La bitácora Por los Surcos de La Memoria ha sido una motivación para las personas que participan en el proceso, a partir de la reconstrucción de relatos autobiográficos se empieza a recuperar las memorias de la tradición campesina y cafetera, que fortalece los procesos de identidad y de apropiación del campo.
La segregación socio-espacial en Medellín moldea una cultura arribista en la que a la injusticia social se añaden las fallas en la asignación de respeto y reconocimiento a todas las personas con independencia de su nivel de ingreso.
... que el Acuerdo no se cumpla no es un problema para las FARC, sino la pérdida de una oportunidad histórica de trasformación democrática para nuestra nación, y el aplazamiento una vez más, de las expectativas de millones de habitantes del campo colombiano y de las víctimas, en torno a una nación con mayores oportunidades para llevar una vida digna.
El 20 y 21 de septiembre te invitamos a conversar sobre las principales problemáticas de tu ciudad y a soñarnos un futuro posible para la región.
Para que Medellín avance en este camino es necesario reconocer que hoy somos una ciudad fracturada, escindida, polarizada. Necesitamos tender puentes, activar diálogos difíciles pero posibles. Hemos liderado en buena medida las dinámicas del conflicto armado, somos la tierra que vio nacer sus más poderosos protagonistas y sus miles de víctimas. En medio de esto, contamos también con una serie de experiencias de resistencias, de iniciativas de paz que, desde los barrios, las instituciones, el arte y la cultura nos han enseñado otras gramáticas.
Es demasiado prematuro para resolver este enigma. Pero lo que sí está claro es que Colombia no saldrá indemne de este nuevo período de gobierno, pues muchas de las políticas de Duque implican un retroceso en relación con avances hechos en el terreno de las libertades individuales y de conquistas sociales de gran relevancia.
Del 6 al 8 de septiembre nos encontraremos en el Museo de Antioquia para conversar sobre los retos que tenemos como sociedad para construir un país reconciliado.
Esta ciudad tiene un invaluable acumulado de experiencias de convivencia y alternativas de cuidado construidas por décadas por organizaciones sociales que deberían ser reconocidas y fortalecidas.
Y ante esa “cordialidad” supuesta, cualquier reclamo, cualquier uso de la palabra, cualquier petición de respeto, es un atentado que se paga con la vida. El hombre peligroso monta en cólera por la determinación de las palabras de la mujer desarmada. Ante estas palabras, la rabia del violento se agudiza y su potencia homicida se vuelve más real.