Opinión

Jueves, 25 Agosto 2022 12:58

La Colombia de lo posible

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Al presidente Gustavo Petro, a la vicepresidenta Francia Márquez y a todo el gabinete, les deseamos una gestión rigurosa, coherente, transformadora y efectiva... Anhelamos que los más de 50 millones de ciudadanos y ciudadanas, habitantes de este país, tengamos una vida buena, y seamos capaces de construir la Colombia de lo posible.

El 7 de agosto de 2022 en la Plaza de Bolívar de Bogotá y muchos otros espacios públicos del país, miles de personas visiblemente emocionadas, celebraron la llegada al poder del primer gobierno de izquierda que tiene Colombia en sus 214 años de vida republicana. Fue una gran fiesta llena de símbolos que reflejaron la idea de cambio que encarnan Gustavo Petro y Francia Márquez.

En el discurso de posesión, el nuevo presidente anunció las prioridades de su mandato para los próximos cuatro años: el cuidado de la vida, la consolidación de la paz, la justicia social y ambiental, la igualdad de género, el reconocimiento e inclusión de las poblaciones, los sectores y los territorios históricamente marginados, la lucha contra la corrupción, la participación permanente de la ciudadanía en los asuntos públicos, el desarrollo de la industria nacional, el impulso a la economía popular y campesina, y el cumplimiento de la Constitución del 91, fueron los asuntos destacados por el mandatario en el marco de lo que denominó "la Colombia de lo posible".

Los compromisos señalados por el Jefe de Estado han hecho parte de las agendas promovidas por los movimientos y organizaciones sociales, durante décadas, por ello es muy significativo para quienes hacemos parte de estos sectores, que estos temas estén incluidos entre las principales apuestas de la Presidencia. Los pueblos indígenas y afrocolombianos, los movimientos sindicales, campesinos, estudiantiles, las mujeres, juventudes, líderes y lideresas sociales, población LGTBIQ, las organizaciones de derechos humanos, los territorios del Pacífico y del Caribe, habitantes de departamentos como Putumayo, Amazonas, Vaupés, Guainía y municipios como Guapi o Quibdó, sienten que sus voces, sus necesidades y reivindicaciones son esenciales en los propósitos de un país que en los próximos años buscará disminuir la pobreza y la desigualdad, generar riqueza y distribuirla de manera justa, y cerrar las brechas que históricamente les han mantenido en situaciones de exclusión social, económica y política. Son muchas las razones para la esperanza.

Sin embargo, los resultados de las elecciones del mes de junio dejaron claro que un sector importante del país, tiene grandes distancias con la propuesta que llevó al Pacto Histórico a la Casa de Nariño, de ahí que uno de los hechos políticos más significativos del discurso de posesión, haya sido el llamado del presidente a la unidad nacional, pues reconoce la necesidad de superar la división y la intolerancia que nos han enfrentado por décadas. La invitación al diálogo entre todos los actores y sectores, así como declararse el presidente de todas y todos los colombianos, fueron mensajes fundamentales, pues en ellos, reconoció que existen visiones y posturas distintas, y la necesidad de incluirlas en el debate democrático para gobernar a Colombia.

Como en todo momento de cambio, las expectativas son muy altas y los retos enormes. Se requiere sensatez para moderar las primeras y calma para enfrentar los segundos. Las problemáticas estructurales no se van a solucionar de la noche a la mañana: una tasa de desempleo del 11,3%, una inflación histórica del 9,2%, un déficit fiscal del 7,1%, una deuda externa del 50,7% del PIB, 21 millones de personas en situación de pobreza, el recrudecimiento de la violencia a lo largo y ancho del territorio nacional, el desvío de los dineros para la paz, entre otros hechos internos que se suman a un complejo y cambiante panorama internacional, deben servir de ilustración para que tanto simpatizantes como contradictores, comprendan que las transiciones planteadas en el Programa de Gobierno, requieren tiempo para concretarse y que es necesario sumar esfuerzos y recursos, desde distintos escenarios, para que a Colombia le vaya bien.

Con la convicción del papel fundamental que tendrán las organizaciones de la sociedad civil en los próximos años para ayudar en la concreción de los grandes proyectos que se inician en el país, consideramos necesario contar con un sector articulado, fortalecido y activo que mantenga una interlocución calificada y crítica con el Ejecutivo y el Legislativo. Desde la Corporación Región aportaremos al cumplimiento de estos objetivos, asumiendo con responsabilidad nuestro rol de organización independiente y autónoma que realiza control social a la gestión pública. A través de los distintos espacios nacionales y locales de los que participamos, resaltaremos los aciertos y avances, visibilizaremos vacíos y errores, cuestionaremos actuaciones en contra del Estado Social de Derecho, la Constitución Política, el equilibrio de poderes y la independencia de los órganos de control y, haremos seguimiento al cumplimiento del Plan Nacional de Desarrollo. Tal como lo hemos hecho durante 33 años, pondremos nuestro conocimiento y trayectoria al servicio de la construcción de una sociedad más justa, más democrática y en paz.

Al presidente Gustavo Petro, a la vicepresidenta Francia Márquez y a todo el gabinete, les deseamos una gestión rigurosa, coherente, transformadora y efectiva. Confiamos en que haya cambios reales que garanticen derechos y bienestar a quienes han padecido la guerra, el hambre y la falta de oportunidades. Anhelamos que los más de 50 millones de ciudadanos y ciudadanas, habitantes de este país, tengamos una vida buena, y seamos capaces de construir la Colombia de lo posible.