En Colombia, tras un agitado 2021, debemos concentrarnos en las elecciones nacionales que se realizaran en marzo y mayo, meses definitivos para decidir quiénes estarán a cargo de liderar y orientar el rumbo del país, los próximos cuatro años. En total se elegirán 108 senadores, 187 representantes a la Cámara y la persona que asumirá la presidencia.
El contexto en el que se desarrollan las campañas y en el que se llevarán a cabo las elecciones, es preocupante. Además de la pugnacidad política, hay riesgos electorales asociados a la violencia generada por diferentes grupos armados ilegales que buscan control territorial. La situación es tan crítica que la Defensoría del Pueblo emitió una alerta temprana advirtiendo que hay 274 municipios en riesgo extremo o alto y le pidió al Estado "tomar de forma urgente acciones preventivas". Otro importante factor de riesgo es el fraude electoral, ampliamente documentado por la Misión de Observación Electoral –MOE– alertando que 335 municipios, presentan algún nivel de riesgo de fraude para las elecciones a Cámara y 323 municipios para Senado. Como si fuera poco, existe preocupación por el papel que ha venido jugando la Registraduría, su falta de claridad en el manejo de la información, pone en duda su disposición y capacidad para garantizar un proceso electoral imparcial, seguro y transparente. Así está el panorama en el que llegaremos a los primeros comicios del 13 de marzo, día en que tendremos las consultas interpartidistas y elegiremos Senado y Cámara.
A las elecciones legislativas, la ciudadanía no les ha dado mucha importancia, lo que parece explicarse por la falta de claridad frente a la trascendental función que cumple cada una de estas instancias y sus competencias. Sin embargo, el Paro Nacional de 2021 le puso lupa al Congreso develando la importancia de sus funciones, sobre todo las relacionadas con la aprobación del presupuesto nacional, la formulación y sanción de nuevas leyes y el control político al ejecutivo; además, planteó la necesidad de generar cambios sustanciales en quienes lo integran, dándole paso a nuevos partidos, movimientos y personas que representen la pluralidad del país, cumplan su labor de manera consecuente y estén realmente conectadas con las transformaciones que la sociedad está demandando. Lo que se espera entonces es que esto se vea reflejado en un incremento de la participación ciudadana, en estas votaciones y en una recomposición del Congreso.
La gran novedad de estas legislativas será la elección, por primera vez, de las Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz (CTEP), creadas por el Acuerdo de Paz con el propósito de aumentar la representación política de los territorios más afectados por el conflicto armado. Se elegirán 16 Representantes a la Cámara, provenientes de las zonas rurales de 167 municipios en 18 departamentos; las personas electas deberán promover la plena implementación legislativa del Acuerdo de Paz e impulsar iniciativas que permitan avanzar en la construcción de la paz territorial. Esta es una gran noticia para la democracia y vale la pena hacer todos los esfuerzos para que sea una experiencia exitosa para el país y para las poblaciones históricamente excluidas.
La segunda consulta del 13 de marzo es la interpartidista; tres coaliciones acudirán a este mecanismo interno para elegir a quien, el 29 de mayo, les representará en las elecciones presidenciales y dependiendo de los resultados de este día, podría llegar a una segunda vuelta el 19 de junio. Las coaliciones también son una novedad de estas elecciones presidenciales. Si bien cada una de las tres alternativas está claramente identificada en el espectro político, hemos visto que internamente hay matices e incluso contradicciones. Las principales iniciativas y programas a ejecutar en caso de ganar, así como los principios políticos que orientan su acción, han estado en debate y generado tensiones lo cual, nos plantea la necesidad apremiante de entender las candidaturas no sólo desde sus tendencias ideológicas (centro, derecha, izquierda) sino también, desde las apuestas específicas y sus mecanismos para llegar al poder. Por más que nos represente una coalición, no es lo mismo una u otra candidatura al interior de ella.
Todas las elecciones son importantes, pero estas son especialmente significativas debido a los grandes retos que hoy enfrenta el país. Nos urge contar con una política económica que permita superar la pobreza y las desigualdades que por siglos hemos arrastrado, y que fueron agudizadas por la pandemia, para esto debemos contar con un enfoque multidimensional que articule los temas de ingreso económico con los de educación, salud, empleo, vivienda y protección social, de manera que logremos una economía sostenible que genere justicia social. Necesitamos avanzar de forma integral en la implementación del Acuerdo de Paz para alcanzar los objetivos propuestos en cada uno de sus puntos y crear condiciones de seguridad para los territorios y poblaciones fuertemente afectadas por la violencia. Requerimos fortalecer la institucionalidad pública para que cuente con la legitimidad y la capacidad suficiente para sacar adelante los grandes proyectos que deben llevarse a cabo en los próximos años, al tiempo que logre garantizar los derechos y libertades de la ciudadanía. Es muy importante impulsar las agendas progresistas que han venido avanzando en el país, relacionadas con la protección de la naturaleza y la tierra, la lucha contra la corrupción, las garantías para la protesta social, la participación ciudadana, los derechos de las mujeres, las minorías étnicas y la población LGBTIQ+, entre otras.
Más que un cambio de gobierno nos estamos jugando la posibilidad de reorientar el proyecto social, económico y político del país, y para lograrlo es necesario contar con una ciudadanía activa que ejerza de manera responsable el derecho que tenemos de elegir a quienes nos gobernarán. Necesitamos sacar de la política la violencia, el clientelismo, la corrupción y las relaciones con actores ilegales, y una de las formas de lograrlo es no elegir a quienes acuden a estas malas prácticas en sus campañas.
En Región insistimos en llenar nuestro voto de sentido, y esto lo logramos informándonos de manera responsable sobre la trayectoria, las propuestas y los apoyos políticos y económicos de las candidaturas; conversando con nuestra familia y círculos sociales sobre la viabilidad de las propuestas y tomando decisiones libes y conscientes. También recomendamos identificar el puesto de votación con tiempo, revisar la posible designación como jurado de votación, capacitarse y cumplir de manera responsable esa tarea; además, para quienes sea posible, postularse como observador electoral e informar posibles irregularidades. Y, por supuesto, recomendamos salir a votar.
Fortalecer la democracia es uno nuestros grandes desafíos y estas elecciones son una oportunidad de oro para avanzar en ese camino.