Opinión

Miércoles, 30 Junio 2021 11:34

Asambleas Populares: un escenario político de participación juvenil

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las Asambleas Populares empezaron a desarrollarse en las calles, logrando que la población de las comunas, localidades y barrios se tomaran los parques, plazas y canchas, buscando fundamentalmente ser escuchadas

En el marco de las movilizaciones que iniciaron el 28 de abril, hemos visto la insistencia en la necesidad de establecer diálogos entre diferentes actores, diálogos que recojan la diversidad de voces, que reúnan las expresiones locales y que las articulen a espacios nacionales de toma de decisiones. En este contexto, y mientras en muchos escenarios se seguía discutiendo sobre cómo organizar estos encuentros, emergieron las denominadas Asambleas Populares, una iniciativa de las juventudes movilizadas, quienes las han descrito como una acción organizativa y un dispositivo de participación ciudadana, con el cual buscan responder a los espacios tradicionales de representación, en los cuales no se sienten incluidas; además, de darle un carácter más territorializado a los debates sobre los temas propios de la coyuntura del Paro Nacional.

Esta participación de las juventudes es de vital importancia, puesto que estamos hablando de una de las poblaciones más afectadas por el incremento de la pobreza en el país. Según el informe presentado por el DANE a finales de abril (2021), la pobreza en Colombia incrementó 6,8 puntos porcentuales frente al 2019, lo que significa que más de 21 millones de personas viven en condición de pobreza, y más de siete millones, en pobreza extrema, es decir, el 42,5 % de la población. Además, la población joven (entre 14 y 28 años) tuvo una tasa de ocupación del 42%, cifra que también disminuyó; y el desempleo joven fue de 23,9%, con un aumento de 3,4% frente al trimestre enero-marzo de 2020. Todas estas cifras, sin duda, tienen que ver con el descontento, la insatisfacción y los reclamos que hoy tienen en la calle a este sector de la población.

Las Asambleas iniciaron alrededor de las ollas comunitarias en los lugares de asentamiento (Puerto Resistencia y la Luna en Cali, Usaquén en Bogotá, Parque de la Resistencia en Medellín, entre otros), a partir de actividades solidarias como compartir los alimentos, en las que se congregaron jóvenes, estudiantes, artistas, docentes, indígenas, madres comunitarias, colectivos de barras organizadas, colectivos de mujeres, comunidades barriales y campesinas, entre otras. A medida que se establecían diálogos sobre la ruta y horizonte de la movilización, se iban cualificando las formas de atender colectivamente el momento por el que se atravesaba y así fue tomando fuerza la necesidad de contar con un escenario asambleario que permitiera una mayor organización del diálogo popular y comunitario.

De esta manera, las Asambleas Populares empezaron a desarrollarse en las calles, logrando que la población de las comunas, localidades y barrios se tomaran los parques, plazas y canchas, buscando fundamentalmente ser escuchadas desde su afectación socioemocional, compartir propuestas, apuestas políticas y demandas de las comunidades, exigir a las instancias locales y nacionales la protección a la vida, corredores humanitarios y desmilitarización de las ciudades que presentaban cifras de desaparición, homicidios a manos de la fuerza pública y denuncias de agresión física y sexual por parte de la policía en contra de manifestantes; entablar conversaciones sobre este momento histórico a través de procesos de formación articulados con docentes de universidades públicas y privadas y congregarse a través del arte, la cultura y la música como acción comunicativa y de expresión.

Rápidamente, se empezaron a diseñar propuestas pedagógicas y metodológicas para acompañar el desarrollo de las Asambleas, convirtiéndolas en escenarios propicios para el debate sobre múltiples problemáticas asociadas a las demandas del Paro Nacional. De igual manera, se han establecido responsabilidades individuales y liderazgos colectivos entre quienes han venido participando, y se están generando acciones para comunicar y movilizar sentidos alrededor del Paro. Las principales temáticas que han emergido están relacionadas con la crisis de legitimidad del Estado, la gobernanza, gobernabilidad y los procesos participativos en cada territorio, el desmonte del ESMAD y la reforma a la policía, ejercicios de exigibilidad sobre el respeto a la vida, la defensa a la implementación del Acuerdo de Paz y la economía solidaria como elemento fundamental para construir alternativas de vida digna.

Estos mecanismos de participación y debate han promovido un diálogo plural, popular y comunitario, convirtiéndose así en escenarios con propuestas y horizontes políticos y sociales claros, pues vienen rescatando un tejido social para la interlocución sobre problemáticas y exigencias locales históricas, al tiempo que aportan de manera significativa al momento que atraviesa el país. La lectura de las relatorías de las Asambleas que hasta el momento se han llevado a cabo en Cali, Medellín y Bogotá, permite identificar que las juventudes participantes en estos espacios consideran que hay una ganancia política importante con la movilización social, señalando de manera particular la democratización de la palabra, la reivindicación de los derechos y las libertades, la lucha por el territorio y la conversación entre posiciones antagónicas. Elementos fundamentales para la transformación social que urge en Colombia.

Varias preguntas rondan actualmente la agenda pública del país. ¿Cuál es la ruta para la concertación entre la ciudadanía y la institucionalidad pública? ¿Cómo es eso de las nuevas formas de participación juvenil y cómo se integra a los espacios formales de la democracia local y nacional? Las Asambleas Populares han puesto sobre la mesa una serie de demandas y propuestas que se han recogido de manera rigurosa en distintos formatos (relatorías, comunicados, videos). Sin embargo, estos espacios no están pensados para perdurar en el tiempo; se les ve, por lo menos por ahora, como espacios transitorios para responder al momento específico que atraviesa el país, lo cual tiene un riesgo, y es que todo lo que ha surgido en el marco de estos ejercicio de participación juvenil se diluya, a medida que se vaya reduciendo la movilización social. Lo anterior representa un reto para la institucionalidad pública y para los distintos sectores sociales organizados, quienes deberíamos servir de facilitadores para que los insumos que están emergiendo de las Asambleas Populares lleguen a espacios institucionales, donde sea posible incorporarlos a políticas, planes, programas y proyectos municipales, departamentales y nacionales, dando respuesta a las demandas de las juventudes en particular y de la ciudadanía en general. De igual manera, es importante reconocer las vocerías que las personas jóvenes han identificado en estos espacios y empezar a convocarlas para que participen en los distintos procesos sociales que se adelantan en los territorios, contribuyendo a su desestigmatización y promoviendo nuevas alianzas público-privadas y público-populares, donde se incluyan los rostros y las voces de quienes de manera valiente y persistente nos están proponiendo avanzar en la construcción del país que deseamos ser.

 

Agradecimiento

Este editorial fue posible gracias a la conversación abierta y colectiva con varias personas que han acompañado las Asambleas Populares y de juventud, gracias por su labor y la apertura:

  • Flako Porras (Medellín)
  • Checho Juventud (Medellín)
  • Juana Afanador (Bogotá)
  • Sandra Castro Gómez (Cali)
  • Guillermo Acevedo (Pereira)