Opinión

Jueves, 05 Noviembre 2020 22:28

Editorial. Lo valiente es dialogar

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La paz en tus ojos. Bertha Lucía Fríes, representante de las víctimas de la bomba de El Nogal, y Rodrigo Londoño, jefe del partido Farc. La paz en tus ojos. Bertha Lucía Fríes, representante de las víctimas de la bomba de El Nogal, y Rodrigo Londoño, jefe del partido Farc. Tomado de: El Tiempo.com

Es necesario volver a sentarnos a la mesa, mirarnos a los ojos, reconocernos diversos y dejar circular la palabra y el argumento desde un profundo respeto por la diferencia.

Cuando decidimos fundar Región hace 30 años, teníamos en Colombia un panorama complejo, marcado por la guerra contra el narcotráfico y la irrupción de la violencia terrorista en la vida urbana. En contraste, fuerzas de muchas proveniencias, cargadas de esperanza, abrían la posibilidad a una nueva Constitución Política, para lo cual fue fundamental disponernos a un diálogo abierto, amplio y plural que recogiera las voces ciudadanas para renovar el pacto democrático.

Si contrastamos con la situación de hoy y el pos acuerdo de La Habana, apreciamos similitudes, sobre todo ante la disyuntiva de la deriva entre la guerra, el sectarismo y la exclusión, y la posibilidad de una sociedad más incluyente, participativa y sintonizada con la construcción de una cultura de paz. En 1989 decidimos sentarnos a la mesa con diversos sectores y actores y maximizar ese resquicio esperanzador que ofrecía la Constitución permitiéndonos soñar con un nuevo país. Hoy, 30 años después, mantenemos la convicción sobre el diálogo social y la concertación como las mejores estrategias para: profundizar la democracia, reconocer y respetar las diferencias, ampliar la participación, promover la inclusión de nuevos actores en la vida política, tener un verdadero equilibrio de poderes y, sobre todo, lograr tramitar los conflictos históricos y alcanzar la reconciliación.

Entre finales del 2019 y hasta antes de la pandemia, las condiciones y el contexto cambiaron. Las movilizaciones en toda América Latina expresaron el clamor popular y los intereses de las nuevas generaciones y de una inmensa mayoría que ha salido a las calles a notificar, a quienes desean volver al pasado, que esa democracia no les representa. En Chile, epicentro del estallido en la región, lograron llegar al referendo para la reforma constitucional; Bolivia eligió de nuevo el Movimiento al Socialismo (MAS), que para no defraudar deberá enmendar sus errores superando el autoritarismo, el unipersonalismo y la polarización; las mujeres en Argentina y Ecuador avanzan en su demanda por el aborto legal, seguro y gratuito; más recientemente y en plena pandemia, en Estados Unidos e Inglaterra se tomaron las calles y levantaron la voz contra el racismo tras el asesinato de George Floyd. Entre tanto en Colombia, La Minga social y comunitaria recorrió el país para exigir al Presidente el cumplimiento de los Acuerdos de Paz bajo el asedio, amenaza y violencia desatada contra líderes y lideresas sociales y excombatientes de las FARC en proceso de reincorporación.

Reconocemos en todos estos signos la oportunidad de plantear un profundo y amplio debate sobre los contenidos de la democracia y el sentido de lo público. Si bien valoramos la movilización y participación ciudadana desde las redes sociales, somos críticos con estos nuevos escenarios convertidos también, en la manera de controlar la opinión, manipular, difundir el odio y la mentira, lesionando de manera contundente el modo de vida democrático, eclipsado por la confusión y la desinformación. En ese sentido, consideramos que nuestra responsabilidad está, en la recuperación de espacios cívicos libres de la “tiranía del click” o los trendig topics, y de los explosivos climas de opinión que se producen en las discusiones digitales. Es necesario volver a sentarnos a la mesa, mirarnos a los ojos, reconocernos diversos y dejar circular la palabra y el argumento desde un profundo respeto por la diferencia.

El pasado 29 de octubre se llevó a cabo la Sexta Cumbre de Diálogo Social, Tejiendo consensos para la vida digna y el bienestar, liderada por la Procuraduría General de la Nación. En el espacio, cuyo eslogan fue “lo valiente es dialogar”, participaron más de 200 personas de diferentes lugares y sectores del país: organizaciones sociales, servidores públicos, empresariado, líderes políticos, excombatientes, representantes de comunidades campesinas, afro e indígenas. Las posiciones sobre los temas abordados fueron tan diversas como sus participantes, sin embargo, el encuentro estuvo atravesado por la reflexión y la necesidad de identificar los mínimos que nos unen como sociedad para lograr consensos en torno a ellos. A pocos meses de finalizar su período como Procurador, el jefe del Ministerio Público entregó estas Cumbres de Diálogo Social a la institucionalidad, la sociedad civil y la ciudadanía, para que se conviertan en un bien público que, como sociedad, nos comprometamos a cuidar y promover.

Como organización social, reconocemos en ese llamado una oportunidad para contribuir desde nuestro acumulado institucional. Este momento requiere responsabilidad y seriedad para tender puentes con diversos actores y sectores. No es un camino fácil y siempre encontraremos quienes prefieran otras vías y critiquen esta; con ellos y ellas también queremos dialogar. Desde 1989 hemos creído —y seguimos creyendo— que, para fortalecer la democracia, es un imperativo ético aportar todo lo que nos sea posible para tejer confianza, acortar distancias, construir acuerdos y promover la acción colectiva. Igual que siempre y más que nunca, nos disponemos a: hacer parte de alianzas y espacios diversos, dialogar con quienes piensan y comprenden el mundo distinto y facilitar encuentros entre personas que nunca antes se imaginaron compartir el mismo espacio. Porque en este país y, en este momento, lo valiente es dialogar.