Opinión

Viernes, 02 Marzo 2018 12:19

Editorial ¡Elegir con sentido y sin violencia!

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Editorial ¡Elegir con sentido y sin violencia! Tomada de: Código Prensa.com

Invitamos a la ciudadanía a cargar de sentido ciudadano el acto electoral, a informarse sobre las propuestas de las diferentes candidaturas, a votar de manera consciente por los mejores proyectos para nuestro país y, especialmente, a erradicar todo tipo de práctica que promueva o haga uso de la violencia verbal o física como medio para alcanzar resultados políticos y electorales.

En las elecciones parlamentarias y presidenciales que se desarrollarán en los próximos meses se juega la posibilidad de ampliar la democracia y avanzar en la construcción de la paz en Colombia.

Desde Región consideramos nuestra responsabilidad, promover el ejercicio ciudadano y la participación electoral, como componentes fundamentales de la construcción de una sociedad democrática. Reconocemos y valoramos altamente el voto como conquista universal, cuyas arduas luchas, (por ejemplo, en Colombia sólo se reconoció a las mujeres como ciudadanas en 1957), ampliaron el cuerpo político de la nación.

Elegir y ser elegido es un derecho ciudadano que implica directamente un ejercicio informado, responsable y ético. El voto es un indicador de la calidad de la cultura política de una nación, por eso, el clientelismo, el trasteo y compra de votos, y la corrupción de todo tipo en torno al certamen electoral, constituyen conductas que deben ser erradicadas de una sociedad que se dice democrática. En consecuencia, invitamos a la ciudadanía a cargar de sentido ciudadano el acto electoral, a informarse sobre las propuestas de las diferentes candidaturas, a votar de manera consciente por los mejores proyectos para nuestro país y, especialmente, a erradicar todo tipo de práctica que promueva o haga uso de la violencia verbal o física como medio para alcanzar fines políticos y electorales.

En las próximas elecciones parlamentarias del 11 de marzo, tenemos el reto de elegir a las personas que se encargarán de legislar sobre asuntos cruciales de la agenda democrática: En primer lugar, la aprobación de lo acordado en el proceso de paz no es un asunto resuelto, por el contrario, presenta un pobre avance de sólo el 18% de lo pactado; su cumplimiento es una tarea de primer orden y buena parte de esto se decidirá en el Congreso de la República que elegiremos, éste será el escenario para avanzar en la implementación. Un Congreso mayoritariamente opuesto podría significar el fin de la apertura democrática que está en el fondo del Acuerdo de paz.

En segundo lugar serán temas claves de la agenda legislativa:

  • El desarrollo de la lucha contra la corrupción, que constituye una de las más graves amenazas a la institucionalidad pública y al cumplimiento del precepto constitucional que establece que, Colombia es un estado social y democrático de derecho.
  • La apropiación de los recursos públicos por parte de grupos políticos para su enriquecimiento personal y colectivo, que va en detrimento de la posibilidad de cerrar la brecha de inequidad en el país.
  • La definición de proyectos democráticos para encarar graves problemáticas como la inseguridad urbana y el auge de la violencia en zonas donde antes hacían presencia las FARC;
  • La salud, la educación, el empleo, la vivienda, la protección del medio ambiente y la movilidad, entre otros.

Estas elecciones serán las primeras que se realizan en 53 años sin la presencia de las FARC como organización armada, hoy convertidas en partido político, compitiendo en el campo democrático por el apoyo ciudadano. Esto explica por qué la Misión de Observación Electoral MOE identifica un descenso del 20% de los municipios en riesgo electoral por violencia, pasando de 420 en 2010, a 389 en 2014 y, a 310 en 2018 (ver informe). Afortunadamente, el ELN aceptó las demandas ciudadanas de desescalar la confrontación armada y anunciaron el cese al fuego de acciones ofensivas entre el 9 y el 13 de marzo, para favorecer la participación en las elecciones parlamentarias. Esperamos que este cese se prolongue y permita un proceso electoral en este primer semestre sin las acciones violentas de esta organización guerrillera, que luego del fin de la confrontación con las FARC, han servido para fortalecer las propuestas de los sectores de extrema derecha.

Sin embargo, preocupa del informe de la MOE que el riesgo por delitos electorales apenas presenta un discreto descenso del 8% y que en muchos departamentos, las maquinarias electorales siguen en poder de grupos que en los últimos años, han construido verdaderos sistemas de saqueo a los recursos públicos. En las próximas elecciones tenemos la oportunidad de derrotar a los corruptos, e invitamos a la ciudadanía a repudiar sus prácticas y a no votar por ellos este 11 de marzo. Estamos convencidos que, tanto en las elecciones parlamentarias como en las presidenciales, lo que está en juego es el futuro inmediato de la nación colombiana; debemos optar por propuestas transformadoras que profundicen y amplíen la democracia y rechazar las que buscan mantener la inequidad con una democracia de muy baja intensidad. Hay muchas opciones para elegir las mejores personas al Congreso colombiano, nuestro llamado es a que el 11 de marzo una masiva y poderosa marea ciudadana ratifique el camino de la transformación democrática y cierre el paso a quienes se oponen al cambio.

Finalmente, nos sumamos al llamado a abolir todo tipo de violencia en el ejercicio de la política, y no nos referimos sólo a la condenable práctica de eliminar al enemigo o al contradictor, considerado casi automáticamente amenazante. Aludimos también a la violencia verbal que atemoriza, estigmatiza y miente, aquella cuyo principal recurso es la palabra como arma. Estas prácticas no son sólo promovidas desde los otros, es necesario revisar en nuestra cotidianidad, la apertura y capacidad de escucha ante posturas que no compartimos o candidaturas que no nos agradan y, especialmente, revisar si actuamos con respeto frente a quienes disienten de nuestros puntos de vista. Ese sería un buen aporte