Por: Luisa Fernanda Saldarriaga
Periodista y asistente de comunicaciones de la Corporación Región
Mucho tienen por contarnos los habitantes de San Rafael, San Carlos y Granada. Sus parques, sus casas, sus calles, sus ríos, sus montañas y sus caminos guardan historias increíbles para quienes no han vivido de cerca la crueldad de la guerra. En la memoria de estos tres municipios ubicados en el oriente antioqueño, quedó grabado el dolor de atentados, masacres, tomas armadas, desapariciones forzadas, desplazamientos y asesinatos. Pero su capacidad para resistir, reconstruir, retornar, reconciliar y resurgir se ha alzado como una bandera blanca en medio del horror.
También son muchos los informes, las notas de prensa, los documentales, las investigaciones y las fotografías que han narrado la historia de estos territorios. Sin embrago, no se ha dicho todo: aún se conocen a medias o se desconocen casos, episodios y formas de victimización que ocurrieron de forma particular en estos municipios a finales de los años 90 y principios de los 2000.
Y ahora que los reclamos de las víctimas fueron escuchados en las negociaciones de paz de la Habana, y que en el Acuerdo de Paz se creó el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición con el que nace la Comisión de la Verdad, se hace necesario que se hable de lo que todavía no se ha hablado y reabrir los capítulos Granada, San Rafael y San Carlos en el relato del conflicto armado colombiano.
Por eso el proyecto Territorios por la Verdad, liderado por la Corporación Región, en alianza con Asovida (Granada), la Mesa de Víctimas (San Rafael) y Redconciliar (San Carlos), y financiado por el Fondo Multidonante de las Naciones Unidas para el Sostenimiento de la Paz en Colombia, busca generar condiciones favorables para que los habitantes de estos municipios, y en particular las víctimas, conozcan cuál es la misión de la Comisión de la Verdad y puedan acceder a ella.
El primer paso, entonces, es formar a un grupo de 11 gestores por la verdad en cada municipio, que además de conocer los objetivos, el funcionamiento y los mecanismos de participación de la Comisión de la Verdad, puedan replicar esos aprendizajes en sus territorios, generar espacios para la construcción y el esclarecimiento de la verdad, así como propiciar diálogos que permitan procesos de reconciliación en las comunidades.
“Este proceso es muy importante para nuestros territorios porque nos permite preguntarnos por lo que ha pasado realmente, quiénes han sido los responsables, y cómo permitimos que todo esto pasara. Saber esto nos va a ayudar a no cometer los mismos errores y aprender a reaccionar de una manera distinta si vuelve a haber un conflicto”, comenta Adrián Cano, gestor por la verdad de Granada.
Hablar de lo que no se ha hablado
¿Qué pasa cuando una comunidad debe cohabitar con un grupo armado? ¿La guerra afecta de la misma manera a una mujer, a un homosexual o una persona transexual? Son preguntas que están latentes en San Carlos, San Rafael y Granada y se hace necesario buscar respuestas.
Por eso el proyecto Territorios por la Verdad quiere hacer un zoom en aquellos lugares en los cuales se instalaron actores armados: el corregimiento de El Jordán en San Carlos, el corregimiento de Santa Ana en Granada y en el Centro zonal 3 en San Rafael (que comprende las veredas Diamante, Chico, Puente Tierra, El Ingenio y El Topacio). Así mismo, se pondrá la mirada en las diferentes formas en que el conflicto armado ha afectado a las las mujeres y la población LGTBI en estos municipios.
Para esto es necesario, en primer lugar, que las y los gestores se inquieten por estos asuntos, que busquen estrategias para generar sensibilidad en sus comunidades y lograr hacer un aporte significativo al esclarecimiento de la verdad en sus territorios.
La verdad nos compete a todos
Como dice Teresa Rivera, gestora por la verdad del municipio de San Carlos, “es necesario que nos hagamos conscientes de que este tema de la verdad no es solamente de un gobierno, ni del Estado, ni de los que están más viejitos, ni de los que fueron afectados directamente por el conflicto. La verdad es un bien público porque nos compete a todos”.
Pero ¿cómo llegar a quienes han sido escépticos con los Acuerdos de Paz y su implementación? ¿cómo incluir a quienes sufren los efectos de las decisiones políticas, pero no saben de dónde vienen ni cómo se toman? ¿cómo acercarse a quienes han elegido olvidar para evitar que se abran nuevamente las heridas? ¿cómo hablar del horror de la guerra sin hacer más daño?
El juego y los lenguajes expresivos aparecen como una alternativa para ponerse en los zapatos del otro, para comprender lo que hasta ahora era incomprensible, para tramitar las emociones a través de lo simbólico, para mirarnos al espejo y preguntarnos por lo que somos, lo que hemos sido e imaginar lo que podemos llegar a ser.
Territorios por la Verdad le apuesta entonces a generar estrategias para esclarecer la verdad en San Carlos, San Rafael y Granada de forma participativa e incluyente, pero procurando abrir un diálogo que permita a sus comunidades reconciliarse y aprender a tramitar los conflictos de forma pacífica. Por eso es necesario apelar a la imaginación moral, eso que Jean Paul Lederach, experto en tramitación de conflictos, define como “la capacidad de imaginar algo enraizado en los restos del mundo real pero a la vez capaz de dar a luz aquello que todavía no existe”.