Marta Inés Villa Martínez
Directora de la Corporación Región
Directora, investigadora, socia fundadora, Historiadora y Magíster en Cultura de las metrópolis.
En Colombia hemos vivido y padecido, por décadas, un conflicto armado atravesado por múltiples formas de violencia ejercida por actores armados legales e ilegales. La negociación política y el Acuerdo firmado por las FARC y el Gobierno crea un marco legal para cesar la confrontación armada, atender los factores explicativos del conflicto y sus impactos; posibilitar que hombres y mujeres combatientes exploren otros caminos de ejercicio de la política y que la ciudadanía acepte su inserción social.
No obstante, sabemos que la tramitación del conflicto y el cese de la confrontación no significan, en sí mismos, la paz. El horizonte de este Acuerdo nos ha puesto ante el reto de comprender lo que nos ha pasado, sanar las heridas de la guerra y restaurar una sociedad donde haya lugar para todos y todas, lo cual requiere de muchas otras paces que nos interpelan individual y colectivamente como sociedad. Pero, atrapados como hemos estado en los laberintos de la guerra, nos cuesta imaginarnos en paz. Aquí nos encontramos con el arte y los diversos procesos culturales y creativos que, como el hilo de Ariadna, han desplegado propuestas desde lo simbólico para enfrentar y tramitar el conflictivo presente, reelaborando la historia y las experiencias de violencia, repensando el pasado, recreando el presente y abriendo caminos para imaginar el futuro.
En el contexto histórico colombiano, el arte ha estado conminado a mirar de frente la violencia y las turbulencias sociales y políticas del país. Además de registrar y develar una sociedad extraviada, ha sido un valioso dispositivo de reflexión, memoria y resistencia. Más allá de los informes estadísticos forenses, del registro periodístico y documental, o del enfoque técnico de las ciencias sociales, el arte ha complementado e incluso trascendido los límites de estos acercamientos a la realidad. Por su naturaleza material y sensible, su capacidad de producir y relatar experiencias y desde la amplitud de su universo simbólico, ha logrado ilustrar, denunciar, proyectar y propiciar lugares inéditos para la recuperación y representación de la memoria y para inventar y recrear el goce de la vida y la convivencia.
Por eso el arte es invaluable, no sólo por ponerle rostro, palabras y sentimientos a las múltiples maneras de asimilar, enfrentar y resolver las violencias que por tantos años han habitado nuestra vida íntima y social, sino por reconocer y representar el potencial que tenemos para concebir y construir la paz. Como plantea John Lederach1: “La posibilidad de superar la violencia se forja en la capacidad de generar, movilizar y construir la imaginación moral” y esto supone al menos cuatro capacidades: imaginarnos en una red de relaciones que incluya a nuestros enemigos, alimentar la curiosidad que abarque la complejidad, firme creencia en el acto creativo, y aceptación del riesgo inherente a lo desconocido (p.32). A nuestro modo de ver, estas capacidades se han desplegado desde el arte y la cultura y hoy nos ofrecen importantes pistas para avanzar en el camino de imaginar la paz.
Medellín como laboratorio
Desde los años noventa, diversos procesos culturales y expresiones artísticas, ligadas a dinámicas sociales y comunitarias, fueron clave para tomar conciencia de las violencias que padecíamos, resistir sus efectos arrasadores y transformar sus nefastos impactos en alternativas de vida. En las décadas siguientes, un sinnúmero de prácticas artísticas y culturales, han logrado producir nuevas representaciones y narrativas de superación de la violencia, forjando la reconciliación y abriendo espacios a la paz.
La Corporación Región, a lo largo de su historia, ha entendido que la transformación de la realidad implica ver, narrar y construir nuevas imágenes sobre ella. En 2003, en una publicación sobre arte, memoria y violencia2, decíamos: “la construcción de una sociedad democrática es también simbólica”. Por eso, desde finales de los años noventa, participamos y promovimos, a través de estrategias investigativas, pedagógicas y comunicativas, y siempre en compañía de otros, diversas expresiones de arte público en los que creíamos que había un enorme potencial para interpelar a la sociedad desde lo simbólico: La piel de la memoria, Esta es tu casa, Tenemos nuevos vecinos, El bus de la memoria, entre otras, fueron propuestas con las que encontramos otras maneras de sensibilizar a la sociedad sobre la violencia urbana, el desplazamiento forzado, las víctimas y sus demandas de reconocimiento.
Hoy, frente a los retos que nos plantea un horizonte de paz y, especialmente, la pregunta sobre qué significa la reconciliación tema que apenas comenzamos a explorar, creemos que vale la pena volver a mirar esas experiencias y propuestas creativas que invitan a recomponer los lazos rotos por las lógicas de la guerra, en una sociedad que se prepara para la paz3. Hoy, a la luz de las nuevas realidades, decimos que fundamentar la paz y la reconciliación requiere una arquitectura simbólica en la que el arte aporte sus fundamentos y su bagaje, y nos facilite imaginar salidas del tiempo del horror.
Desde la Región N°58: Arte, paz y reconciliación, expone una reflexión sobre diversas prácticas en las que el arte, y de manera especial un tipo de arte relacional en diálogo con procesos y dinámicas sociales, ofrece modos de trasegar las violencias e imaginar la paz. Queremos reconocer y revisar estas experiencias artísticas que opusieron resistencia y desactivaron las lógicas de la guerra, generando otras formas de relacionarnos y concebirnos y que hoy se constituyen en inéditas memorias, individuales y colectivas, con las que podemos enfrentar los actuales retos sociales y políticos.
La revista digital saldrá en tres entregas con diferentes énfasis y en diferentes momentos. La primera, Volvernos a tejer: Prácticas colectivas de arte relacional, presentan un conjunto de procesos de arte relacional en Medellín, los contextos en los que se producen, sus resultados e impactos. La segunda, Artistas y comunidades: El arte hecho con los demás, se centra en ejercicios de artistas de distintas disciplinas que han basado su creación en el diálogo con otras acciones individuales o colectivas. Los artículos describen la propuesta, sus sentidos e impactos para los participantes. La tercera entrega, Aprendizajes y retos para la paz y la reconciliación, explora esta relación. Pretendemos aportar a una reflexión más amplia sobre la reconciliación: ¿Que sentidos tiene esta perspectiva? ¿Desde qué horizontes interpretativos, éticos y políticos debería plantearse? ¿Puede haber paz sin reconciliación? Y, de manera específica, ¿cómo el arte aporta en cada contexto histórico y cuáles son sus retos?
Primera entrega: Volvernos a tejer: Prácticas colectivas de arte relacional.
Recogimos algunas prácticas artísticas realizadas en la ciudad en las tres últimas décadas, pues con sus propuestas de resistencia civil y reconciliación contribuyeron a tramitar la violencia en los territorios. El teatro, la música, el grafiti, los tejidos, las artes plásticas y visuales y el arte público, han sido vías para relatar y resistir, desde lo simbólico, a problemáticas tan cruciales como el desplazamiento forzado, la inequidad o la disputa territorial entre grupos ilegales.
Ocho artículos hacen parte de la primera entrega:
La belleza hoy es sobrevivir y La galería que rompió los muros: dos artículos que relatan el proceso de la galería de arte del Centro Colombo Americano, que respondiendo a las urgencias de estos años, se transformó en un centro de experimentación social. Junto a comunidades e instituciones educativas, la galería fue pionera en expandir el arte en la ciudad.
El papel del canalla, que analiza las formas en las que esta expresión de la cultura hip hop ha sido símbolo de identidad, resistencia y memoria, especialmente en la Comuna 13.
Hazlo tú mismo, un recorrido por la escena del punk y el rock en la ciudad como manifestación de resistencia política, promulgando la autogestión, la libertad, el antimilitarismo y la recuperación del territorio.
Escenas para la reconciliación, tres propuestas de teatro comunitario que llevan varias décadas reconstruyendo tejido social: Arlequín y los Juglares, Nuestra Gente y Barrio Comparsa.
El arte como invitación, afirmación y plegaria, que aborda las experiencias de arte público en las que participó la Corporación Región, en la década de los noventa: Tenemos nuevos vecinos, Esta es tu casa y Alguien quiere encender una luz para ver tu rostro; experiencias que plantaron las primeras semillas del arte relacional en los discursos sociales de la ciudad.
Tejidos que transforman, un contenido en video en el que se expone la forma en la que se redimensiona esta técnica tradicional en golpeadas por el conflicto. Se trata tanto de tejer nuevas relaciones, de propiciar encuentros, conversaciones, recuerdos, narraciones. El tejido aquí se practica como resistencia política, cultural y de género.
Y el texto Las formas que inventamos para estar juntos, que propone el conjunto de prácticas artísticas de estos años en la ciudad como una inédita revolución por la cual hoy podemos leer desde los parámetros de la estética relacional.
Imaginar la paz y avanzar hacia sendas de reconciliación, es el horizonte que vislumbramos. Esperamos que esta revista sea una contribución a concretarlo.
1 Lederach, John Paul (2016). La imaginación moral. El arte y el alma de la construcción de paz. Bogotá, Colombia: Semana Libros.
2 Riaño, Pilar, editora. Arte, memoria y violencia. Reflexiones sobre la ciudad. Medellín, 2003
3 Algunas publicaciones de Región que se acercan a lo que hoy proponemos, son: en 1995, la revista Memoria y Ciudad en la que se exploran diversas narrativas y experiencias; en 2003, la publicación, “Arte memoria y violencia” cuyo referente fue el proyecto “La piel dela Memoria” desarrollado por Pilar Riaño y Suzanne Lacy, del que Región fue partícipe: La Revista Desde la Región ( N° 44, 2005) sobre Justicia y Perdón, en el marco del proyecto de desmovilización Justicia y Paz; la Revista desde la Región ( N° 54, 2011) sobre Memoria con reflexiones en el contexto de la ley de víctimas, La revista digital N° 57 (2016) Retos de Paz donde el tema de reconciliación se enuncia como un asunto necesario de trabajar y profundizar.