El principio de realidad nos permite afirmar que hoy no vamos por buen camino, al contrario, en temas fundamentales enfrentamos serias amenazas y retrocesos. Ojalá el orgullo, la pujanza y la verraquera con la que algunos relacionan la identidad paisa, se usara en trasformar la precariedad y la desigualdad de oportunidades en la que vivimos.
En Medellín, como en otros lugares de Latinoamérica, los jóvenes han sido los más afectados por la inequidad y la violencia, pero también han sido el motor de la resistencia.