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Miércoles, 20 Noviembre 2019 17:00

Subjetivación y democracia: la potencia de la vida



1.AnaJaramillo

Antonio Javier Jaramillo Alzate

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Historiador, Magister en Historia. Hizo parte del programa de Migraciones y Derechos Humanos de Corporación Región en el periodo 2005 – 2010.




Resumen

La problematización del campo de las subjetividades en Colombia comienza a realizarse desde los años 90 del siglo XX. La formulación de una nueva Carta Política en 1991 lanza la pregunta por las ciudadanías a formar; la educación escolar es interpelada acerca del sujeto ciudadano al tiempo que se implementan procesos de educación social con el objeto de “construir sujetos políticos democráticos”. Desde el lado de la academia surgen grupos de estudio problematizando el cuerpo, la sexualidad, el género y la raza, el desarrollo moral. Es en este contexto que el trabajo de Corporación Región se desarrolla y que lleva a preguntarse por las direcciones de sentido en su quehacer respecto a tres grupos poblacionales claves en su historia: jóvenes, maestros/as, víctimas del conflicto armado.


Subjetivación y democracia: la potencia de la vida

 

“… que el yo de cada uno se intercambie en el yo común, dispersándose.”
Germán Espinosa. La tejedora de coronas.

Problematización

Se me ha convocado a escribir sobre “nuevas subjetividades” y la relación de Corporación Región con este campo de análisis social. No resulta fácil transitar por este abordaje sin considerar las condiciones que hacen posible esta invitación puesto que hoy sabemos que ningún “objeto” de conocimiento es natural, sino histórico (discontinuo) y contingente. En últimas, el concepto de subjetividad es, también, una producción social geo-históricamente referenciada; por lo mismo no existen conceptos a priori, universales y únicos, dados de una vez y por siempre.

Pero, además, los conceptos emergen al calor de luchas de poder, y el campo del sujeto y la subjetivación no están exceptos de ellas. Si las instituciones agencian saberes, discursos y prácticas, si además están situadas en una red de relaciones de poder, un análisis institucional de Corporación Región debería preguntarse, entre otras cosas, por las maneras en que históricamente instauró una relación con la población objeto de su intervención. ¿Cómo sus discursos, prácticas y localización estratégica en el campo de la ayuda humanitaria y al desarrollo, incidieron en el contorneo y subjetivación de los cuerpos a quienes dirigían sus acciones?, ¿eran fuerzas tristes, adoloridas, tanáticas? o por el contrario, ¿eran fuerzas de la alegría que buscan potenciar la vida desde la creación y la libertad colectivas?; ¿hace una década, dos décadas, las academias y las organizaciones sociales en Colombia cómo articulaban o modulaban el saber sobre la subjetividad?, ¿qué hace que una institución, cuya misión está instalada en el campo de las “intervenciones sociales”, se pregunte hoy directamente por las subjetividades contemporáneas y su hacer respecto a ellas?

Perspectivas

Para sintetizar diré que existen dos perspectivas de comprensión en este terreno: una, delimitada por la relación sujeto – subjetividad, que hace relación al sujeto como entidad estable, universal y homogénea. El ser es atribuido con categorías que expresan estados del ser, de ahí que se exprese en términos identitarios que organizan, jerarquizan y homogenizan. Por ejemplo: ser joven, ser víctima, ser mujer, etc. Esta perspectiva identitaria puede decirse que remite a la autoridad y al autoritarismo: usted es esto, aquello, sin oportunidad de reproche.

La otra perspectiva hace parte de la filosofía de la diferencia y considera que el sujeto está en devenir permanente, las categorías identitarias son construcciones socioculturales emanadas de una voluntad de poder. Por eso en esta perspectiva lo que existen son modos de subjetivación por los cuales se normalizan y estandarizan los cuerpos. De ahí que la tarea sea la del análisis crítico que lleva a develar los poderes que instituyen ese llamado sujeto (saberes, prácticas, instituciones) y, resistirse a ellos desde la des-identificación, buscando posibilidades de invención que instituyan estilos de vida colectivos y ecosóficos2; tarea nada fácil si se considera el tejido de creencias heteropatriarcales3 encarnadas en el ser sujeto. Esta segunda línea de problematización es en la que este texto se localiza.

Para que se entienda, retomo las categorías identitarias ya referidas. Una lectura crítica de ellas encuentra que el discurso de la inclusión de poblaciones marginadas llámense mujeres, jóvenes, afro, se sostiene en una lógica logo-racista- patriarcal. Somos “nosotros”, el Centro quienes nos dirigimos a “vosotros” y decidimos incluirles, incluso ya habíamos decidido que estaban excluidos. La operación que aquí se hace es la de capturar las fuerzas de la creación presentes en la subjetividad e investirlas identitariamente para que sean instrumentalizadas por el mercado; pero no solo se captura su fuerza de trabajo sino toda su existencia vital.

Corporación Región entre contextos

En los años setenta se hace palmario un proceso de crisis económica que en Antioquia se evidencia con el inicio de la desindustrialización de las empresas textiles, al tiempo que la economía ilegal del narcotráfico emerge. Hay aquí el crisol de lo que sería una “nueva época”, pues a nivel mundial y latinoamericano en los años 80 emerge una racionalidad diferente a aquella de la sociedad disciplinaria con sus discursos de nación y patria, esta nueva racionalidad es el neoliberalismo. Así, se formula lo que podría denominarse un dispositivo democratizador en el cual las formulaciones sobre el desarrollo se redibujan introduciendo el concepto de democracia.

Se dice entonces, que no hay desarrollo sin democracia, perfilándose la gobernanza como una nueva manera de gobernar oponiéndose al concepto de gobernabilidad. Empiezan a jugar nuevos valores que irán configurándose en estrategia democratizadora de la sociedad, junto a una subjetividad individualista y consumidora. La participación, los derechos humanos, el reconocimiento de nación multicultural, valores como la tolerancia, la responsabilidad, la reflexión crítica se anuncian como los valores que, en Colombia, contrarrestarán la violencia que comienza a arreciar, según los diagnósticos del momento, y conectarán a la nación con el mundo globalizado. Una huella de esta nueva racionalidad es la reforma curricular de 1984 formulada desde la idea de la educación para la democracia dejando atrás la educación cívica4 y también, la misma creación y multiplicación de ONG5 que toman como su campo de trabajo la democratización de la sociedad.

La Carta Política formulada en 1991 lanza la pregunta por las ciudadanías a formar; la educación escolar es interpelada acerca del sujeto ciudadano al tiempo que se implementan procesos de educación social con el objeto de “construir sujetos políticos democráticos”. Desde el lado de la academia surgen grupos de estudio problematizando el cuerpo, la sexualidad, el género y la raza, el desarrollo moral. Es en este contexto que nace Corporación Región y se desarrolla su apuesta política.

Sujeto neoliberal y política

Hasta la década de 1970 la lógica de análisis y de acción política se orientaba por la concepción de la lucha de clases que establecía a la clase obrera como sujeto de la transformación social hacia el socialismo; las contradicciones capital trabajo permitían sostener este paradigma. Pero, además, el capitalismo industrial se interrelaciona con una racionalidad de relacionamiento sociopolítico que es la biopolítica, que se expresó en el control sobre la vida individual y poblacional desde el disciplinamiento de los cuerpos en un orden jerarquizado que buscó la obediencia y la productividad.

Desde los años setenta del siglo XX comienza a visibilizarse una transformación del orden económico y político predominante en el mundo. Se presentan, al menos, dos situaciones: una, es el desencanto en América Latina, con la revolución y el surgimiento de la democracia como opción de cambio de la sociedad. La democracia se constituyó en una racionalidad extensiva a diversas prácticas sociales, políticas y económicas que colocó en tensión la resignificación que hizo de ella el neoliberalismo en términos de gobernanza (democracia como procedimiento) y la aspiración a la democracia por el campo popular (democracia como estructura, radical); de aquí el concepto del dispositivo democratizador en tanto racionalidad micropolítica y macropolítica que cataliza los conflictos sociopolíticos.

Un indicador de este giro del socialismo como proyecto emancipador a la democracia es la realización de la “Conferencia sobre «las condiciones sociales de la democracia» que organizó el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) en 1978 en Costa Rica.” (Lechner, 1988). El mismo Lechner relata en 1985 la manera como se construye el dilema de la izquierda latinoamericana entre socialismo o democracia en los años 80:

También en América del Sur las izquierdas sufren una crisis de proyecto. […] La idea de una sociedad socialista pareciera haber perdido actualidad. […] En este contexto de disgregación, pensando a partir de la derrota, es en buena parte mérito de intelectuales de izquierda haber planteado la democracia como la tarea central de la sociedad. La construcción del orden social es concebida como transformación democrática de la sociedad. (Pág. 24)

La segunda situación, que es correlativa a la primera, es la configuración de una nueva forma de poder y dominación: el neoliberalismo. En la opinión común se extiende la idea de que el neoliberalismo se refiere a la preponderancia del mercado sobre el Estado y la privatización de todos aquellos derechos que de alguna manera se garantizaron en el Estado de bienestar. Sin embargo, diversos estudios proponen que el neoliberalismo configura una racionalidad, visión del mundo, en el que la “Empresa” se constituye en el paradigma que configura las relaciones sociales y políticas hoy. (Ver: Laval y Dardot, 2013; Brown, 2017).

El sujeto del neoliberalismo es el emprendedor o sujeto empresa que hace suyos los deseos de los accionistas de la empresa para la que labora. Al sujeto emprendedor se le promete autonomía y libertad, pero ellas están sometidas a su propio rendimiento y eficacia, valorados continuamente por procesos de evaluación que involucran los accionistas, la empresa y sus clientes. Así mismo, este sujeto está sometido a la máquina de servidumbre del consumo que le señala qué y cómo desear, eso sí, es imperativo el goce. La nueva ecuación del sujeto es la producción y el goce de sí mismo, rendimiento y libertad-felicidad en el consumo. Si la disciplina implicaba todo un trabajo de acciones sobre el propio cuerpo, la población y las relaciones de estos con el medio que habitan desde la biomedicina, ahora, en la sociedad neoliberal el gobierno sobre los sujetos se establece a distancia, de ahí la importancia de la comunicación, la publicidad y la psicología. Pasamos de la sociedad panóptico a la sociedad sinóptico en la que toda la sociedad observa una vida que convierte en modelo de su propia vida: reality, farándula, influenciadores de opinión, etc.

Es importante destacar que la construcción del sujeto empresarial o del emprendimiento es posible por la confluencia de discursos y prácticas procedentes de la economía y las ciencias de la conducta (campo psi) que le definen sus atributos: ser competitivo, responsable de sí y autosuficiente, concebirse como capital humano en constante formación y construcción de sí mismo para mantener su valor e incluso incrementarlo. La consigna neoliberal es la misma de los manuales de autoayuda: “no busques responsables fuera de ti mismo”. No en balde la actualidad del coaching para el diseño de proyectos y estilos de vida, formar en la auto responsabilidad y toda la modulación del discurso psicológico en la vida cotidiana6 y aún en procesos de formación o educación social. En este último sentido también llama la atención la manera como el Estado intervino procesos originados en las pedagogías críticas, como la educación popular, para operar sus estrategias educativas. Para ello introdujo modificaciones conducentes a la formación de ciudadanía republicana, anestesiando la dimensión política, dando mayor lugar al individualismo y confundiendo la acción colectiva con el trabajo en equipos. Al respecto puede consultarse el modelo educativo desde el cual la alcaldía de Medellín orienta sus procesos educativos7.

El neoliberalismo emerge en el contexto del desplazamiento del predominio del capital industrial por el capital financiero, con lo que el predominio de la contradicción capital trabajo es desplazado por la economía de la deuda y con ello el conflicto se plantea en el par acreedor deudor, sostenido en la promesa de pago del segundo, al decir de M. Lazzarato (2013). Si hasta este momento el crédito era una práctica estatal y empresarial, ahora todas las personas son bancarizadas; sus deseos son capturados por la máquina crediticia que garantiza al individuo la materialización de aquellos deseos previamente instalados en su vida por el dispositivo de consumo.

Con esta nueva configuración del capital las luchas resultan incomprensibles en términos de la dialéctica8 porque la lucha de clases se vuelve inoperante en las nuevas condiciones. Los deudores no tienen clase, hacen parte de todas las clases, además, el sistema financiero ya no puede confrontarse de la misma forma que puede hacerse desde la fábrica; entre otras cosas, porque la comunidad sólo existe como simulacro, expresado en las redes sociales a través de sus likes. Este sistema de dominación del endeudamiento es presentado así por Lazzarato (2013):

La relación entre acreedor y deudor refuerza los mecanismos de explotación y dominación de manera transversal porque no hace distinción alguna entre trabajadores y desempleados, consumidores y productores, activos e inactivos, jubilados y beneficiarios del salario mínimo.

En Argentina, el profesor Alexandre Roig (30 de septiembre, 2018), siguiendo a Lazzarato en su crítica a la lógica de la dialéctica marxista, propone que las luchas políticas de esta contemporaneidad se desarrollan por desplazamiento y no por confrontación en términos de la lucha de clases. Para explicar su planteamiento recurre a las luchas feministas y decoloniales, en ambos casos lo que se busca no es la sustitución de un eje de dominación por otro; por ejemplo, que las mujeres sean quienes dominen, sino el desplazamiento de la lógica del poder patriarcal presente en el conjunto de las relaciones sociales; o en el caso decolonial el desplazamiento del poder blanco.

El lugar de la experiencia

A modo de visualización de posibilidades críticas y de creación de acciones de resistencia a las pulsiones tanáticas del mundo, o mejor, a la necropolítica instalada en el ejercicio de gubernamentalidad en nuestro país, presento los ejercicios experimentales realizados en el programa de Migraciones y Derechos Humanos de Corporación Región durante el periodo 2005 y 20109. El enfoque propuesto de análisis crítico de los modos de subjetivación sirvió de base teórico conceptual y metodológica para el diseño de los procesos educativos.

La premisa inicial fue que no eran suficientes las lecturas macropolíticas, que leen el mundo como una exterioridad objetivada por un sujeto rey, desconocedoras de la micropolítica, es decir de la esfera de constitución de las subjetividades situadas. Se concibió entonces que una búsqueda emancipatoria10 de los sujetos debía transitar por entender la formación como una experiencia de trabajo sobre los mismos cuerpos encarnados por imaginarios que capturaban y vampirizaban la vida.

Llamo entonces algunos de los referentes que entonces esbozábamos como colectivo de trabajo:

El cuerpo: Entendiendo el cuerpo como el plano donde se manifiestan todas las fuerzas (políticas, sociales, económicas, eróticas, etc) (Pabón, 2001), el que permite relacionarnos con el cuerpo como dispositivo transformador, en este punto el llamado de atención se centra en la necesidad de lograr disponibilidades diferentes desde el cuerpo y la mente a las aprehendidas y socializadas. Retomando a Beatriz Ángel, integrante del equipo de trabajo, es reconocer la flexibilidad corporal como una cualidad y un atributo del cuerpo, que nos hace creativos, resistentes, y persistentes. Creativos en cuanto nos permite la posibilidad de descubrir otras formas de movimientos y posicionamientos del cuerpo, connaturales a cualquier cuerpo, y no dependientes de las formas del mismo.

Diferenciamos dos disposiciones corporales: cuerpos sujetos y cuerpos sometidos. Éstos, son victimizados, despreciados, consideran que no pueden se sujeto de derechos, mucho menos exigirlos. En últimas cuerpos estigmatizados y segregados por diversas fuerzas sociales de sometimiento que convergen en una misma persona, y que no estamos seguros de constituir un solo cuerpo11: sexualidad (heterosexualidad), género (patriarcado), raza (blanca), oficio (intelectual, financiero, creativo, burócrata), lugar (centro), economía (riqueza). Ahora bien, el cuerpo es la materia en la que se encarnan las subjetividades y las hacen visibles socialmente.

Las Subjetividades y el reconocimiento identitario: Entendiendo las subjetividades como campos de fuerza ordenados por relaciones de poder inmanentes al orden sociopolítico y que son actualizadas permanentemente desde la experiencia y posibilidad de libertad de cada sujeto. El proyecto se sitúa en el intersticio del régimen social y la libertad individual para la resignificación de los cuerpos, las subjetividades, las identidades e imágenes que las personas construyen de sí mismas, sus atributos, sus señales distintivas. Estas son afectadas a causa de la violencia y el desplazamiento forzado por la violencia política, al perder sus prácticas cotidianas ligadas con la alimentación, el trabajo, el territorio, las prácticas culturales y los roles sociales, al ser afectado su estatus, lenguajes, formas de transacción, solidaridad y reciprocidad.

La memoria: partimos de la función liberadora de la memoria, la necesidad y posibilidad de nombrar y sentir, en especial cuando esto no ha sido permitido (el dolor, el miedo, la angustia, la desesperanza). Es una intervención psicosocial que implica recordar las pérdidas, los miedos, hacer duelo de los hechos para darles una salida creativa y liberadora, es decir poner en relación el pasado con el futuro a través del presente (Uribe, 2005). Permitir reconstruir los proyectos de vida personales, para poder construir a su vez proyectos colectivos.

El proceso de formación utilizará una metodología abierta, flexible, problematizadora, construida colectivamente partiendo del reconocimiento de la experiencia y de las lógicas situacionales (socio praxis, la IAP) planteadas por los y las participantes, reconociéndolas a través de la palabra, el gesto, lo escrito, entre otros, que nos permita reflexionar, imaginar, recrear y construir colectivamente el currículo.

Cada sesión cuenta con estrategias didácticas que permitan fortalecer y potenciar las competencias lecto-escritoras y de matemáticas, para mejorar sus niveles de comunicación se desarrollaron ejercicios de motricidad fina, de memoria, de lectura, escritura, entre otros.

Construcción de un espacio de encuentro, que posibilite reflexiones desde la experiencia personal, la cotidianidad y cuerpo, para ello se establecieron elementos de forma como: ambientes propicios, donde lugares, la música, la comida, el rito, el baile, las imágenes, la ambientación ocupan un lugar central.

Encuentros que permiten tiempos para el ocio, la tranquilidad, la reflexión, el descanso, el goce, la recreación y el reencuentro de los cuerpos, así mismo, momentos de formación frente a temáticas específicas, según el currículo construido colectivamente.

El grupo poblacional hacia el que se dirigieron las acciones de Corporación Región se definió como: víctimas de desplazamiento forzado por el conflicto armado, mujeres y hombres, heterosexuales, campesinos/as, mestizos, pobres, rurales, analfabetas. La tarea fue entonces, provocar en esos cuerpos las posibilidades de que se configuraran como cuerpos sujetos de derecho, pues en su mayoría asumían, desde su constitución sociopolítica y psíquica, que no eran merecedores de derechos. Esto significó incitar la formación de subjetividades desde los órdenes: de la letra (alfabetizar), urbano (cohabitar un nuevo territorio, derecho a la ciudad), civilizatorio (reconocimiento de la ley, solución pacífica de conflictos, cuidado sobre sí mismo/o y las demás personas, seres y cosas, solidaridad, cooperación).

Con estos referentes teóricos y orientaciones se realizó un encuentro entre el equipo del proyecto y organizaciones de víctimas de desplazamiento forzado en los que se buscó convalidar un diseño previo del proceso. Este encuentro evidenció la potencia del cuerpo y la palabra como posibilidad de crear confianzas, vencer miedos y generar posibilidades de construcción de acciones colectivas.

Además, se estableció que la denominación de un nombre que diera cierta identificación colectiva transitoria era importante para canalizar los deseos individuales y el interés por hacer grupo. Entonces, surge un símbolo material tangible: “La Rueca”. Máquina artesanal de hilado que se convirtió en metáfora del hacerse cuerpo colectivo. Ella posibilita la generación de múltiples tejidos, que tuvieran en cuenta los diversos ritmos, tanto los individuales como los colectivos que se fueran presentando, e igualmente, permitió convalidar la importancia de fomentar la lecto-escritura y las habilidades comunicativas orales y escritas, como herramienta para situarse y hacerse parte de la ciudad.

Cada sesión se ordenó siguiendo tres líneas de composición: cuerpo, letra, saber de experiencia. Así las estrategias pedagógicas que permitieron fortalecer y potenciar las competencias lecto-escritoras para mejorar sus niveles de comunicación; cada participante llevo un diario en el que plasmó sus impresiones, reflexiones, preguntas, sentimientos, respecto a lo que sucedía cada domingo en La Rueca. A la par se desarrollaron ejercicios de motricidad fina, de memoria, de creatividad, de trabajo en equipo, de reconocimiento del cuerpo, entre otros. Es claro que los ejercicios fueron transversales a las temáticas que se desarrollaron durante el proceso de formación y que se acude a las relaciones de solidaridad establecidas entre los y las participantes.

La Rueca se conformó, como un espacio de encuentro en construcción permanente, que posibilitó reflexiones críticas desde la experiencia personal, la cotidianidad y el cuerpo, e intentar avanzar en el bosquejo de un proyecto ético político de lo común.

Coda

Beatriz nos invitó a despertar el cuerpo a través de ejercicios corporales en los que era necesario desprendernos de todo lo que llevábamos en la mano, pero, además, los zapatos. La mayoría fue reacia, al principio, a quitarse los zapatos ya que decían que tenían las medias rotas, que tenían “pecueca” (sic), que les daba pereza, etc. Pero finalmente accedieron y se dispusieron para los ejercicios de estiramiento. Luego Beatriz dirigió la formación de La Rueca con los cuerpos, es decir, de nuestra Rueca. Poco a poco se despegaron de Beatriz y dirigieron ellos mismos la actividad. Primero comenzó Derly a sugerir su posible modelo y después, al verla un poco enredada, Jairo decidió a colaborar. Con la colaboración de todos los cuerpos de las personas participantes se formó La Rueca. Esta actividad tenía como objetivo que las personas se apropiaran del símbolo y que comprendieran que el proceso que sigue en La Rueca puede ser divertido pero que a su vez requiere esfuerzos de todos y sobretodo, consensos para que no deje de funcionar.

 

Referencias bibliográficas

Bedoya Hernández, M. (2018). La gestión de sí mismo. Ética y subjetivación en el neoliberalismo. Medellín, editorial Universidad de Antioquia.

Brown, W. (2017). El pueblo sin atributos. La secreta revolución del neoliberalismo. Barcelona, España. Malpaso ediciones.

Cortés Salcedo, R. A. (5 de julio, 2012). Prácticas de ciudadanización en la escuela contemporánea. Colombia 1984 2004. Tesis doctoral. Universidad Pedagógica Nacional.

Curiel, O. (2013). La nación heterosexual. Análisis del discurso jurídico y el régimen heterosexual desde la antropología de la dominación. Bogotá, Brecha Lésbica y en la frontera.

Laval, C. y Dardot, P. (2013). La nueva razón del mundo. Ensayo sobre la sociedad neoliberal. Barcelona, Editorial Gedisa.

Lazzarato, M. (2013). La fábrica del hombre endeudado. Ensayo sobre la condición neoliberal. Buenos Aires, Amorrortu.

Lechner, N. (1988). Los patios interiores de la democracia. Subjetividad y política. Santiago de Chile, Flacso.

Pabón, Consuelo. (2001). Construcciones de Cuerpos, Instituto de Derechos Humanos. Guillermo Cano, ESAP.

Roig, Alexandre. (30 septiembre, 2018) Subjetividad y conflicto en el neoliberalismo. Clase 1. Facultad Libre. En este enlace. Consultado el 15 de junio de 2019. 

Uribe, Maria Teresa. (2005) Memorias, Historias y Ciudad. Desde la Región. No 44. Julio 2005

 

 

Palabras clave:

Democracia, vida, subjetividades, sociocultura.

 

 

Notas al pie:

1 Historiador, magister en Historia. Hizo parte del programa de Migraciones y Derechos Humanos de Corporación Región en el periodo 2005 – 2010. Agradezco a Catalina Cruz y Leonor Marina Restrepo por sus comentarios.
2 La ecosofía desplaza la visión antropocéntrica del mundo por la biocéntrica, en la que no existe un orden jerárquico del mundo sino una red de relaciones de los seres y las cosas entre si configurando un pacto social que incluye a todas las formas vivientes y no vivientes que configuran el planeta como la casa común.
3 El concepto de heteropatriarcado propone que el modo de dominación patriarcal (masculino) se realiza desde el control de la sexualidad y el cuerpo atendiendo a un régimen político heterosexual. (Curiel, 2013)
4 Ver: Cortés (5 de julio, 2012)
5 Dada la importancia de las ONG en su intervención del campo sociopolítico del país, una investigación de carácter genealógico (Foucault) sobre su intervención social y política, y sobre todo sobre la manera en que contribuyeron en la configuración del sujeto ciudadano daría muchas pistas sobre la formación de la nación colombiana en esta contemporaneidad.
6 Un interesante análisis sobre el uso de las psicociencias en la formación de los sujetos contemporáneos es el realizado por el profesor Mauricio Bedoya (2018).
7 Ver: Sistema de formación ciudadana para la participación. Secretaría de Participación Ciudadana. Alcaldía de Medellín. (2016). Lineamientos conceptuales y metodológicos para la implementación de la propuesta formativa del Sistema de Formación Ciudadana para la Participación. Documento obtenido por derecho de petición en junio, 2018.
8 Una crítica a la lógica marxista de la dialéctica por tratarse de una postura de la negación universalista se encuentra en la obra de Lazzarato que, siguiendo a G. Tarde y G. Deleuze propone que se trata de una lógica de la multiplicidad tal como lo evidenció M. Foucault respecto al sujeto y el poder.
9 Los documentos base de este apartado son: Informe a los procesos Rueca y Ensamble según un cuestionario del Área de pedagogía y el otro diseño de un proceso de formación dirigido a organizaciones sociales de la ciudad denominado: Círculo del noroeste. Proceso de formación en democracia, derechos humanos y territorio con organizaciones sociales y experiencias colectivas de Medellín. Fuente: Archivo personal.
10 En la tradición de las pedagogías críticas les “sujetos emancipados” son una finalidad formativa, sin embargo, se puede afirmar a partir del análisis de los modos de subjetivación, que ésta es una pretensión ilusoria. Los sujetos siempre están atrapados en relaciones de poder, el asunto está en cómo resistirse a estos poderes.
11 Dispositivo de segregación y diferenciación social, en paréntesis la norma vértice.

 

 

 

 

Publicado en Ciudadanía