Este es un relato de lo que hemos logrado en el marco de la Escuela Tejiendo red, como estrategia de fortalecimiento a organizaciones sociales, dentro del proyecto “Quibdó municipio seguro para niños, niñas y adolescentes” liderado por Unicef y Corporación Región.

Hace pocos días nacimos como “Raíces: Red de prevención y protección de violencias contra niños, niñas y adolescentes”¹. Nos parió Quibdó después de juntar 10 células de la sociedad civil organizada, que entre esfuerzos y tastabilleos, vamos encontrando, pasito a pasito, la unidad.

Una raíz es una serie de cosas que nacen articuladas, tan indivisibles y estrechamente ligadas que lo que se separa muere. Las raíces también representan los orígenes, el soporte, el nacimiento. Incluso la resistencia, los cimientos, lo inmóvil, lo permanente.

Para nosotros significa todavía más. Significa lo ancestral de la paz y el cuidado. Rememora los días de los abuelos en los que la crianza y la protección eran un asunto colectivo. Toda la comunidad se dedicaba a cultivar la semilla de esos pequeños seres y acompañar el crecimiento de quienes iban avanzando en el camino. El compañerismo y la vecindad eran garantía de que un niño, niña o adolescente se convertía en un actor para la transformación social y el crecimiento común. No era cosa de una sola familia, sino de todo el barrio.

Llegar hasta aquí ha sido un camino de subidas y bajadas. Lo primero fue conocernos, aunque muchos de los nuestros y las nuestras ya se conocían. Se había juntado incluso, como una red invisible y tácita que apelaba al objetivo de buscar la vida digna en el territorio quibdoseño desde múltiples miradas artísticas, culturales y académicas.

Teniendo eso en cuenta, fortalecimos nuestra capacidad en la acción, a través del conocimiento de los derechos humanos y los derechos de niñez; enfocándonos en los temas de género e inclusión social y proyectándonos con estrategias innovadoras para arrebatarle los niños, niñas y adolescentes a las violencias múltiples del municipio.

Una red debe estar firme en cada puntada, asegurando que los “hilos” permanezcan juntos. Por eso robustecer a cada organización era un paso esencial en esta articulación. La formulación, planeación, gestión, evaluación y seguimiento de proyectos era una fibra débil, así que reforzamos algunas capacidades básicas que pudiéramos aplicar en los planes de cada organización y así tener un tejido más firme.

Afianzamos también nuestra incidencia entendiéndola como “la capacidad de la sociedad civil para lograr cambios positivos de manera democrática y pacífica en problemáticas sociales o ciudadanas, por efecto de acciones dirigidas a influir en los procesos de toma de decisión pública”² y fue ahí cuando la red que se tejía empezó a convertirse en un rizoma. Un tallo subterráneo al que le van creciendo nudos y pequeñas raíces al igual que brotes de hojas en el exterior.

Aún nos queda mucho por crecer, por construir y por soñar. “Raíces” apenas inicia como red, pero desde ahora asume la tarea de ser la protectora, cuidadora y guía, al igual que la continuadora y reproductora de la labor que desde el proyecto “Quibdó, Municipio seguro para niños, niñas y adolescentes” venimos desempeñando con Unicef y Corporación Región para construir una cultura de paz en Quibdó.

 ^{1 Las organizaciones pertenecientes a esta red son: Made in Chocó, Jóvenes Creadores del Chocó, Etnia Company, Líderes en proyección, Fundación ROI, Corporación ZOE, Fundación Lunas Verde, Red Juvenil de Mujeres Chocoanas, Escuela de Formación Artística y Cultural Somos Chocó, Fundación Te Abrazo Chocó.}

^{2 Página Web: Civilis Derechos Humanos. 2017-01-08. Tomado de Internet el 29/05/2018}