Opinión

Viernes, 08 Abril 2016 08:01

Planes de Desarrollo y Proceso de Paz

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En nuestro anterior editorial propusimos seis componentes que, a nuestro modo de ver, serían indispensables desde la perspectiva de un enfoque territorial de paz. Estos son: 1. Atención integral de víctimas; 2. Acciones de pedagogía y cultura de paz; 3. Reintegración y reconciliación; 4. Garantías de No Repetición; 5. Instancias de participación ciudadana; y 6. Medidas de anticorrupción y transparencia.

 

¿Cómo vemos, a la luz de estos enunciados, las propuestas de los planes de desarrollo para Medellín y para Antioquia?

Según los diagnósticos de los planes de desarrollo de Antioquia y de Medellín, Pensando en grande y Medellín cuenta con vos, respectivamente, en el departamento se encuentran registradas 1.586.378 víctimas, mientras en la ciudad hay 575 mil. Eso significa aproximadamente el 20.6% y el 7.5% del total de las 7.675.032 víctimas que están registradas en la Unidad para la Atención y Reparación Integral a Víctimas (UARIV) . Además, estudios académicos, judiciales y periodísticos han demostrado que tanto en el departamento como en la ciudad se expresaron todas las modalidades de victimización desarrolladas por todos los actores del conflicto armado colombiano, por lo que se puede afirmar que el meridiano de la guerra colombiana ha pasado de manera significativa por este territorio.

Sin embargo, como ya advertimos desde la contienda electoral del año 2015, en las campañas a la Gobernación de Antioquia y a la Alcaldía de Medellín, la relación con el Proceso de Paz no fue un componente importante del debate electoral. Y esta ausencia se mantiene, aunque con matices, cuando miramos las propuestas de los planes de desarrollo presentados por los mandatarios elegidos.

Los principales vacíos que identificamos en los planes de desarrollo empiezan por la invisibilidad de este tema en las generalidades y el contexto. O tal vez se crea que está referido cuando se habla genéricamente de 'posconflicto' y de 'paz territorial', sin ahondar en las implicaciones que este proceso en particular tendría para la ciudad y el departamento. Como hemos insistido en varias oportunidades, estamos ante el avance más significativo en la posibilidad de un salida negociada al conflicto armado en este país, y esto debería constituir, de manera explícita, un horizonte privilegiado de actuación de los gobiernos local y departamental.

Esto es inexplicable para el caso de Antioquia, dado el impacto que el conflicto armado sigue teniendo en algunas regiones del departamento, donde si bien es cierto que el desescalamiento del conflicto armado que han establecido el Gobierno colombiano y las FARC-EP ha generado una disminución de las acciones de violencia, esto no significa que la confrontación armada haya terminado, como quedó en evidencia en el reciente paro armado de Los Urabeños entre el 31 de marzo y el 1 de abril. En dicho paro varias subregiones de Antioquia y algunas comunas de Medellín fueron objeto del accionar violento de esta agrupación armada. Eso muestra que no estamos aún en una etapa de posconflicto.

Nos inquieta que estos planes de desarrollo no se crucen de manera directa con lo que ya se sabe acordado en la mesa de negociaciones; por ejemplo, en relación con el tema agrario, la participación ciudadana, las drogas ilícitas y la reparación de las víctimas. Si bien es cierto que el acuerdo final aún no se ha firmado, lo más probable es que se haga en el transcurso del año. La pregunta es, entonces: ¿cómo están pensando las administraciones de Antioquia y Medellín incorporar esto en su acción programática e institucional si no se incluyen desde ya estos temas?

En el caso del departamento de Antioquia valoramos positivamente que se haya planteado una línea estratégica denominada "Paz y Postconflicto", en la cual se plantea como objetivo: "Formular, adoptar, articular, ejecutar, coordinar y acompañar las políticas, planes, programas y proyectos, que contribuyan a la Paz dentro del marco del Posconflicto de la población Antioqueña", con los siguientes programas: Construcción de paz, Antioquia en paz y Trabajo decente y desarrollo económico local para la paz. Sin embargo, lo que cada programa contiene aún está en un alto nivel de generalidad y los indicadores de resultado son muy difusos.

Del Plan de Desarrollo de Medellín se destaca la inclusión de proyectos relacionados con la paz en la dimensión estratégica Recuperando la seguridad y la convivencia ciudadana. Allí se ubica el reto Medellín cuenta con vos para construir la paz en el territorio y en él cuatro programas: Promoción de los derechos humanos, Postconflicto y garantías de no repetición, Memoria y participación para la construcción de paz, y finalmente, Atención a víctimas del conflicto armado. También hay algunas iniciativas en relación con reintegración de excombatientes y cultura de paz, aunque en la mayoría de ellos los indicadores no tienen definidas las metas cuantitativas o cualitativas a lograr, lo cual hará muy difícil medir sus alcances reales. Por otra parte, se extraña que no haya ninguna alusión a la agenda Posacuerdo con la que el alcalde Gutiérrez se comprometió con la Mesa Voces de Paz, en la cual incluyó asuntos como la continuidad en la búsqueda de desaparecidos en La Escombrera, el Informe de Memoria Histórica "Medellín ¡Basta ya!" y la convocatoria del Consejo Municipal de Paz.

Llamamos igualmente la atención sobre la poca adecuación para la participación ciudadana en el tema de paz y la debilidad de la estructura institucional local para el desarrollo de la articulación con los acuerdos del proceso de cara a su culminación en la firma de un Acuerdo General de Paz. Hay que reconocer que la Gobernación se propone la convocatoria del Consejo Departamental de Paz y la conformación de Mesas Subregionales de Paz y posconflicto, así como la creación de la Gerencia de Paz, aunque lo que se plantea está en un nivel de generalidad tal que no permite establecer cuál será la labor de esta dependencia. Es lamentable además que desconozca lo hecho en la Gobernación anterior desde el programa Preparémonos para la Paz, del cual se obtuvieron aprendizajes importantes sobre la construcción de paz desde los territorios. Por su parte, el Plan Medellín Cuenta con Vos no contempla siquiera la convocatoria del Consejo Municipal de Paz, no se propone la generación de un espacio de participación para la materia; y si bien mantiene dependencias como la Subsecretaría de Derechos Humanos, la Unidad Municipal de Atención a Víctimas y el Museo Casa de la Memoria, nos preocupa que no haya una dependencia municipal que, de manera clara, coordine y articule la acción de la Alcaldía con relación al Proceso de Paz.

Lamentablemente, parece que estas administraciones no reconocen aún que la paz se firmará en La Habana pero se construirá en los territorios y, por ende, esta afirmación no se traduce aún en tareas inmediatas. Sería deseable que, además de promover espacios de participación ciudadana y dar pasos en la perspectiva de adecuación institucional, Alcaldía y Gobernación se comprometieran con una labor de pedagogía ciudadana para que la población del departamento y la ciudad conozca y valore con criterio los beneficios y debilidades de los acuerdos y, de esta manera, se contribuya a la construcción de unas posturas más racionales y argumentadas, pues proliferan el desconocimiento y las tergiversaciones.

Medellín y Antioquia han sido, muy a nuestro pesar, escenarios perfectos para el desarrollo del conflicto armado y la victimización de la población. Hoy se debería liderar claramente, desde los gobiernos y la sociedad civil, un gran pacto por la paz en nuestros territorios. Esto pasa por mirar, sin ambigüedades, lo que pasa en La Habana entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP y, ojalá muy pronto también, en el proceso con el ELN, como una oportunidad para avanzar en la democratización del territorio.

 

Foto: Jesús Abad Colorado (Comuna 13 de Medellín)