada en el Senado Federal. Junto con una petición en línea, activada por robotización contra la nueva ley “por abandonar la perspectiva de seguridad nacional del Estatuto del Extranjero”, movilizaciones en las calles de São Paulo, demandaban el veto integral del texto, debido al peligro de la islamización del Brasil y del terrorismo. La polarización demostró la yuxtaposición de la defensa del Estatuto del Extranjero combinada con el temor a las "nuevas amenazas", representadas por la ecuación entre migración indocumentada, tráfico y terrorismo.

La securitización y la criminalización de los migrantes

Las políticas del gobierno neoliberal de Temer, mezclando el tradicional autoritarismo de las élites brasileñas, antiguas nociones de seguridad nacional y el temor a las nuevas amenazas, reflejaron el giro a la derecha que estaba ocurriendo en el continente sudamericano y que se amplificó con la victoria de Bolsonaro. Así, las movilizaciones en torno a la sanción presidencial de la nueva ley intensificaron las polarizaciones en curso. Por un lado, el Ministerio de Relaciones Exteriores, junto a los movimientos sociales formados por inmigrantes, refugiados, Iglesia, academia y ONG, se posicionaron firmemente en pro de una sanción presidencial sin vetos. Por otro lado, el Ministerio de Defensa, Gabinete de Seguridad Nacional y la Policía Federal ejercieron presión en favor del veto de artículos que, supuestamente, constituían una amenaza para el control de las fronteras, la soberanía nacional y la seguridad de los nacionales.

Aunque la nueva ley mantuvo un foco en los derechos humanos, la sanción presidencial con 18 vetos, acentuó la securitización y la criminalización de los migrantes que continuaron siendo vistos como amenaza o problema. Entre los vetos, se destaca la amnistía para migrantes, la revocación de las expulsiones decretadas antes del 5 de octubre de 1988, la obligatoriedad de permanencia de migrantes ya residentes que hayan cometido delito en el país, la libre circulación de indígenas y poblaciones tradicionales entre fronteras. A pesar de las presiones de representantes de las organizaciones que actúan junto a migrantes y refugiados, incluso a través de una carta por la aprobación de la nueva ley sin vetos, firmada por más de cien entidades; la única consulta presencial dirigida a la sociedad civil fue realizada por el foro de participación social del Consejo Nacional de Inmigración (CNIg).

Como bien sintetizaron Acosta, Espinoza y Brumat (2016), el decreto de reglamentación de la ley, contradice la Constitución de 1988 al permitir la detención de migrantes indocumentados, mientras esperan expulsión. Además de delegar extensos poderes a la Policía Federal en la admisión, residencia y expulsión de no nacionales, el decreto no especificaba las condiciones para la concesión de residencia humanitaria a los no nacionales, dejando esa decisión a los Ministerios de Justicia, Trabajo y Relaciones Internacionales conjuntamente, en otra fase. Sin embargo, aunque representantes de la sociedad civil continuaron subrayando los avances logrados con el cambio de paradigma de la nueva ley y su foco en los derechos humanos; al mismo tiempo llamaron la atención sobre los "retrocesos" que pautaron el proceso de reglamentación. De hecho, el decreto de ley resultante de ese proceso regulatorio, apoyó e incluso subrayó la seguridad nacional y la judicialización de la migración, acarreando grandes desafíos a quienes luchan por los derechos humanos de los migrantes.

Además de dar continuidad a las políticas de securitización de fronteras de la gestión Rousseff, el gobierno de Temer federalizó y militarizó la escala local a través de la intervención, en la ciudad de Río de Janeiro, en lo relacionado con la "guerra a las drogas" y, a nivel estatal en el caso de Roraima, concerniente a la inmigración venezolana y a la protección de fronteras. En el proceso, amplió la inserción de Brasil en el combate global al tráfico de drogas, tráfico de seres humanos y terrorismo y, por lo tanto, en el régimen global de control de las migraciones. Más allá de aprobar una reforma laboral siguiendo la agenda neoliberal, al alejarse de los movimientos sociales y restringir la participación social, recordó el aforismo de Sergio Buarque de Holanda (1936): en Brasil "la democracia no pasa de un gran malentendido". No por casualidad, ese gobierno representaba el (viejo) nacionalismo y los intereses de la antigua y nueva derecha con sus demandas de políticas de securitización y militarización del país e, incluso, por el retorno del Estatuto de los Extranjeros. Pero, sorprendentemente, mientras el Consejo Nacional de Inmigración, con su composición tripartita, logró elidir durante veinte años (1996-2016) el anacronismo del Estatuto del Extranjero a través de la formulación, coordinación y orientación de la política de migración por medio de normativas basadas en decretos y resoluciones específicas, involucrando la solución de casos omisos, con la regulación de la Nueva Ley, hubo una militarización de la política migratoria.

En el caso de la intervención federal en Río de Janeiro, los asesinatos en marzo de 2018 de Marielle Franco, concejal del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y defensora de los derechos de los negros, de los habitantes de barrios marginales y homosexuales, y de su chofer, Anderson Pedro Gomes, expusieron la existencia de la polarización entre derechos humanos y políticas de securitización y militarización de la pobreza racializada. Esas muertes, definidas como "ejecuciones", apuntaron hacia una dirección, trillada por Colombia y México, en el avance de las milicias y paramilitares. Al mismo tiempo, la conmoción ante esta violencia institucionalizada y las continuas manifestaciones de repudio a esa violencia, tanto a nivel local como nacional e internacional, impulsan la lucha por la dignidad humana.

Migrantes Foto AAMundo

La política migratoria y la supresión de los derechos humanos

Si hubo bajo la presidencia de Temer una ocupación militar en Río de Janeiro y también en Roraima, desde el comienzo del gobierno Bolsonaro enfrentamos a nivel nacional, una escalada de la violencia estatal militarizada y policial: el avance de las milicias y la intensificación de la violencia estructural contra las mujeres, LGBTI, indígenas, negros, residentes de las periferias urbanas, inmigrantes racializados y otras poblaciones vulnerables. Sobre todo, en Brasil hoy, vivimos a diario con los intentos presidenciales de erosionar las garantías constitucionales y, en última instancia, desmantelar la malentendida democracia. Al igual que otros candidatos tiranos, Jair Bolsonaro, admirador fanático de la dictadura y la tortura, forma parte de una red transnacional de nacionalistas de extrema derecha, bajo la órbita de Steve Bannon, encabezada por Donald Trump con una fuerte influencia del astrologo y filósofo brasilero Olavo de Carvalho. Como Levitsky e Ziblat (2018) destacan, aunque esos gobiernos de extrema derecha llegaron al poder por la ruta electoral, paradójicamente usan las mismas instituciones de la democracia, gradual, sutil e incluso legalmente, para matarla.

Jair Bolsonaro fue elegido presidente del Brasil con un discurso de odio y anticorrupción, entrelazado con la defensa de los valores morales tradicionales, direccionado especialmente contra Lula y el Partido de los Trabajadores, en una coyuntura de recesión económica, arresto de Lula e intensa polarización derecha-izquierda. Aunque sin presentar un programa gubernamental, su plataforma combina la continuidad de una política económica neoliberal de reducción de derechos, ahora basada en el modelo chileno de los tiempos de Pinochet (1973-1990), con un paquete contra el crimen y anticorrupción, que conlleva el peligro de transformar el país en un Estado policial. Con el apoyo de las élites económicas, militares y de los grupos armamentistas, ruralistas y evangélicos, su gobierno favorece drásticamente el avance de un capitalismo altamente destructor, en perjuicio de: el medio ambiente, la ciencia, la educación, la tecnología, las instituciones democráticas y, los derechos humanos. Su modo de legislar mediante decretos y medidas provisionales, es cuestionado como "una forma de socavar la democracia desde dentro, mostrando poco aprecio por las reglas del juego democrático"7. No por casualidad, la mayoría de esas gestiones han sido refutadas judicialmente por violar la Constitución de 1988, incluidas sus principales promesas de campaña, como la de relajar la regulación sobre posesión de armas y el paquete contra el crimen, defendido por su Ministro de Justicia Sergio Moro8. Por lo tanto, se convierten en un campo de disputas a nivel institucional, ya sea dentro del alcance del Congreso Nacional, Senado Federal, Fiscalía Federal, Corte Suprema o Defensor Público, entre otros. La defensa de la constitucionalidad tiende a ser inducida por la presión de los movimientos sociales. Pero incluso cuando se suspenden sus decretos y medidas provisionales, la retórica de Bolsonaro y su uso de las redes sociales y de las Fake News, funcionan como una licencia para legitimar la securitización y la violencia, como la otorgada a la policía para matar, que ha resultado en un mayor número de muertes en las periferias urbanas. Hay igualmente una relación entre sus campañas por la posesión de armas y aquella en contra de la supuesta ideología de género y el aumento del feminicidio, así como entre los incendios causados en la Amazonia y el énfasis en la deforestación, criminalización y eliminación de las poblaciones indígenas y el desarrollo capitalista de la región. Esas acciones y estrategias, practicadas por un gobierno de las redes sociales, están promoviendo reveses sociales y una escalada de la violencia involucrando, así, la reducción de los derechos sociales y el exterminio de los desposeídos y de los que desafían los valores morales tradicionales: homosexuales, lesbianas y transgénero, muestra de una parte de los continuos intentos de destrucción del Estado de derecho.

La decisión del gobierno de Bolsonaro de disociar a Brasil del Pacto Mundial de Migración Ordenada, Segura y Regular, es parte de este escenario9. Representa su alineación con el nacionalismo exacerbado y las políticas draconianas de Trump y otros aliados de extrema derecha. Si bien los movimientos sociales señalaron la imposibilidad de proteger, simultáneamente, los derechos humanos y las fronteras territoriales, la salida de Brasil de este Pacto significó la supresión de los derechos humanos de la política migratoria a favor de la escalada de la securitización y criminalización de los inmigrantes, incluyendo los refugiados y, por lo tanto, el creciente control y vigilancia sobre quién puede cruzar las fronteras nacionales y permanecer en Brasil.

Los intentos del Ministro Sergio Moro de introducir cambios en la nueva Ley de Migración se subscriben a esta política de securitización y criminalización de la cuestión migratoria, convirtiéndola en un campo de disputa a escala nacional. Así, la inserción de cuatro adiciones diseñadas para endurecer las reglas sobre el ingreso de personas al país, a través de una enmienda al Proyecto de Ley 1928/2019, fue rechazada por los movimientos sociales en defesa de los inmigrantes, por herir: “los principios que guiaron el debate actual sobre la ley de migración, restableciendo la intención de ampliar el control de la migración, observando la inmigración desde la perspectiva de criminalización de las personas en movilidad”.10

Igualmente, su Ordenanza 666 de 25 de julio de 2019, instituyendo “el impedimento de entrada, repatriación y deportación de persona peligrosa o que ha cometido un acto contrario al principios y objetivos establecidos en la Constitución”, fue repudiada vehementemente, incluso por el Comité Migraciones y Desplazamientos de la ABA, por representar un ataque al Estado democrático. Esa legislación, que también fue cuestionada legalmente y sujeta a acción en la Corte Suprema Federal11, fue derogada por la Ordenanza 770/2019 de 11 de octubre de 2019, nueva instrucción del Ministerio de Justicia. Sin embargo, una nota pública firmada por 33 entidades de la sociedad civil manifestó que: La derogación de la Ordenanza 666 es un retiro bienvenido, pero aun así no es suficiente. La ordenanza 770 sigue siendo una afrenta a la Ley de Migración, ya que …además de llegar tarde, el retiro también es insuficiente y permanece en una lógica inadecuada para un estado de derecho democrático. Inadecuado ya que está más allá de la lógica constitucional el intento de enmendar lo que dice la Ley de Migración (Ley N ° 13.445/17), que es el resultado de un profundo debate nacional, por una mera ordenanza, que va más allá de las pautas legales cuando debería, solo y únicamente, estipular el flujo de procedimientos.12

Mientras continúan las movilizaciones contra la Ordenanza 770, la sociedad civil obtuvo una pequeña victoria con la terminación del proyecto de ley 1928/2019 en el Congreso Nacional. Según el blog MigraMundo, el autor de la versión original, que se refería únicamente a la intención de simplificar la emisión de visas para jóvenes inmigrantes interesados en trabajar y estudiar en Brasil, decidió cerrarlo, señalando que el gobierno lo usaría para imponer acciones en su interés sin el debido debate público.13

Las acciones del gobierno de Bolsonaro también penalizan a los refugiados. Dado el giro a la derecha de la geopolítica del continente, el refugio otorgado en 2003, a tres paraguayos acusados de secuestro (político), por temor a la persecución, fue revocado a solicitud del Presidente de Paraguay14. Este retiro ya está induciendo amenazas contra los refugiados de otros países y continentes, trayendo, al menos un caso en el que sigo, la imposibilidad de proseguir viviendo en Brasil. Asimismo, por razones geopolíticas, Bolsonaro mantuvo y continuó la militarización de la política migratoria del gobierno de Temer direccionada a los inmigrantes venezolanos que continúan llegando a Roraima. Percibidos como refugiados políticos de Venezuela por el gobierno brasileño y el ACNUR, los desplazados de un país gobernado por un “enemigo” pueden requerir refugio o residencia provisional pero no la visa humanitaria a la que, según la nueva Ley de Migración, tendrían derecho. Colocados en viviendas temporales que se asemejan a campamentos de refugiados, esos desplazados están sujetos a políticas de internalización, discriminación y xenofobia15.

Del mismo modo, los brasileños que viven en situación de indocumentados en el exterior, están siendo objeto de discriminación y arbitrariedad, aunque, bajo la nueva Ley de Migración, sea un deber constitucional del Estado brasileño, protegerlos en tránsito en el extranjero, de cualquier forma de violencia estatal en el país anfitrión16. Pero en desacuerdo flagrante con esta legislación, los informes de prensa indican que el actual gobierno está facilitando la deportación de brasileños de los Estados Unidos. Preocupado por esta noticia, ABA, a través de su Comité de Migración y Desplazamientos, envió una solicitud de aclaración al Ministerio de Relaciones Exteriores, teniendo en cuenta que:

“La supuesta cooperación entre los estados nacionales va en contra de los principios básicos de la circulación internacional de personas, que debe hacerse a través de rutinas administrativas que respeten el derecho de defensa de las personas en tránsito. En segundo lugar, la supuesta facilitación de la deportación por parte de los Estados Unidos, a cargo de la autoridad brasileña, viola el principio de protección del Estado brasileño a sus ciudadanos en el extranjero, lo que lleva a casos de deportación sumaria sin el debido proceso. (Por lo tanto) esta decisión del gobierno brasileño, si confirmada, además de señalar una sumisión indeseable a los intereses de Estados Unidos, revelaría una intención sin precedentes de dañar y criminalizar a los ciudadanos que, ante la crisis económica y el alto desempleo en Brasil, han estado buscando alternativas de vida y trabajo en otros países”.17

Hasta el momento no ha habido respuesta del Ministerio de Relaciones Exteriores a esta petición. Mientras tanto, en una coyuntura de recesión económica, con 12,5 millones de desempleados, aumento del trabajo informal, reforma laboral y de la recién aprobada reforma de pensiones basada en la experiencia chilena de reducción de derechos, la salida de los brasileños al extranjero solo tiende a multiplicarse. Si quienes pueden invertir en el extranjero consiguen adquirir fácilmente visas y derechos, las personas en situación indocumentada ni siquiera pueden contar con la protección del gobierno brasileño. Por cierto, aquellos que viven sin papeles en los Estados Unidos, por el contrario, deben mantenerse alejados de los consulados y embajadas de Brasil para evitar la deportación.

La actual coyuntura socioeconómica brasileña, marcada por la recesión económica, la flexibilización y precariedad del trabajo; la consiguiente reducción de derechos y protección social, el progresivo aumento de la securitización y criminalización de la pobreza y el alargamiento de los contingentes de desposeídos incluida su extirpación, expone un capitalismo devastador que se asemeja a la era colonial en términos de explotación, violencia y deshumanización. Por lo tanto, plantea no solo preguntas sobre quién tiene derecho a los derechos sino también, sobre quién tiene derecho a ser humano, y que esto no está restringido al Brasil.

Capitalismo global vs migraciones forzadas

Estos procesos de expulsión, despojo, securitización y criminalización, no son exclusivos de Brasil. Son el resultado de políticas y prácticas que condujeron a una mayor concentración de ingresos, poder y desigualdades sociales a través de la acumulación por desposesión. Se nutren de los movimientos temporales y espaciales del capitalismo global en la apertura de mercados y las consecuentes crisis causadas por la sobreacumulación de capital, que afectan la vida de las personas, generando migraciones y refugio debido a las guerras, impactos de proyectos de desarrollo en el campo y en la ciudad, y a la especulación inmobiliaria, entre otros desplazamientos que están siendo criminalizados.

Este análisis desde Brasil y desde el punto de vista de las migraciones y los desplazamientos, permite desplegar las políticas nacionales y globales que estimulan los avances de ese capitalismo desmedido. En conjunto, estas políticas han llevado a la reducción gradual de los derechos humanos y la protección social y al mismo tiempo, a la intensificación de la securitización y criminalización, incluida la violencia estatal, con respecto a las poblaciones vulnerables, ya sean migrantes, refugiados, pueblos indígenas, residentes de las periferias urbanas o los LGBTI.

Por lo tanto, los gobiernos de desarrollo de Lula y (especialmente) Dilma Rousseff implementaron políticas de inclusión y protección social al mismo tiempo que invirtieron en agro negocios y grandes proyectos hidroeléctricos y urbanísticos que produjeron desplazamientos y cambios en los modos de vida de las poblaciones tradicionales y periferias urbanas. Además, si bien respaldaron proyectos de ley basados en migrantes como sujetos de derechos, suscribieron políticas globales. El derrocamiento de Dilma Rousseff y el ascenso al poder de la derecha, permitieron el regreso de las políticas económicas neoliberales privatizadoras y la reducción de la protección social y de los derechos de los trabajadores; la desfiguración de la nueva ley de migración y la militarización tanto de la periferia urbana en la lucha contra las drogas (en el caso de Río de Janeiro), así como de la cuestión migratoria en lo que respecta a los inmigrantes venezolanos en Roraima en el contexto de cambios geopolíticos en el continente sudamericano.

La elección de Bolsonaro y sus intentos de destruir la democracia son el pináculo de los procesos que liberan el avance del capitalismo a través de políticas económicas neoliberales ortodoxas y la constitución de un Estado policial. En este sentido, su lema de gobierno: Brasil sobre todo también puede significar Capitalismo sobre todo, sin derechos humanos y sin protección social. En consecuencia, sus diversos decretos y medidas provisionales tienen objetivos específicos: facilitar la explotación, la violencia y la deshumanización, incluyendo, si es necesario, la disposición de las poblaciones vulnerables, como en la época colonial. Desde esa perspectiva, los incendios causados en la Amazonía, la criminalización de los indígenas y la negativa a demarcar sus tierras, se vuelven más comprensibles con la reciente solicitud del presidente del Instituto Brasileño de Turismo (EMBRATUR) que quiere que el organismo responsable de proteger los derechos indígenas en el país (FUNAI) ponga fin al proceso de demarcación de una reserva, que se encuentra en el sur de la Bahia y que pertenece al pueblo Tupinambá de Olivenza, para permitir la construcción allí de un hotel de lujo de una empresa privada, . Del mismo modo, aunque los inmigrantes que tienen capital y desean invertir en Brasil son bienvenidos, las personas indocumentadas son criminalizadas con medidas de deportación sumaria.

Ciertamente, la forma en que este gobierno legisla está siendo desafiada, y numerosas de sus acciones están detenidas debido a su inconstitucionalidad y la presión de los movimientos sociales temáticos, ya sea en defensa del medio ambiente, los problemas indígenas, la migración, la educación, la ciencia y la tecnología, el género, etc. Pero independientemente de si Bolsonaro logra o no terminar su mandato, desafortunadamente las marcas de sus intentos de destrucción permanecerán.

 

Referencias bibliográficas 

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Sprandel, M. A. (2018). Nova lei de migrações: avanços em um contexto de atraso. Rio de janeiro, in antropologia e a esfera pública no brasil ¨- 60 anos da associação brasileira de antropologia (org) souza lima, a.c de, j.b. Beltrão, a. Lobo, c. Casilho, p.lacerda e p. Osório, rio de janeiro: aba publicações/e-papers, , pp571-594. Disponible en este enlace

 

 

Palabras clave:

Migración, políticas globales, Brasil, democracia, derechos humanos.

 

Notas al pie:

1 Esta es una versión sintetizada y actualizada de mi artículo O Brasil frente ao regime global de controle das migrações: Direitos humanos, securitização e violências (2018)
2 Ver enlace.
3 Esa petición está disponible en este enlace.
4 A través de ese paradigma, nuestros estudios han indicado que las políticas de gobernanza actuales criminalizan protagonistas específicos, ya sean inmigrantes indocumentados, solicitantes de refugio, trabajadores sexuales en el mercado laboral internacional, o residentes de favelas y periferias urbanas Esta lógica de exclusión social, anclada en una racionalidad tecnocrática y en la producción de categorías sociales, cuyos componentes jurídicos y morales también implican interseccionalidades de raza, género, clase, descarta personas, lugares y bienes considerados innecesarios o amenazantes, negando, en el caso de las personas, el derecho a ser humano. Por lo tanto, crea contingentes de los desposeídos (Feldman-Bianco 2015, 2018).
5 Agencia de las Naciones Unidas para las Migraciones
6 Centro Internacional para el Desarrollo de Políticas Migratorias
7 “Governar por decretos é minar a democracia, Pacto por la Democracia, 31/05/2019. Ver enlace.
8 El ex juez que dirigió la extensa investigación sobre corrupción y lavado de dinero y condenó al presidente Lula
9 Fellet, João, Bolsonaro confirma saída de pacto de migração da ONU. Ver enlace.
10 Ver enlace. 
11 Ver enlace.
12 Ver enlace.
13 Ver enlace.
14 Ver enlace. 
15 Ver enlace. 
16 Ver enlace.
17 Ver enlace.
18 Ver enlace.

 

 

 

 

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7.MartaVilla

Marta Inés Villa Martínez

Ver perfil

Historiadora de la Universidad Nacional de Colombia y Magíster en Cultura de las Metrópolis de la Universidad Politécnica de Cataluña. Su experiencia académica e investigativa ha sido en campos como Las Migraciones, el desplazamiento forzado, violencia, políticas públicas y Memoria. Actualmente es directora de la Corporación Región.




Resumen

La Corporación Región aboca el tema migratorio en varios momentos y desde varias perspectivas teóricas y metodológicas. En este artículo se describen cuatro momentos de este trayecto e identifica las preguntas claves en cada uno de ellos: A comienzos de los años noventa, muy ligada a la investigación sobre violencia urbana se resalta la figura del migrante campesino y su acción de conquista y lucha por la ciudad. Luego, desde medidos de los noventa, reconocemos el fenómeno del desplazamiento forzado. No le llamamos migración por su carácter forzado y su asociación al conflicto armado. Así llegamos a la noción de Migración forzada, a la descripción de rutas migratorias, de trayectos, de políticas migratorias nacionales e internacionales; a identificar las relaciones y diferencias con otras formas de migración (económica, cultural). El último momento es el presente: Colombia es el principal lugar de destino de la migración venezolana. Nuestra historia había sido la de un país y una ciudad que expulsaba a su gente, no la de quien recibe. Este fenómeno, que por las características socio políticas del país vecino, no pareciera ser transitorio, nos genera nuevos retos investigativos y de acción colectiva. A 30 años, nuevas preguntas y perspectivas se abren.


Sociedades en Movimiento.
Migraciones y Desplazamiento Forzado

La Corporación Región nace con la necesidad de comprender las realidades y problemáticas que nos aquejan como sociedad. El poblamiento de la ciudad y especialmente lo que algunos denominaron “la colonización urbana” o la “segunda fundación”, propiciada por la romería de los habitantes del campo desde finales de los años cincuenta, por razones asociadas a la violencia, la pobreza o simplemente por la atracción que representaba la ciudad, fue una de esas realidades. Entre los componentes de la crisis que estalló a finales de los ochenta, estaba la insatisfacción del conjunto de demandas de inclusión y reconocimiento, de esta población. Así fue nuestro primer acercamiento a los temas migratorios y de movilidad humana; después vino el desplazamiento forzado; poco a poco comprendimos que más allá del tema humanitario, éste expresaba una modalidad de trashumancia que hacía mella en el mundo, la migración forzada, de la cual Colombia era una de sus máximas exponentes. Los acercamientos a este tema desde la investigación, la formación ciudadana y la incidencia pública, constituyen otras piezas de la reflexión y acción propuesta por Región en sus 30 años.

1. Momento uno: De campesinos a pobladores urbanos excluidos

Algunos de entre quienes fundamos la Corporación, veníamos del trabajo barrial y de los movimientos sociales urbanos; de ahí que, las preguntas por los procesos de poblamiento, la identificación del barrio como unidad socio espacial, en la que se reproducían las contradicciones de la sociedad y se generaban nuevas formas de habitar la ciudad; la valoración de grupos que demandaban acceso a recursos y bienes (económicos, sociales y culturales) fueran parte del equipaje inicial.

En este contexto, la caracterización socio espacial de las comunas, las historias de barrios, y la reflexión sobre las raíces de la violencia que aquejaba al Medellín de los noventa, nos acercaron, desde diversas ópticas, a las migraciones como componente central de la conformación de la ciudad contemporánea.

El termino migración asociado a la movilidad campo-ciudad, aparece por primera vez en “Medellín en zonas” (Naranjo, 1992). Allí se hace referencia a la procedencia de los habitantes reasentados en las zonas nororiental, noroccidental, centro oriental y centro occidental de la ciudad. A lo largo del texto se trabajan dos acepciones de este tipo de migración, una de carácter fenomenológico “movimientos migratorios”, otra que alude a la construcción del sujeto migrante “Migración campesina”. Se hablaba entonces de un fenómeno asociado a la movilidad humana ligada a la violencia de mediados del siglo XX y a las precarias condiciones de vida en el campo, así como de un reasentamiento marcado por la escases y el desarraigo, en una ciudad que no lograba insertarlos y que les empujaba a “reasentarse de hecho” en las zonas de mayor vulnerabilidad.

Otra vía por la que llegamos a esta reflexión fue la violencia urbana. La crisis de la década de los noventa y las altas cifras de homicidios, apremió la necesidad de indagar sobre sus causas. Sin duda alguna, la existencia de poderes armados, de redes criminales, del negocio de las drogas, explicaban una parte del fenómeno; pero bastó hurgar un poco para encontrar que, en su base estaba también, la existencia de un segmento importante de la población, mujeres y hombres que expulsados del campo por la violencia o por la pobreza y con demandas insatisfechas, habían llegado como migrantes rurales en el transcurso de tres décadas (60-70- 80). La prole de esta generación de migrantes, en buena medida, estaba nutriendo los grupos armados, lo que explicaba la alta tasa de homicidios, tal y como fue relatado en el texto “Subculturas del narcotráfico” (Salazar y Jaramillo, Cinep, 1996). Otros, totalmente apropiados e identificados con la ciudad que sus familias ayudaron a construir, sumaron su voz a la de quienes reclamaban para ellos posibilidades de futuro.

En este primer momento, la atención no se puso en la migración como problema, sino en el no reconocimiento y la exclusión de estos migrantes campesinos; nuevos pobladores urbanos que ayudaron a fundar la ciudad, y planteaban para ellos y sus familias, demandas de inserción y bienestar que no eran atendidas. Ellos hacían parte de una dinámica de movilidad presente en América Latina pero en Medellín, sólo lo pudimos ver, a partir de la pregunta por las causas de la violencia que, desde mediados de los ochenta, azotó al país y la ciudad.

2. Segundo momento: El desplazamiento forzado y las víctimas

Este tema estuvo relacionado, de manera directa, con el reconocimiento de un conflicto armado que se hizo visible desde mediados de los noventa. En el trabajo que se realizaba en zonas periféricas de la ciudad, nos encontramos con un nuevo sector poblacional, familias expulsadas del campo, que llegaban buscando refugio y, por lo general, en condiciones extremas de pobreza. Asuntos primordiales como el derecho a una alimentación básica, el acceso a la escuela o al sistema de salud, nos suscitaron otras preguntas: ¿Cómo hablar de derechos humanos con una población con todos sus derechos vulnerados?, ¿Cómo emprender procesos de formación y liderazgo ante la imperiosa necesidad de sobrevivir? ¿Cómo entender la ciudadanía con personas que, en muchos casos, no tenían ni siquiera cédula o registro civil y su documento más preciado era la carta de desplazado, emitida por una entidad pública y con la que podían recibir ayudas humanitarias? ¿Cómo focalizar esta población en sectores y asentamientos conformados por los llamados “pobres históricos”, igualmente vulnerados y excluidos? Estas preguntas interrogaron nuestros currículos y metodologías; las herramientas obtenidas de corrientes de la Educación Popular y pedagogías activas, en las que nos apoyábamos, fueron insuficientes. Las nuevas dimensiones de nuestra labor de acompañamiento, para el reconocimiento de la población desplazada en la ciudad fueron: el lugar de procedencia y la edad; las subjetividades y la memoria; el trabajo psicosocial, las afectaciones diferenciales por género y las resistencias y capacidades de estas personas para enfrentar y transformar los impactos del conflicto armado.

Una de las experiencias que sintetiza esta perspectiva fue La Rueca, un proceso de formación para la reflexión, la creatividad y la solidaridad con personas desplazadas. La Rueca, fue el símbolo que nos acompañó desde el inicio hasta el final. Buscamos con esta metáfora estética, unir las madejas del tejido social roto por la guerra pues, reconocíamos esa ruptura y la necesidad de recomponerlo, entrelazando acciones colectivas. Nos interesaba facilitar que cada sujeto se pensara de forma individual, repensara su proyecto de vida y tratara de resignificar los efectos del conflicto armado, siempre en relación con los demás. Cuarenta y cinco personas, en su mayoría mujeres entre los diecisiete y los setenta años, participaron del proceso cada domingo durante un año.

Además de su precaria situación, a las personas desplazadas les pesaba el estigma del que eran objeto. En una exploración realizada en la investigación sobre la construcción social del miedo (Villa y otras, 2003), encontramos que las identificaban con la guerra; entendiendo que ésta, se desarrollaba principalmente en el escenario rural, se las señalaba de traer la guerra a la ciudad: “si huyeron por algo será”; “quién sabe quiénes serán y por qué están aquí” se decía. La desconfianza y la sospecha eran el rasgo predominante de la relación entre esta población y la sociedad receptora que no se atrevía ni a mirar a los ojos de quienes, parados en los semáforos, portaban sus carteles: “Ayúdenme. Soy desplazado”.

Esta es tu casa

2.1. Una ciudad con nuevos habitantes y nuevos vecinos

Trabajar por el reconocimiento de esta población fue un propósito explícito de nuestro accionar. Para ello, acudimos al arte y a la comunicación pública: campañas como Tenemos Nuevos Vecinos y Esta es Tu casa1 , la contribución a la exposición Destierro y Reparación impulsada por el Museo de Antioquia2 y la puesta en marcha de una obra colectiva, producto del diálogo entre artistas y organizaciones de víctimas: el Bus de la Memoria3 , llamaron la atención sobre un fenómeno que había tomado una magnitud superlativa y aun así, seguía siendo marginal en las agendas sociales y políticas de la ciudad y el país. Lo más importante quizás, era ver en cada rostro el drama humano que había llevado a miles de personas a la ciudad, como única forma de protegerse y de intentar una nueva vida. Con estas acciones logramos: llamar la atención sobre su presencia en la ciudad, darles la bienvenida, ayudar a otros a comprender que, como nosotros, tenían derecho a quedarse en la ciudad, a ser bien tratados y a una ciudadanía plena.

Como parte de esta apuesta por el reconocimiento y por develar el rostro de la tragedia del desplazamiento, se produjo la serie audiovisual Multitud Invisible4 , bajo la dirección de Luigi Baquero. En las voces de sus protagonistas, se transitó el camino que habían recorrido las personas desplazadas hasta llegar a ocupar los bordes de la ciudad, caracterizados por la extrema pobreza; conocimos las demandas de educación y salud, no sólo de quienes llegaron del campo, también, de quienes eran desplazados en la misma ciudad; supimos de sus pérdidas y sufrimientos y, aprendimos de su capacidad de liderazgo, sus expectativas de futuro, su sueños.

De esta forma, a través del arte y la comunicación, la Corporación Región se la jugó por incluir en la agenda pública y gubernamental esta realidad, por ponerle palabra y rostro a un drama humanitario que no le era exclusivo, pues afectaba todo el país.

2.2. La agenda investigativa

Como parte de nuestra política de producción de conocimiento, desarrollamos diferentes proyectos de investigación que apuntaban a comprender un fenómeno que estaba transformando de manera definitiva, el rostro de las ciudades y evidenciando la debilidad institucional para su atención. Desde comienzos del 2000, hicimos parte del grupo impulsor de la Red de Investigación sobre Desplazamiento Forzado (REDIF) que apostó a construir una comunidad académica para debatir asuntos de orden teórico, ético y metodológico, además, para incidir en las políticas públicas que se adelantaron desde finales del noventa en el país5 . En este escenario compartimos las preguntas y los resultados de nuestra actividad investigativa.

El libro “Miedo y Desplazamiento” (Jaramillo y otras, 2004), resultado de un proyecto e investigación con personas desplazadas del Oriente y el Urabá, exploró sus trayectorias y recorridos hasta llegar a la ciudad, a través de ejercicios de memoria, por las redes sociales en las que se insertaban y por las representaciones que de esta población se hacía en las comunidades receptoras. Así, comenzamos a cruzarnos con el campo de los estudios migratorios. Por cerca de una década participamos en el Grupo de Migraciones de CLACSO6 , y establecimos un diálogo que nos permitió encontrar, tanto nuevos referentes teóricos y metodológicos, como las especificidades del problema que nos ocupaba. Efectivamente estábamos frente a una modalidad migratoria cuyos contextos eran la violencia y el conflicto armado en los que se producían. Con la noción de Migración forzada, encontramos la relación y, a su vez, la especificidad.

“Poniendo Tierra de por Medio. Migración forzada de colombianos en Colombia, Ecuador y Canadá” recogió los resultados de una investigación colaborativa con Flacso (Ecuador) y la UBC (Canadá) en la que comparamos las diversas modalidades de migración forzada: interna (intraregional e intra urbana) e internacional (Ecuador y Canadá). Así, nos aproximamos a otro tema de reflexión y debate: el refugio y las políticas para su atención.

Como parte de los estudios sobre la memoria, profundizamos en dos casos de desplazamiento forzado: el primero, en el oriente antioqueño municipio de San Carlos, zona rural ubicada en el complejo hidroeléctrico más importante del país; más del 90% de la población abandonó sus tierras por razones asociadas al conflicto armado, ocasionando un verdadero éxodo7 ; el segundo en la Comuna 13 de Medellín, publicado en el texto “La huella invisible de la guerra; Desplazamiento forzado en la Comuna 13”8 . Al acercarnos desde la perspectiva de la memoria, pudimos nombrar tanto las dinámicas de guerra en la ciudad, como uno de sus impactos más invisibilizados: el desplazamiento forzado dentro de la ciudad, y el desplazamiento rural, casi siempre provocado por delitos como asesinatos, amenazas, reclutamiento forzado y despojo, entre otros. Con este enfoque, nuestra mirada de las tipologías migratorias en Colombia, en este caso asociada a contextos de conflicto armado, se diversifica: ya no sólo se trata de la clásica migración campo-ciudad, sino, desde el punto de vistas de las trayectorias, de una migración intraregional, urbana e internacional.

Y nos interesamos en comprender y describir: los contextos de expulsión, los recorridos, los recursos empleados, las formas de recepción en las comunidades, las representaciones, los estigmas, las prácticas de inserción y, especialmente, las demandas de atención y reparación asociadas a la emergencia de un nuevo sujeto político: las víctimas. También, ha formado parte de nuestra reflexión en Región y en el intercambio con el campo de estudios sobre el tema, el retorno como parte de las trayectorias migratorias y de las medidas de reparación y restablecimientos de derechos de la población desplazada dentro y fuera del país.

2.3. La incidencia en políticas públicas incluyentes

La ley para la atención de desplazamiento forzado (Ley 387 de 1997) fue el resultado de la presión de organizaciones de derechos humanos, de víctimas y organismos internacionales que, en sintonía con los Principios Rectores del Desplazamiento Forzado (1996), apuntaba a reconocer el drama humanitario que padecían cientos de miles de personas, de manera silenciosa, y la obligación del Estado en su atención. También fue expedida por la decisión de diferentes administraciones locales, de asumir su responsabilidad y competencias respecto a la atención de las víctimas.

Para su implementación se crean instrumentos de política, una institucionalidad y un sistema nacional de atención que determinó también, las obligaciones y las instancias que en los territorios debían implementarse. La Corte Constitucional se convirtió en garante de los derechos de la población desplazada, y durante años, produjo una doctrina valorada “como uno de los aportes más sugestivos y novedosos al constitucionalismo contemporáneo” (Rodríguez y otros, 2010). En una de sus sentencias, admitió el incumplimiento sistemático del Estado a los mandatos de la ley, y reconoció la configuración de un Estado de Cosas Inconstitucional (Sentencia T-025 de 2004). Las organizaciones de la sociedad civil conformaron la Comisión de Seguimiento a la sentencia y desde allí produjeron una importante batería de indicadores para evaluar sus avances9.

Región se involucra en este campo desde el análisis de políticas públicas en las que se incluyen asuntos tales como: las representaciones políticas que los servidores públicos tienen sobre las víctimas y la constitución de las víctimas como sujetos políticos (Villa y otras, 2004) al incidir en el diseño de la política para la atención a la población desplazada a nivel local (acuerdo 049 de 2007) y departamental (ordenanza 006 de 2006) y apoyando los mecanismos de participación creados por la misma política; también, con el fortalecimiento de organizaciones sociales para el ejercicio de su liderazgo y agencia de sus derechos10. Y participamos en: procesos de elaboración de políticas locales y el avance en la conceptualización del fenómeno y sus víctimas, así como sus conexiones con el derecho a la ciudad que mejoraron los instrumentos de política. Se incidió en la implementación de los lineamientos trazados, especialmente en Medellín, primero con el acompañamiento en el diseño y puesta en funcionamiento de la antigua Gerencia de Desplazamiento de Medellín, y posterior Unidad Municipal de Atención a Víctimas, así como en la evaluación de desempeño de esta dependencia, con un estudio que condujo a la adecuación de algunas de sus principales líneas de trabajo: reconocimiento, reparación, retornos y reubicaciones.

Desplazamiento tomada de El Tiempo

El desplazamiento forzado, que llegó a contabilizar más de 8.000.00011 de desplazados internos y 25.45212 que cruzaron las fronteras en búsqueda de protección internacional, modificó de manera determinante el territorio nacional. La brecha entre el avance en la formulación de la política pública y su implementación, fue el dato relevante. Con la aprobación de la ley de víctimas y el proceso de paz, emergen otros referentes contextuales y las víctimas del desplazamiento forzado conforman un campo en el que se constituye un nuevo sujeto político.

A pesar de las demandas insatisfechas de atención y reparación, sus requerimientos se sitúan hoy, en el pleno derecho a la ciudad, esto es, a estar, a quedarse, a disfrutar de los beneficios del desarrollo y a incidir en su futuro. Ya no son nuevos vecinos; la ciudad les pertenece, al menos a una parte de ellos.

3. Coda. La pregunta por la migración venezolana

En estas tres décadas nos hemos ocupado, de manera prioritaria, de la migración forzada de colombianos, dentro y fuera del país. Aunque el contexto del conflicto armado ha cambiado, el desplazamiento forzado se sigue produciendo desde algunas regiones y, muchas de las demandas de inclusión y reconocimiento siguen latentes, por lo que seguirán siendo relevantes en las agendas investigativas, sociales y políticas.

A esto se suma un nuevo fenómeno: la migración desde Venezuela hacia Colombia. Se calcula que 1.400.000 personas han llegado y que, al menos la mitad se encuentra en situación irregular. Muchas son de origen venezolano, otras son colombianas que, después de décadas de vivir allá, retornan. Nunca antes el país había sido un lugar significativo para la admisión de migrantes extranjeros, por lo que este escenario, genera un conjunto de preguntas sobre la atención, la recepción y las posibilidades de reconocimiento e inclusión.

Tal como sucedió con migrantes colombianos que llegaron a otras ciudades o países, buscando protección, una parte de la sociedad les responde con actitudes xenófobas. El ambiente político y el drama humanitario que se vive en Venezuela, hace pensar que se trata de circunstancias que tardarán décadas en tramitarse, pues no se trata de asuntos coyunturales.

A Región, como organización democrática, le corresponderá en los próximos años, poner por obra los aprendizajes sobre la migración forzada de colombianos y ayudar a entender esta nueva realidad, para incidir en las políticas públicas y en las representaciones sociales que sobre la migración se tienen. Y ayudar a otras personas a decir colectivamente a los hermanos venezolanos: ¡Esta es tu casa!

 

Listado de publicaciones sobre desplazamiento forzado registrado en Colciencias


Rostros del miedo: Una investigación sobre los miedos sociales urbanos 2003 Libro completo. Resultado de investigación
Miedo y desplazamiento: experiencias y percepciones 2004 Libro completo. Resultado de investigació
La percepción social de los desplazados. Un asunto de política pública 2004  Artículo en revista especializada
Estar juntos: un antídoto contra el miedo 2004 Artículo en revista especializada
El desplazamiento en Colombia. Regiones, ciudades y políticas públicas. 2005 Libro completo. Resultado de investigación
Desplazados: entre víctimas, peligrosos y resistentes a la guerra. Percepciones sociales y políticas públicas 2005 Capítulo de libro. Resultado de investigación
El oficio de investigar sobre y en contextos de desplazamiento forzado. Preguntas, dilemas, aprendizajes éticos y metodológicos 2006 Capítulo de libro. Resultado de investigación
Reflexiones sobre ética en investigación social desde una organización no gubernamental 2006  Capítulo de libro. Resultado de investigación
Desplazamiento Forzado en Colombia. El miedo: un eje transversal del éxodo y la lucha por la ciudadanía 2006 Artículo en revista especializada
Migración forzada de colombianos: Colombia, Ecuador, Canadá  2007 Libro completo. Resultado de investigación
La experiencia del desplazamiento forzado en Urabá y el oriente antioqueño (1998-2006) 2007 Artículo en revista especializada
Migración forzada de colombianos : Colombia : v1 2007 Capítulo de libro. Resultado de investigación
Representaciones sociales y políticas públicas. Una lectura de su relación con las políticas de restablecimiento y reparación 2007  Capítulo de libro. Resultado de investigación
Poniendo tierra de por medio. Migración forzada de colombianos en Colombia, Ecuador y Canadá 2008 Libro completo. Resultado de investigación
Las variaciones del desplazamiento interno. Una mirada comparativa de los desplazamientos intraregional e intraurbano 2008 Capítulo en libro. Resultado de investigación
Lo que va del desplazamiento al refugio. Una mirada a las políticas de refugio y desplazamiento en Colombia, Ecuador y Canadá 2008 Capítulo de libro. Resultado de investigación
Las fronteras del no reconocimiento : los colombianos en situación de refugio en Ecuador 2008 Capítulo de libro. Resultado de investigación 
Políticas públicas sobre desplazamiento forzado en Colombia: una lectura desde las representaciones sociales 2008  Capítulo de libro. Resultado de investigación
Narraciones sobre la experiencia del Éxodo. El caso del desplazamiento forzado en la Comuna 13 2008 Artículo en revista especializada
Desplazamiento intraregional : entre el destierro y la inserción precaria 2008  Capítulo de libro. Resultado de investigación
Contextos explicativos del desplazamiento interno y del refugio de colombianos en Ecuador y Canadá 2008  Capítulo de libro. Resultado de investigación
El desplazamiento forzado intraurbano: negación del derecho a la ciudad 2008  Capítulo de libro. Resultado de investigación
Nómadas en el interior de la ciudad o la expresión del "rodar": una lectura del desplazamiento intraurbano en Colombia 2009 Artículo en revista especializada
El conflicto armado afecta todas las esferas : implicaciones del conflicto armado en la comuna 13 2009 Artículo en revista especializada
Migración forzada: la otra cara de la migración internacional 2009 Artículo en revista especializada
La migración forzada de Colombianos : Colombia, Ecuador: miedo, memoria y representaciones sociales 2009 Capítulo en libro. Resultado de investigación
Desplazamiento dentro de la ciudad: Colombia 2010 Artículo en revista especializada
La construcción social del sujeto migrante en América Latina. Prácticas, representaciones y categorías 2011 Libro completo resultado de investigación
El Destierro en Medellín 2011 Capítulo de libro. Resultado de investigación
Desplazados y refugiados: entre ser, merecer y ocultar su situación. A propósito de la migración forzada de colombianos en Colombia, Ecuador y Canadá 2011  Capítulo de libro. Resultado de investigación
San Carlos: Memorias del éxodo en la guerra 2011 Libro completo. Resultado de investigación
La huella invisible de la guerra. Desplazamiento forzado en la Comuna 13 2011 Libro completo. Resultado de investigación
Entre rodar y estar caído. Desplazamiento intraurbano y su incidencia en la redefinición de identidades y alteridades 2012  Capítulo de libro. Resultado de investigación
Memorias desde el retorno : sistematización de las prácticas de memoria, impulsadas en los programas de retorno al municipio de San Carlos, Antioquia, 2009 y 2013 2013 Libro completo. Resultado de investigación
Forced Migration of Colombians: a relational perspective 2014 Capítulo en libro. Resultado de investigación
El retorno en contextos de migración forzada: entre la fuerza del terruño y la fragilidad del regreso 2014 Artículo en revista especializada
Conflictos y violencias: despojo y desestabilización de hábitats y territorios 2016 Capítulo de libro. Resultado de investigación

 

Referencias bibliográficas

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Villa, Marta, Sánchez, Luz Amparo y Jaramillo, Ana María (2003). Los rostros del miedo. Una investigación sobre los miedos sociales urbanos. Medellín. Corporación Región.

Villa, Marta, Jaramillo, Ana María. y Sánchez, Luz Amparo. (2004). Miedo Y Desplazamiento: experiencias y percepciones. Medellín. Corporación Región.

 

 

Palabras clave:

Sociedad, ciudad, migración, desplazamiento forzado, inclusión social, víctimas.

 

Notas al pie:

1 Ver: Salazar, Marta. Arte para develar esas otras realidades
2 A propósito ver: González, Lucia. Desterrando la indiferencia, recuperamos nuestra dignidad.  
3 Sanchez, Luz Amparo: El bus de la memoria; un ejercicio de memoria colectiva. Una descripción de estas campañas puede verse en: Revista 58 Desde la Región. Arte y reconciliación
4 La serie está compuesta de 5 videos: “Esta es tu casa”, “Donde comen uno comen tres comen seis? , “No se lo deseo a nadie” , “Nos tocará” 
5 Textos producidos por Redif: Bello, 2006
6 En este grupo se produjeron dos libros que dan cuenta de esta producción y de este diálogo: Las migraciones en América Latina / compilado por Susana Novick. -1a ed.- Buenos Aires: Catálogos, 2008. Y, Bela Feldman-Bianco, Liliana Rivera Sánchez, Carolina Stefoni, Marta Inés Villa Martínez (Compiladoras) La construcción social del sujeto migrante en América Latina. Prácticas, representaciones y categorías. CLACSO - FLACSO – UAH, Buenos Aires, Quito,Santiago, 2011, 366
7 San Carlos, memorias del éxodo en la guerra. Disponible en este enlace
8 La huella invisible de la guerra. Disponible en este enlace.
9 Corte Constitucional (2008) Indicadores de Goce Efectivo de Derechos. En: Auto 116 de 2008.
10 La institución acompañó la caracterización de las organizaciones inscritas en las Mesas Municipales de Participación en Medellín (2013) y Antioquia (2014)
11 Registro Único de Víctimas. Corte a 1 de septiembre de 2019.
12 Registro Único de Víctimas. Corte a 31 de julio de 2019

 

 

 

 

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