Reiteramos nuestro rechazo a la violencia y la necesidad de sumar esfuerzos públicos y privados en torno a la protección de la sociedad civil y la defensa y garantía de sus derechos.
Volvimos a los municipios, a las veredas y a los barrios para vernos con todas las personas que le dan sentido a nuestro trabajo. Llegamos a las escuelas, retomamos los encuentros comunitarios, salimos a las calles, recorrimos la ciudad, atravesamos ríos, nos sentamos ante nuevas mesas y, al fin, nos volvimos a abrazar.
En Región insistimos en llenar nuestro voto de sentido, y esto lo logramos informándonos de manera responsable sobre la trayectoria, las propuestas y los apoyos políticos y económicos de las candidaturas; conversando con nuestra familia y círculos sociales sobre la viabilidad de las propuestas y tomando decisiones libes y conscientes.
La nuestra es una invitación a propiciar un contexto favorable que nos permita plantearnos las preguntas de fondo, pues uno de los principales problemas de lo que pasa en Medellín es que no hemos logrado determinar cuál es el centro del debate.
Que seamos una sociedad más solidaria, capaz de indignarse y movilizarse ante el padecimiento de los más vulnerables, dispuesta a respetar las diferencias, tramitar pacíficamente los conflictos, perdonar y reconciliarse. Que seamos un país más justo, donde cada persona pueda construir su vida querida.