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Región: 30 años ejerciendo la ciudadanía



JaimeSaldarriaga

Jaime Saldarriaga

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Docente vinculado de la Universidad de Antioquia. Educador. Doctor en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud. Empleado y socio de la Corporación Región, desde 1994 hasta 2015.




Resumen

 


Corporación Región: 30 años ejerciendo la ciudadanía

Introducción

La Corporación Región fue creada en 1989 como resultado de un ejercicio colectivo en el que el grupo fundador, decide constituirse como actor social y político bajo la categoría de ciudadanía; encuentra en la construcción y ejercicio ciudadano su razón de ser, lo que la lleva a tomar distancia de posturas de otros grupos que durante décadas, apostaron a la toma del poder por la vía armada. La Corporación va a reconocer en la ciudadanía, algo mucho más que un modo de identificarse o nombrarse frente al Estado y al resto de la sociedad, o que ser reconocido como sujeto con derechos en razón del status que le confiere la mayoría de edad.

En el contexto del surgimiento de Región, la ciudadanía está en el centro de la configuración de un nuevo contrato social para Colombia: la Constitución Política de 1991. Simultáneamente, la ciudad de Medellín, lugar de su nacimiento y aparición pública, pasa por una de sus peores épocas:

Comportamiento de los homicidios en Medellín 1980-2007. Durante el período de estudio se registraron en la ciudad un total de 84.863. En su distribución anual, el pico más alto se registró en 1991, con 6.810 homicidios y un promedio diario de 18.7, y el más bajo en 2005, con 846 homicidios. En términos de tasas se observó durante el período un ascenso en la mortalidad por esta causa durante la década del 80, alcanzando sus niveles más altos al empezar los 90, para luego descender de manera sostenida hacia finales del siglo pasado y presentar un periodo ondulante en los primeros años del presente (Franco y otros, 2012, p. 3201)

Como un paso fundamental para potenciarse como sujeto colectivo de la ciudadanía, Región, junto con otras siete organizaciones conformó la alianza Viva La Ciudadanía, en plena emergencia de la nueva Constitución1.

Región desde sus comienzos ha entendido que la magnitud de lo que acontece en la ciudad no puede ser abordado sólo por el Estado (tanto nacional como municipal) o por la sociedad, y que el ejercicio de la ciudadanía que la constituyó va a exigir, a diferencia de otras épocas y de otras organizaciones, apoyar acciones del gobierno nacional, departamental y local (Consejería Presidencial para Medellín) en cuanto a la defensa, protección y promoción de los derechos humanos. El ejercicio colectivo de la ciudadanía va a configurar la actuación de la Corporación en sus 30 años, en torno a objetivos comunes a la sociedad y al Estado, como la lucha por la garantía de los derechos humanos, la democracia y la construcción de paz. En consecuencia, este artículo señala algunas de las concepciones, posicionamientos y acciones que Región en su historia ha construido como sujeto social y organización ciudadana.

1. Ciudadanía y Democracia

La noción de ciudadanía se entiende desde la forma clásica liberal de democracia representativa (Bernal, 2004, p.14); reafirma que la lucha por la democracia parte del reconocimiento de los mecanismos formales de elección de legisladores y gobernantes, por lo que, en sus programas y proyectos siempre ha impulsado la vía electoral como la forma legítima de acceder al poder, defender el voto como derecho y deber, y la transparencia en el ejercicio electoral.

Para ello, ha desarrollado acciones educativas de cultura política, como la conformación de las Escuelas de Liderazgo Democrático, en 1994, asumiendo que los sujetos políticos que requería la Constitución de 1991 tenían que formarse desde una cultura política cuyos referentes fueran los Derechos Humanos y la Democracia, por lo cual desarrolló metodologías para que miembros de comunidades con poca escolaridad pudieran hacerlo. Vocación que no ha abandonado, evidente en su última campaña Tú decides con dos líneas de acción: la primera, una estrategia digital para acercar la ciudadanía a la información, de manera clara y sencilla, brindar elementos para la toma de decisiones, capacitar para el adecuado ejercicio del voto y recoger las percepciones y propuestas de la ciudadanía digital; la segunda, centrada en la promoción de espacios de formación y diálogo para la construcción de propuestas, la realización de foros con candidatas y candidatos y la firma de pactos por la elaboración incluyente de Planes de Desarrollo.

Así lo planteaba su exdirector y socio fundador Jorge Bernal:

“Es perentorio recuperar los elementos valiosos de la democracia representativa en sus versiones más auténticas. El voto realmente libre, la rendición periódica y coherente de cuentas por parte de los elegidos, a los representados; un efectivo sistema estatal de contrapoderes; la revocatoria del mandato; una evidente igualdad de oportunidades; una gestión gubernamental democrática y transparente en el manejo de los bienes públicos” (2004, p. 38).

Pero la concepción de ciudadanía política de Región no se agota en la democracia representativa; la democracia deliberativa y la democracia directa han atravesado muchas de sus prácticas. La democracia deliberativa se ha impulsado y ejercido desde distintos ámbitos, procesos y escenarios. En los años noventa participó y promovió los Seminarios: Alternativas de Futuro para Medellín y el Área Metropolitana, espacios de encuentro y debate sobre la ciudad y sus problemáticas, en los que gobernantes locales, la academia, empresarios y otros sectores, se reunían a escuchar y analizar lo que, desde las comunidades barriales (Foros comunales) se visibilizaba, y buscar consensos de acción entre los distintos sectores sociales y gubernamentales:

En los foros comunales se encontraron 937 dirigentes, 433 organizaciones comunitarias de los corregimientos y 217 organizaciones de los barrios y asentamientos de la ciudad para dialogar sobre esos temas que le interesan a la ciudadanía, como el empleo, la educación, la vivienda, el espacio público, la cultura, la organización comunitaria, la participación y la seguridad ciudadana (Ver enlace

Desafortunadamente, posteriores gobernantes le quitaron fuerza a la deliberación política, restringiéndola a ejercicios participativos en decisiones sobre algunos recursos económicos para resolver necesidades materiales de las comunidades (Presupuesto Participativo). A comienzos del siglo, se intentó recuperar esta dinámica impulsando los Congresos de Ciudad, aunque sin contar con la voluntad política de los recientes gobernantes locales.

Otros modos de ejercer la ciudadanía deliberativa impulsados por Región han sido las veedurías, las rendiciones de cuentas y los observatorios sociales (Social Watch), en especial, en pro de una gestión gubernamental democrática y transparente en el manejo de bienes públicos. Se destaca la Veeduría Ciudadana a los Planes de Desarrollo de Medellín, en articulación con redes de organizaciones sociales, aunando la investigación y el conocimiento académico para deliberar con argumentos:

Siguiendo los lineamientos de la constitución Política de Colombia, surge la Veeduría Ciudadana al Plan de Desarrollo de Medellín como resultado del esfuerzo de un grupo de organizaciones de la sociedad civil empeñadas en crear las condiciones que permitan desarrollar los preceptos constitucionales y legales en materia de participación ciudadana en las decisiones públicas, transparencia en la gestión y petición de cuentas a los gobernantes. https://veeduriamedellin.org.co/index.php/nosotros 

Similares acciones emprendió la Corporación en escenarios que se ocupan del derecho a la educación, a la ciudad y al territorio, los derechos de infancia y de la juventud, entre otras y en especial en el último tiempo, en el marco del Acuerdo de Paz entre el gobierno nacional y la guerrilla de las FARC, buscando especialmente la garantía de los derechos de las víctimas, de Ciudadanía, Derechos Humanos y Paz.

En sus 30 años, la ciudadanía en Región ha estado referida de manera directa y como su condición fundamental, a la realización de sus derechos: los derechos humanos han sido el referente ético político por antonomasia en su pensamiento y su acción:

Cerca de tres décadas de trabajo, de resistencia, de aprendizajes, de habitar una ciudad por cuyas calles han transitado el miedo y la violencia arrasando a su paso con los sueños y las esperanzas de miles de sus habitantes. Casi tres décadas por la defensa de los territorios, el trabajo colectivo, las acciones concretas y diversas que, en suma, son apuestas por la convivencia, la justicia, la equidad y la paz. REGIÓN, desde sus orígenes, hace parte de ese grupo de organizaciones que optó por el camino de la resistencia a través de la acción y la reflexión, por eso, desde el comienzo de esta historia, nuestra apuesta ha sido por la paz. (https://www.region.org.co/index.php/historia-de-region)

Heredera de una época en la que la sola mención de los ‘derechos humanos’ significaba aparecer como una organización subversiva y por tanto objeto de persecución y amenaza3, la Corporación asume como prioridad su defensa y promoción en distintos escenarios, siempre con el referente de la construcción de paz y democracia “de alta intensidad”; en este sentido, se afirma, retomando a Boaventura de Souza Santos, que “la democracia de alta intensidad es la que sustituye relaciones de poder por relaciones de autoridad compartidas” (Santos, 2003). El ejercicio de la ciudadanía se entiende como la búsqueda de la realización de los derechos humanos, no solo los civiles y políticos, sino también los económicos, sociales, culturales y ambientales, tanto individuales como colectivos.

Para Región no es aceptable hablar de ciudadanía sin las necesidades humanas universales realizadas, por lo que asume como prioritario el enfoque de derechos traducido en un compromiso en todos sus programas y proyectos. Una muestra de ello fue el proyecto: Una generación libre y con derechos. Canasta básica para la superación de la pobreza de la población entre 0 y 17 años (Corporación Región, 2007):

La titularidad de los derechos responde a la dignidad humana y a la pertenencia a una sociedad donde el Estado Social y Democrático debe ser garante de la plena ciudadanía (…) El enfoque de derechos asume que éstos son propios de la naturaleza humana y deben ser garantizados en el presente y en el futuro. Desde esta orientación, la niñez se asienta sobre fundamentos éticos, sobre la dignidad inherente a todos los niños y adolescentes, sobre la integración de las necesidades primordiales y de las exigencias éticas que nacen de la dignidad. (p.22)

Desde esta comprensión del enfoque de derechos, la noción de ciudadanía se amplía al conjunto de los derechos, como unidad indisociable en tanto la dignidad humana y la ciudadanía no son fragmentables: sin la garantía de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, la ciudadanía política se debilita. Por ello el impulso de Región al programa municipal Presupuesto Participativo como potente estrategia de redistribución de recursos; esta propuesta nace de los aprendizajes obtenidos en los seminarios Alternativas de Futuro, de la experiencia de Porto Alegre.

Igualmente, la ciudadanía se expande a grupos históricamente no considerados ciudadanos en el sentido clásico como la niñez y la juventud. Por ello, la población juvenil cuya condición ciudadana sigue estando en entredicho, ha sido eje de la acción de la Corporación:

“A sabiendas de que estas no son las únicas ni quizá las principales tensiones a las que son más sensibles los jóvenes de la ciudad, nos arriesgamos a enumerarlas de la siguiente manera: entre la guerra y la paz; por la prevención de la violencia con niños y jóvenes; frente a la satisfacción e insatisfacción de las necesidades básicas; entre la participación o indiferencia en la política formal y tradicional; entre la tradición y la modernidad (e incluso la posmodernidad); y las nuevas identidades grupales en el Valle de Aburrá”. (Cañas, 2001, p. 20)

En Colombia además de la fragilidad de la ciudadanía por cuenta de la falta de garantía para la realización de las necesidades humanas, los conflictos armados que hemos vivido, desde la creación de la república hasta nuestros días, la han puesto en entredicho igual que al conjunto de derechos, por lo que la paz y la equidad se ha constituido en una urgencia, sin cuya la existencia la ciudadanía queda en vilo.

Consecuentemente con esta lectura, Región en las últimas tres décadas, ha hecho de su ciudadanía una apuesta por la paz, asumiéndose como actor en distintos momentos de la historia de Medellín y del país: desde la participación en procesos de diálogo y negociación con las Milicias Populares, en los 90 (Jaramillo, 1994); la construcción de la convivencia cotidiana, constituyendo escenarios para la conciliación y mediación de conflictos, como los adelantados con las Casas de Justicia, la Escuela Itinerante de Paz, entre otros procesos; y hoy, en el marco del proceso de paz (a partir de los Acuerdos de Paz 2016), trabajando incansablemente por consolidar la ‘verdad, justicia, reparación y no-repetición’, en una opción especial por el restablecimiento de derechos de las víctimas. Ya, en 1999, a los 10 años de fundación, uno de sus directores declaraba, como uno de los retos de Región:

…la construcción de paz. En donde se impone reubicar nuestro lugar particular, entendiendo que, en el proceso de negociación, se encuentra en el aporte de conocimientos sobre los temas de la agenda y en la contribución a la ampliación de esa porción de la sociedad que debate las propuestas y que trabaja por una salida pacífica al conflicto; de otro lado, en relación con la otra conflictividad, con la violencia cotidiana: allí hay retos mayúsculos que nos implican más directamente y se ubican en el campo de la cultura y de la construcción de ciertas maneras de relacionarnos y de resolver nuestros conflictos, que hagan posible y duradera la paz (Fernández, 1999, p.2)

De modo que, no se entiende la identidad ciudadana de la Corporación, sin su lucha por los derechos humanos, la democracia y la paz.

2. La ciudadanía y los retos de la contemporaneidad

Región no es ajena a la contemporaneidad y sus cambios de época: las crisis de las utopías: comunista; sociedad sin clases; capitalista, del progreso infinito que elimine todos los males; amplía y transforma las nociones modernas de ciudadanía. Varios de estos movimientos atraviesan hoy la reflexión y sus prácticas, mencionamos algunos de ellos.

En primer lugar, el feminismo y los distintos movimientos y derivas que ha provocado, han puesto en Región y en el conjunto de organizaciones, no sin tensiones, la pregunta por el género, que va desde el lugar de las mujeres en una sociedad patriarcal y por ende en las instituciones sociales, hasta el reconocimiento de la construcción de identidades de género por fuera de la hetero-normatividad. Así lo planteó de manera brillante la psicóloga Rocío Jiménez:

La perspectiva de género cuestiona los límites de los instrumentos conceptuales y las categorías utilizadas para el análisis de los referentes culturales que rigen la diferencia sexual y facilita la revisión de las relaciones de poder. Permite, además, desnaturalizar los cuerpos e ir más allá de la lógica binaria que excluye todo lo que percibe como diferente o extraño pues escapa al control. (…) La tarea es pues sacar al dios, al padre, al hombre, al estereotipo masculino, al guerrero internalizado, enquistado en nuestros globos oculares, de nuestros ojos, mentes, actitudes y hábitos cotidianos, y convertirnos en cuestionadores lúdicos, herejes, blasfemos, brujas y brujos para modelar la cultura, establecer otros valores, equilibrarnos y armonizarnos como seres íntegros; sólo así podremos tener un accionar político coherente. (Jiménez, 2004, p. 35).

En consecuencia, hoy es impensable la ciudadanía sin el género, lo que hace necesario romper con su aparente universalidad y neutralidad genérica (ciudadanía generizada, en Ruth Lister).

En segundo lugar, mientras que la modernidad configuró la ciudadanía ligada al territorio, entendido como un espacio físico al interior de las fronteras, en donde cada estado ha ejercido su soberanía y su poder de gobernar a sus habitantes; la contemporaneidad reconoce el territorio como una construcción material y simbólica de sus moradores quienes le dan sentido, así como al planeta global por el cual transitamos, en una interacción de sujetos, memorias y sentidos que supera el ámbito nacional (Villa, 2012)

De este modo, más allá de los derechos individuales, civiles y políticos, así como los derechos económicos, sociales y culturales, Región reconoce y se inscribe en redes internacionales que propenden por el derecho a la ciudad y al territorio, que trascienden las relaciones individuales, entre el ciudadano y el Estado. Desde este enfoque, que en América Latina rompe la dicotomía entre ciudad y ruralidad, así como entre derechos individuales y colectivos:

Se ponen a los seres humanos y las relaciones entre sí y con la naturaleza (entendidos como parte de ella, y ella como algo sagrado) en el centro de nuestras reflexiones y acciones; consideran la tierra, la vivienda, el hábitat y la ciudad como derechos, no como mercancías; profundizan la concepción y el ejercicio de la democracia (no solo representativa sino también y sobre todo participativa y comunitaria); impulsan los derechos colectivos y no solo los individuales; conciben y alimentan una economía para la vida y para la comunidad; ejercitan la complementariedad y no la competencia (la tan de moda “competitividad”); respetan, fomentan y garantizan la multiculturalidad y la diversidad. (Zárate, 2014, p.15)

Como actor social, La Corporación ha hecho de la educación y la pedagogía ciudadana uno de sus principales instrumentos. Ya en su primera década de existencia, afirmaba:

La formación de la ciudadanía es el segundo gran espectro de tareas. Allí el desafío pedagógico es enorme pues se trata de combinar, en un mundo desencantado, dosis adecuadas de racionalidades y sensibilidades que edifiquen sujetos autónomos, con la suficiente distancia crítica de los poderes establecidos, pero también de las dinámicas perversas de sus propias comunidades (…) que luchan por las libertades de otros, cualesquiera sean ellos, con el mismo ahínco con que defienden las propias” (Fernández, 1999, p.2).

Sus prácticas de formación ciudadana han atravesado múltiples escenarios, fortaleciendo tanto la educación formal (Programa Enseña Ciudad, p. ej.), como diversos procesos organizativos de ciudad, en alianza con organizaciones gubernamentales y sociales (entre otros, el proyecto Servicio de capacitación y formación ciudadana para jóvenes y adultos del Municipio de Medellín y fortalecimiento de veedurías ciudadanas; el proceso de Formación y entrenamiento para el liderazgo social y político de las mujeres de Medellín).

Región ha hecho de muchas de sus prácticas de formación un lugar para fortalecerse como organización reflexiva, lo que le ha permitido aprender y potenciar su propia ciudadanía (Saldarriaga, 2013). Por ello, para la Corporación este no es un tema más. Es su identidad, referente y razón de su existir, en 30 años de ejercicio ciudadano.

 

 

Referencias bibliográficas

Bernal, J. (2004). Democracia y derechos de participación en Medellín en la década del noventa. En: Desde la Región, 43, noviembre de 2004, pp. 37-51.

Cañas, J.J (2001). Tensiones en los grupos juveniles del Valle de Aburrá. En: Desde la Región, 33, mayo 2001, pp. 20-27.

Corporación Región (2007). Una generación libre y con derechos. Canasta básica para la superación de la pobreza de la población entre 0 y 17. Medellín: Corporación Región, Fundación Confiar, Escuela Nacional Sindical

Franco, S.; Mercedes, C; Gracia, G; Gallo, G.: Vera, C. y García, H. (2012). Ciência & Saúde Coletiva.:3209-3218. Recuperado en este enlace.

Fernández, R. (1999). Después del muro. En: Desde la Región, 30, enero de 2000, pp. 1-3

Jaramillo, A.M. (1994). Milicias populares en Medellín. Entre la guerra y la paz. Medellín: Corporación Región

Jiménez, R. (2004). Feminismo y género: develando mitos. En: Develando mitos. Ensayos sobre subjetividad y ciudadanía. Medellín: Corporación Región.

Saldarriaga-Vélez, J. (2013). Formar en ciudadanía: experiencias y retos. Sistematización de tres procesos de formación ciudadana de la Corporación Región. 2010-2011. Medellín: Corporación Región.

Santos, B. (2003) Globalización y democracia. Cartagena. (Ponencia).

Villa, M.I (2012). Desplazados y refugiados: entre ser, merecer y ocultar su situación. En: B Feldman-Bianco, B.; Rivera-Sánchez, Villa-Martínez, M.I (compiladoras.) La construcción social del sujeto migrante en América Latina. Prácticas, representaciones y categorías. Quito: FLACSO – CLACSO – Universidad Alberto Hurtado

Zárate, M.L (2014). El derecho a la ciudad: luchas por el buen vivir. En: Desde la Región, 55, abril de 2014, pp. 4-18

 

 

Palabras clave:

Ciudadanía, democracia, construcción social, retos, feminismo.

 

 

Notas al pie:

1 La Corporación Viva la Ciudadanía es un acuerdo programático de 8 organizaciones no gubernamentales colombianas, que tiene como misión trabajar por la refundación de lo público democrático en Colombia, teniendo como actor central a la sociedad civil, para una ciudadanía moderna, plural y diversa” (Ver enlace)
3 En distintos momentos Región al igual que otras ONG defensoras y promotoras de los Derechos Humanos, fueron objeto de amenaza, así como de reconocimiento a  su valor ciudadano.