Tal y como lo hemos hecho siempre, Región, que se define a sí misma como organización de la sociedad civil con voz propia, asumió como parte de su tarea, producir una opinión responsable sobre los temas que son de nuestro interés. Así, en el mes de mayo publicamos diversos editoriales en los que expresamos nuestra opinión institucional sobre paz, educación, víctimas, anticorrupción y transparencia en las propuestas de los planes de Medellín y Antioquia. Radicamos en el Concejo de Medellín cuatro documentos, algunos de ellos en alianza con otras organizaciones o plataformas que profundizan algunas de estas propuestas, como con la Alianza por la Educación para el tema educativo y con organizaciones y líderes de los corregimientos en los temas de territorio y ruralidad. Igualmente, participamos en la Mesa Voces de Paz, en la Federación Antioqueña de ONG y en la Veeduría al Plan de Desarrollo de Medellín, con quienes construimos aportes para los planes. Y nos sumamos a la Mesa de Trabajo Mujer en la promoción de una movilización que reclamaba mayores recursos para los programas que se adelantarían desde la Secretaría de las Mujeres y reconocimiento de una agenda construida durante años por las organizaciones de mujeres.
Es probable que la mayoría de estas propuestas no se hayan escuchado y mucho menos incluido en las modificaciones. Aun así, creemos que es nuestra responsabilidad producir esta palabra y contribuir a generar un ambiente en la ciudad en el que, primero, los debates ciudadanos se tomen en serio, y segundo, entendamos que lo que se juega en los planes de desarrollo es el proyecto de ciudad y de región en los próximos años. Aunque sabemos que sobre estos procesos rondan preguntas por las pocas posibilidades reales de incidencia, seguimos pensando que son espacios importantes en el juego democrático y en la vida de la ciudad.
En este sentido, y con respecto al proceso de debate del Plan de Desarrollo de Medellín, tenemos cuatro consideraciones:
1) Saludamos el ejercicio de jornadas de participación ciudadana en relación con el anteproyecto promovido desde la Alcaldía de Medellín. Hubiera sido importante conocer el resultado de estas jornadas y su correspondencia con lo que quedó consignado.
2) Valoramos de manera especial los conceptos del Consejo Territorial de Planeación y de Medellín Cómo Vamos. Vemos que algunas de las falencias señaladas persisten, especialmente en el tema de indicadores y coherencia de metas con respecto a los acumulados de la ciudad; no obstante, creemos que constituye un valor importante la responsabilidad y seriedad de ambos conceptos y serán una buena guía para el seguimiento.
3) Si bien el Concejo de Medellín citó a la ciudadanía, y a las organizaciones sociales en particular, a presentar sus conceptos en los debates finales, la metodología de esta convocatoria va en contravía de que haya una real participación; la falta de claridad en la convocatoria, los tiempos asignados, la falta de una disposición real de los ediles para escuchar las propuestas de la ciudadanía, profundizan de facto la sensación de ser, como dice la gente, “convocados de piedra” a un debate en el que ya las grandes y pequeñas decisiones estaban tomadas.
4) Y esto lo decimos de manera autocrítica, es notoria la fragmentación y falta de fuerza y contundencia para incidir en el Plan desde el sector social. Muy a nuestro pesar, lo que prima no es la mirada del interés general, la pregunta por el proyecto de ciudad que está en juego, sino la de la de los intereses particulares, la del famoso CVY (“Como Voy Yo”). Lamentamos, con muy pocas excepciones, la ausencia de las universidades y la academia local en este debate; el Plan de Desarrollo, que define el rumbo de la ciudad en los próximos años y que debería concitar el interés por producir una opinión calificada, sencillamente no hace parte de las preocupaciones de nuestras universidades hoy, con lo cual pierde la universidad en su esencia de ser centro pensamiento que alimenta los debates y propuestas y pierde la ciudad toda cuando el único vínculo que se establece con la administración es el de la contratación. Igual pasa con los empresarios; sabemos que se la juegan en las campañas electorales, que aportan recursos y dineros a los candidatos de su predilección, que inciden en que temas relacionados con sus negocios entren o salgan. Y que los gobernantes los escuchan. Pero qué bueno sería para la ciudad que esta no fuera una incidencia a puerta cerrada, que pudiéramos saber que piensan de esta ruta, cuáles son sus apuestas. Y, claro, debatirlas también. Finalmente, desde el espectro de las organizaciones sociales, si bien algunas organizaciones produjimos una opinión por lo general son propuestas desarticuladas y poco rigurosas en lo técnico y tampoco logran incentivar la movilización y el diálogo con los intereses del conjunto de la ciudad.
Como lo dijimos en todos nuestros editoriales, la equidad y la paz, deben estar al centro no solo de las apuestas de la administración municipal sino de la ciudadanía. Región compromete su palabra y su accionar a hacer seguimiento, a producir conocimiento y debate, para que estos asuntos ocupen un lugar en la agenda ciudadana.
Quizás sea la hora de reinventarnos un nuevo pacto de ciudad que nos permita colectivamente avanzar en este camino aprovechando la oportunidad democratizadora que puede generar la construcción en la nación del post acuerdo de paz. Esto requiere tanto institucionalidad como ciudadanía trabajando desde posturas democráticas, buscando el bien común. A esto le queremos apostar en los próximos cuatro años.