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Mostrando artículos por etiqueta: Retos

Martes, 09 Junio 2020 13:29

Editorial. La Educación en Emergencia

Está claro que la pandemia profundiza la crisis social, económica, ambiental y cultural, tocando los cimientos de lo que hoy conocemos como modelo educativo y descubriendo, una vez más, su ineficiencia, su desarticulación y las desigualdades que produce.

Publicado en Opinamos

El gran desafío que tenemos como humanidad es atender a los llamados que nos hace esta pausa mundial, retomar lo fundamental y construir sociedades incluyentes, respetuosas y protectoras de los derechos básicos y del medio ambiente.

Publicado en Opinamos

En los últimos veinte años, la ciudad ha tenido un gran movimiento de organizaciones juveniles que trabajan por el bien común. Cinco o más jóvenes en una esquina ya no son sinónimo de violencia, eso es lo que hacen ahora miles de muchachos en nuestros barrios y veredas, jóvenes que se reúnen para trabajar por las cosas que los mueven.

Publicado en Entérate
Viernes, 07 Febrero 2020 15:35

El Valle de Aburrá: ¿territorio de paz?

Los centros urbanos del país deben comprometerse con la implementación del Acuerdo de Paz, pues este conflicto armado ha tocado las entrañas de la sociedad; no es un asunto exclusivo de víctimas y victimarios.

Publicado en Opinamos
Viernes, 06 Diciembre 2019 14:21

Región: 30 años conectada con la democracia

En un contexto donde la pervivencia de estas organizaciones es cada vez más adverso, examinamos las posibilidades de seguir existiendo. Tenemos claro que el principal factor de sostenibilidad es social y político y tiene que ver con el sentido de lo que hacemos; por eso este aniversario ha sido, como hace 30 años, un llamado a conversar, a hacernos las preguntas pertinentes, a mirarnos a los ojos y ver la hondura de la incertidumbre, pero también de la esperanza.

Publicado en Opinamos
Miércoles, 04 Diciembre 2019 21:48

Región: 30 años ejerciendo la ciudadanía



JaimeSaldarriaga

Jaime Saldarriaga

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Docente vinculado de la Universidad de Antioquia. Educador. Doctor en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud. Empleado y socio de la Corporación Región, desde 1994 hasta 2015.




Resumen

 


Corporación Región: 30 años ejerciendo la ciudadanía

Introducción

La Corporación Región fue creada en 1989 como resultado de un ejercicio colectivo en el que el grupo fundador, decide constituirse como actor social y político bajo la categoría de ciudadanía; encuentra en la construcción y ejercicio ciudadano su razón de ser, lo que la lleva a tomar distancia de posturas de otros grupos que durante décadas, apostaron a la toma del poder por la vía armada. La Corporación va a reconocer en la ciudadanía, algo mucho más que un modo de identificarse o nombrarse frente al Estado y al resto de la sociedad, o que ser reconocido como sujeto con derechos en razón del status que le confiere la mayoría de edad.

En el contexto del surgimiento de Región, la ciudadanía está en el centro de la configuración de un nuevo contrato social para Colombia: la Constitución Política de 1991. Simultáneamente, la ciudad de Medellín, lugar de su nacimiento y aparición pública, pasa por una de sus peores épocas:

Comportamiento de los homicidios en Medellín 1980-2007. Durante el período de estudio se registraron en la ciudad un total de 84.863. En su distribución anual, el pico más alto se registró en 1991, con 6.810 homicidios y un promedio diario de 18.7, y el más bajo en 2005, con 846 homicidios. En términos de tasas se observó durante el período un ascenso en la mortalidad por esta causa durante la década del 80, alcanzando sus niveles más altos al empezar los 90, para luego descender de manera sostenida hacia finales del siglo pasado y presentar un periodo ondulante en los primeros años del presente (Franco y otros, 2012, p. 3201)

Como un paso fundamental para potenciarse como sujeto colectivo de la ciudadanía, Región, junto con otras siete organizaciones conformó la alianza Viva La Ciudadanía, en plena emergencia de la nueva Constitución1.

Región desde sus comienzos ha entendido que la magnitud de lo que acontece en la ciudad no puede ser abordado sólo por el Estado (tanto nacional como municipal) o por la sociedad, y que el ejercicio de la ciudadanía que la constituyó va a exigir, a diferencia de otras épocas y de otras organizaciones, apoyar acciones del gobierno nacional, departamental y local (Consejería Presidencial para Medellín) en cuanto a la defensa, protección y promoción de los derechos humanos. El ejercicio colectivo de la ciudadanía va a configurar la actuación de la Corporación en sus 30 años, en torno a objetivos comunes a la sociedad y al Estado, como la lucha por la garantía de los derechos humanos, la democracia y la construcción de paz. En consecuencia, este artículo señala algunas de las concepciones, posicionamientos y acciones que Región en su historia ha construido como sujeto social y organización ciudadana.

1. Ciudadanía y Democracia

La noción de ciudadanía se entiende desde la forma clásica liberal de democracia representativa (Bernal, 2004, p.14); reafirma que la lucha por la democracia parte del reconocimiento de los mecanismos formales de elección de legisladores y gobernantes, por lo que, en sus programas y proyectos siempre ha impulsado la vía electoral como la forma legítima de acceder al poder, defender el voto como derecho y deber, y la transparencia en el ejercicio electoral.

Para ello, ha desarrollado acciones educativas de cultura política, como la conformación de las Escuelas de Liderazgo Democrático, en 1994, asumiendo que los sujetos políticos que requería la Constitución de 1991 tenían que formarse desde una cultura política cuyos referentes fueran los Derechos Humanos y la Democracia, por lo cual desarrolló metodologías para que miembros de comunidades con poca escolaridad pudieran hacerlo. Vocación que no ha abandonado, evidente en su última campaña Tú decides con dos líneas de acción: la primera, una estrategia digital para acercar la ciudadanía a la información, de manera clara y sencilla, brindar elementos para la toma de decisiones, capacitar para el adecuado ejercicio del voto y recoger las percepciones y propuestas de la ciudadanía digital; la segunda, centrada en la promoción de espacios de formación y diálogo para la construcción de propuestas, la realización de foros con candidatas y candidatos y la firma de pactos por la elaboración incluyente de Planes de Desarrollo.

Así lo planteaba su exdirector y socio fundador Jorge Bernal:

“Es perentorio recuperar los elementos valiosos de la democracia representativa en sus versiones más auténticas. El voto realmente libre, la rendición periódica y coherente de cuentas por parte de los elegidos, a los representados; un efectivo sistema estatal de contrapoderes; la revocatoria del mandato; una evidente igualdad de oportunidades; una gestión gubernamental democrática y transparente en el manejo de los bienes públicos” (2004, p. 38).

Pero la concepción de ciudadanía política de Región no se agota en la democracia representativa; la democracia deliberativa y la democracia directa han atravesado muchas de sus prácticas. La democracia deliberativa se ha impulsado y ejercido desde distintos ámbitos, procesos y escenarios. En los años noventa participó y promovió los Seminarios: Alternativas de Futuro para Medellín y el Área Metropolitana, espacios de encuentro y debate sobre la ciudad y sus problemáticas, en los que gobernantes locales, la academia, empresarios y otros sectores, se reunían a escuchar y analizar lo que, desde las comunidades barriales (Foros comunales) se visibilizaba, y buscar consensos de acción entre los distintos sectores sociales y gubernamentales:

En los foros comunales se encontraron 937 dirigentes, 433 organizaciones comunitarias de los corregimientos y 217 organizaciones de los barrios y asentamientos de la ciudad para dialogar sobre esos temas que le interesan a la ciudadanía, como el empleo, la educación, la vivienda, el espacio público, la cultura, la organización comunitaria, la participación y la seguridad ciudadana (Ver enlace

Desafortunadamente, posteriores gobernantes le quitaron fuerza a la deliberación política, restringiéndola a ejercicios participativos en decisiones sobre algunos recursos económicos para resolver necesidades materiales de las comunidades (Presupuesto Participativo). A comienzos del siglo, se intentó recuperar esta dinámica impulsando los Congresos de Ciudad, aunque sin contar con la voluntad política de los recientes gobernantes locales.

Otros modos de ejercer la ciudadanía deliberativa impulsados por Región han sido las veedurías, las rendiciones de cuentas y los observatorios sociales (Social Watch), en especial, en pro de una gestión gubernamental democrática y transparente en el manejo de bienes públicos. Se destaca la Veeduría Ciudadana a los Planes de Desarrollo de Medellín, en articulación con redes de organizaciones sociales, aunando la investigación y el conocimiento académico para deliberar con argumentos:

Siguiendo los lineamientos de la constitución Política de Colombia, surge la Veeduría Ciudadana al Plan de Desarrollo de Medellín como resultado del esfuerzo de un grupo de organizaciones de la sociedad civil empeñadas en crear las condiciones que permitan desarrollar los preceptos constitucionales y legales en materia de participación ciudadana en las decisiones públicas, transparencia en la gestión y petición de cuentas a los gobernantes. https://veeduriamedellin.org.co/index.php/nosotros 

Similares acciones emprendió la Corporación en escenarios que se ocupan del derecho a la educación, a la ciudad y al territorio, los derechos de infancia y de la juventud, entre otras y en especial en el último tiempo, en el marco del Acuerdo de Paz entre el gobierno nacional y la guerrilla de las FARC, buscando especialmente la garantía de los derechos de las víctimas, de Ciudadanía, Derechos Humanos y Paz.

En sus 30 años, la ciudadanía en Región ha estado referida de manera directa y como su condición fundamental, a la realización de sus derechos: los derechos humanos han sido el referente ético político por antonomasia en su pensamiento y su acción:

Cerca de tres décadas de trabajo, de resistencia, de aprendizajes, de habitar una ciudad por cuyas calles han transitado el miedo y la violencia arrasando a su paso con los sueños y las esperanzas de miles de sus habitantes. Casi tres décadas por la defensa de los territorios, el trabajo colectivo, las acciones concretas y diversas que, en suma, son apuestas por la convivencia, la justicia, la equidad y la paz. REGIÓN, desde sus orígenes, hace parte de ese grupo de organizaciones que optó por el camino de la resistencia a través de la acción y la reflexión, por eso, desde el comienzo de esta historia, nuestra apuesta ha sido por la paz. (https://www.region.org.co/index.php/historia-de-region)

Heredera de una época en la que la sola mención de los ‘derechos humanos’ significaba aparecer como una organización subversiva y por tanto objeto de persecución y amenaza3, la Corporación asume como prioridad su defensa y promoción en distintos escenarios, siempre con el referente de la construcción de paz y democracia “de alta intensidad”; en este sentido, se afirma, retomando a Boaventura de Souza Santos, que “la democracia de alta intensidad es la que sustituye relaciones de poder por relaciones de autoridad compartidas” (Santos, 2003). El ejercicio de la ciudadanía se entiende como la búsqueda de la realización de los derechos humanos, no solo los civiles y políticos, sino también los económicos, sociales, culturales y ambientales, tanto individuales como colectivos.

Para Región no es aceptable hablar de ciudadanía sin las necesidades humanas universales realizadas, por lo que asume como prioritario el enfoque de derechos traducido en un compromiso en todos sus programas y proyectos. Una muestra de ello fue el proyecto: Una generación libre y con derechos. Canasta básica para la superación de la pobreza de la población entre 0 y 17 años (Corporación Región, 2007):

La titularidad de los derechos responde a la dignidad humana y a la pertenencia a una sociedad donde el Estado Social y Democrático debe ser garante de la plena ciudadanía (…) El enfoque de derechos asume que éstos son propios de la naturaleza humana y deben ser garantizados en el presente y en el futuro. Desde esta orientación, la niñez se asienta sobre fundamentos éticos, sobre la dignidad inherente a todos los niños y adolescentes, sobre la integración de las necesidades primordiales y de las exigencias éticas que nacen de la dignidad. (p.22)

Desde esta comprensión del enfoque de derechos, la noción de ciudadanía se amplía al conjunto de los derechos, como unidad indisociable en tanto la dignidad humana y la ciudadanía no son fragmentables: sin la garantía de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, la ciudadanía política se debilita. Por ello el impulso de Región al programa municipal Presupuesto Participativo como potente estrategia de redistribución de recursos; esta propuesta nace de los aprendizajes obtenidos en los seminarios Alternativas de Futuro, de la experiencia de Porto Alegre.

Igualmente, la ciudadanía se expande a grupos históricamente no considerados ciudadanos en el sentido clásico como la niñez y la juventud. Por ello, la población juvenil cuya condición ciudadana sigue estando en entredicho, ha sido eje de la acción de la Corporación:

“A sabiendas de que estas no son las únicas ni quizá las principales tensiones a las que son más sensibles los jóvenes de la ciudad, nos arriesgamos a enumerarlas de la siguiente manera: entre la guerra y la paz; por la prevención de la violencia con niños y jóvenes; frente a la satisfacción e insatisfacción de las necesidades básicas; entre la participación o indiferencia en la política formal y tradicional; entre la tradición y la modernidad (e incluso la posmodernidad); y las nuevas identidades grupales en el Valle de Aburrá”. (Cañas, 2001, p. 20)

En Colombia además de la fragilidad de la ciudadanía por cuenta de la falta de garantía para la realización de las necesidades humanas, los conflictos armados que hemos vivido, desde la creación de la república hasta nuestros días, la han puesto en entredicho igual que al conjunto de derechos, por lo que la paz y la equidad se ha constituido en una urgencia, sin cuya la existencia la ciudadanía queda en vilo.

Consecuentemente con esta lectura, Región en las últimas tres décadas, ha hecho de su ciudadanía una apuesta por la paz, asumiéndose como actor en distintos momentos de la historia de Medellín y del país: desde la participación en procesos de diálogo y negociación con las Milicias Populares, en los 90 (Jaramillo, 1994); la construcción de la convivencia cotidiana, constituyendo escenarios para la conciliación y mediación de conflictos, como los adelantados con las Casas de Justicia, la Escuela Itinerante de Paz, entre otros procesos; y hoy, en el marco del proceso de paz (a partir de los Acuerdos de Paz 2016), trabajando incansablemente por consolidar la ‘verdad, justicia, reparación y no-repetición’, en una opción especial por el restablecimiento de derechos de las víctimas. Ya, en 1999, a los 10 años de fundación, uno de sus directores declaraba, como uno de los retos de Región:

…la construcción de paz. En donde se impone reubicar nuestro lugar particular, entendiendo que, en el proceso de negociación, se encuentra en el aporte de conocimientos sobre los temas de la agenda y en la contribución a la ampliación de esa porción de la sociedad que debate las propuestas y que trabaja por una salida pacífica al conflicto; de otro lado, en relación con la otra conflictividad, con la violencia cotidiana: allí hay retos mayúsculos que nos implican más directamente y se ubican en el campo de la cultura y de la construcción de ciertas maneras de relacionarnos y de resolver nuestros conflictos, que hagan posible y duradera la paz (Fernández, 1999, p.2)

De modo que, no se entiende la identidad ciudadana de la Corporación, sin su lucha por los derechos humanos, la democracia y la paz.

2. La ciudadanía y los retos de la contemporaneidad

Región no es ajena a la contemporaneidad y sus cambios de época: las crisis de las utopías: comunista; sociedad sin clases; capitalista, del progreso infinito que elimine todos los males; amplía y transforma las nociones modernas de ciudadanía. Varios de estos movimientos atraviesan hoy la reflexión y sus prácticas, mencionamos algunos de ellos.

En primer lugar, el feminismo y los distintos movimientos y derivas que ha provocado, han puesto en Región y en el conjunto de organizaciones, no sin tensiones, la pregunta por el género, que va desde el lugar de las mujeres en una sociedad patriarcal y por ende en las instituciones sociales, hasta el reconocimiento de la construcción de identidades de género por fuera de la hetero-normatividad. Así lo planteó de manera brillante la psicóloga Rocío Jiménez:

La perspectiva de género cuestiona los límites de los instrumentos conceptuales y las categorías utilizadas para el análisis de los referentes culturales que rigen la diferencia sexual y facilita la revisión de las relaciones de poder. Permite, además, desnaturalizar los cuerpos e ir más allá de la lógica binaria que excluye todo lo que percibe como diferente o extraño pues escapa al control. (…) La tarea es pues sacar al dios, al padre, al hombre, al estereotipo masculino, al guerrero internalizado, enquistado en nuestros globos oculares, de nuestros ojos, mentes, actitudes y hábitos cotidianos, y convertirnos en cuestionadores lúdicos, herejes, blasfemos, brujas y brujos para modelar la cultura, establecer otros valores, equilibrarnos y armonizarnos como seres íntegros; sólo así podremos tener un accionar político coherente. (Jiménez, 2004, p. 35).

En consecuencia, hoy es impensable la ciudadanía sin el género, lo que hace necesario romper con su aparente universalidad y neutralidad genérica (ciudadanía generizada, en Ruth Lister).

En segundo lugar, mientras que la modernidad configuró la ciudadanía ligada al territorio, entendido como un espacio físico al interior de las fronteras, en donde cada estado ha ejercido su soberanía y su poder de gobernar a sus habitantes; la contemporaneidad reconoce el territorio como una construcción material y simbólica de sus moradores quienes le dan sentido, así como al planeta global por el cual transitamos, en una interacción de sujetos, memorias y sentidos que supera el ámbito nacional (Villa, 2012)

De este modo, más allá de los derechos individuales, civiles y políticos, así como los derechos económicos, sociales y culturales, Región reconoce y se inscribe en redes internacionales que propenden por el derecho a la ciudad y al territorio, que trascienden las relaciones individuales, entre el ciudadano y el Estado. Desde este enfoque, que en América Latina rompe la dicotomía entre ciudad y ruralidad, así como entre derechos individuales y colectivos:

Se ponen a los seres humanos y las relaciones entre sí y con la naturaleza (entendidos como parte de ella, y ella como algo sagrado) en el centro de nuestras reflexiones y acciones; consideran la tierra, la vivienda, el hábitat y la ciudad como derechos, no como mercancías; profundizan la concepción y el ejercicio de la democracia (no solo representativa sino también y sobre todo participativa y comunitaria); impulsan los derechos colectivos y no solo los individuales; conciben y alimentan una economía para la vida y para la comunidad; ejercitan la complementariedad y no la competencia (la tan de moda “competitividad”); respetan, fomentan y garantizan la multiculturalidad y la diversidad. (Zárate, 2014, p.15)

Como actor social, La Corporación ha hecho de la educación y la pedagogía ciudadana uno de sus principales instrumentos. Ya en su primera década de existencia, afirmaba:

La formación de la ciudadanía es el segundo gran espectro de tareas. Allí el desafío pedagógico es enorme pues se trata de combinar, en un mundo desencantado, dosis adecuadas de racionalidades y sensibilidades que edifiquen sujetos autónomos, con la suficiente distancia crítica de los poderes establecidos, pero también de las dinámicas perversas de sus propias comunidades (…) que luchan por las libertades de otros, cualesquiera sean ellos, con el mismo ahínco con que defienden las propias” (Fernández, 1999, p.2).

Sus prácticas de formación ciudadana han atravesado múltiples escenarios, fortaleciendo tanto la educación formal (Programa Enseña Ciudad, p. ej.), como diversos procesos organizativos de ciudad, en alianza con organizaciones gubernamentales y sociales (entre otros, el proyecto Servicio de capacitación y formación ciudadana para jóvenes y adultos del Municipio de Medellín y fortalecimiento de veedurías ciudadanas; el proceso de Formación y entrenamiento para el liderazgo social y político de las mujeres de Medellín).

Región ha hecho de muchas de sus prácticas de formación un lugar para fortalecerse como organización reflexiva, lo que le ha permitido aprender y potenciar su propia ciudadanía (Saldarriaga, 2013). Por ello, para la Corporación este no es un tema más. Es su identidad, referente y razón de su existir, en 30 años de ejercicio ciudadano.

 

 

Referencias bibliográficas

Bernal, J. (2004). Democracia y derechos de participación en Medellín en la década del noventa. En: Desde la Región, 43, noviembre de 2004, pp. 37-51.

Cañas, J.J (2001). Tensiones en los grupos juveniles del Valle de Aburrá. En: Desde la Región, 33, mayo 2001, pp. 20-27.

Corporación Región (2007). Una generación libre y con derechos. Canasta básica para la superación de la pobreza de la población entre 0 y 17. Medellín: Corporación Región, Fundación Confiar, Escuela Nacional Sindical

Franco, S.; Mercedes, C; Gracia, G; Gallo, G.: Vera, C. y García, H. (2012). Ciência & Saúde Coletiva.:3209-3218. Recuperado en este enlace.

Fernández, R. (1999). Después del muro. En: Desde la Región, 30, enero de 2000, pp. 1-3

Jaramillo, A.M. (1994). Milicias populares en Medellín. Entre la guerra y la paz. Medellín: Corporación Región

Jiménez, R. (2004). Feminismo y género: develando mitos. En: Develando mitos. Ensayos sobre subjetividad y ciudadanía. Medellín: Corporación Región.

Saldarriaga-Vélez, J. (2013). Formar en ciudadanía: experiencias y retos. Sistematización de tres procesos de formación ciudadana de la Corporación Región. 2010-2011. Medellín: Corporación Región.

Santos, B. (2003) Globalización y democracia. Cartagena. (Ponencia).

Villa, M.I (2012). Desplazados y refugiados: entre ser, merecer y ocultar su situación. En: B Feldman-Bianco, B.; Rivera-Sánchez, Villa-Martínez, M.I (compiladoras.) La construcción social del sujeto migrante en América Latina. Prácticas, representaciones y categorías. Quito: FLACSO – CLACSO – Universidad Alberto Hurtado

Zárate, M.L (2014). El derecho a la ciudad: luchas por el buen vivir. En: Desde la Región, 55, abril de 2014, pp. 4-18

 

 

Palabras clave:

Ciudadanía, democracia, construcción social, retos, feminismo.

 

 

Notas al pie:

1 La Corporación Viva la Ciudadanía es un acuerdo programático de 8 organizaciones no gubernamentales colombianas, que tiene como misión trabajar por la refundación de lo público democrático en Colombia, teniendo como actor central a la sociedad civil, para una ciudadanía moderna, plural y diversa” (Ver enlace)
3 En distintos momentos Región al igual que otras ONG defensoras y promotoras de los Derechos Humanos, fueron objeto de amenaza, así como de reconocimiento a  su valor ciudadano. 

 

 

 

Publicado en Ciudadanía
Miércoles, 04 Diciembre 2019 20:36

Cuando tiembla la democracia.



17.PerlaToro

Perla Toro Castaño

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Periodista y magíster en estudios socioespaciales. Activista digital, feminista. Defensora de los derechos de las comunidades LGTBI. Ha participado en la construcción de ecosistemas digitales en medios como Telemedellín, El Colombiano y El Tiempo Casa Editorial, donde fue jefe de redacción digital y directora de la Escuela de Periodismo Multimedia. Docente de periodismo digital, narrativas transmedia y marketing digital en las Universidades de Antioquia, Medellín y Externado de Colombia. Actualmente trabaja como responsable del área digital de Comfama y como profesora de marketing de contenidos en la Universidad Eafit.




Resumen

Ya lo entendimos: las tecnologías digitales cambiaron nuestras formas de ser competitivos y eficaces, la distribución de nuestro trabajo, nuestras formas de ejercer la política y de socializar; además de los lugares que antes conocíamos. Académicos, empresarios, gobernantes, instituciones e individuos nos lo recuerdan con frecuencia: pocas cosas, cuando hablamos de comunicación, se parecen a las que antes conocíamos.


Cuando tiembla la democracia:
retos y perspectivas de la comunicación digital

Ya lo entendimos, las tecnologías digitales cambiaron nuestras formas de ser competitivos y eficaces, de ejercer la política y socializar, la manera de distribuir el trabajo, y también los lugares frecuentados. Académicos, empresarios, gobernantes, instituciones e individuos, nos recuerdan con insistencia cuando hablamos de comunicación, que pocas cosas se parecen a las que conocíamos. Toda la gente habla de evolución; sin embargo, cuando miramos de frente la realidad, todavía distinguimos dos escenarios: el análogo y el digital; discusión arcaica que nos impide concentrarnos en análisis que involucren una forma de habitar el mundo 360, un debate transmediático que interrogue las formas de ejercer el poder y que posibilite la reflexión académica responsable que dibuje los retos y perspectivas de las organizaciones, frente a la comunicación pública.

Dejar de lado el tema de los átomos y los píxeles y entenderlos como conjunto, nos acercaría a cuestiones tan importantes como el ejercicio del poder de la ciudadanía en plataformas digitales, la expansión de las formas de lucha y la emergencia de movimientos que implican un cambio de pensamiento; también, a otros caminos menos amables como la falta de cohesión social, la violación de los derechos digitales, la censura algorítmica y el papel de los emporios económicos frente a principios tan sagrados, como el que demanda la promesa de neutralidad de la red.

A mediados de los noventa, Graham (1995, p.37) con sabiduría y paciencia, se interrogaba por la llegada de Internet al mundo. Mediante una indagación filosófica se atrevía a preguntar por algo que en aquel entonces parecía adelantado: ¿nos enfrentamos a una tecnología humana nueva o novedosa?

Hoy, veinticuatro años después de conocer la publicación, y con una web que fue ‘millennial’ y ya cumple 30 años, esta pregunta parece resuelta: Internet, fue un invento nuevo porque como la invención de la rueda y de la escritura, nos cambió la vida.

Para diferenciar las categorías de nuevo y novedoso, Gordon propone el automóvil, que no hubiera podido ser, sin que la rueda existiera, o sea la rueda fue lo nuevo y el automóvil lo novedoso. Pero ¿qué nos llevó a hacernos esta pregunta cuando hablamos de Internet? Hay respuestas tentativas: la falta de comprensión de su funcionamiento, la cercanía que provoca con la ciencia ficción y la tendencia a pensar en futuros distópicos en los que las máquinas nos dominarían; un gran regalo de la ciencia ficción que, entre fantasía y fantasía, nos quitó la oportunidad de mirar los cambios a la cara. Hoy, más de tres décadas después de la aparición de la web, todavía creemos que hace parte del futuro, siendo este uno de los principales retos de la comunicación pública: asumir de una vez y para siempre que el futuro ha muerto. ¡Es hoy!

Este reto, para algunos incómodo, para otros justificado desde la falta de conexiones y de oportunidades –suposición que es derrumbable con facilidad– nos plantea la necesidad de conocer esta tecnología que podríamos abordar desde dos escenarios: el primero, sabido por muchos, las capas que lo conforman; el segundo, desde los espacios “estructurales”, propuestos por John Agnew (1999, p. 173).

Comencemos por distinguir las cuatro capas que conforman la red de redes y así ubicarnos, como movimientos sociales, dentro de este universo de posibilidades. Comprender estos escenarios, nos ayudará a entender, además, las razones para defender el Internet. Pensémoslo como en un postre, una milhoja, tal vez. En la primera capa, crujiente, la más visible ante nuestros ojos están los elementos sociales, lo que la gente construye, de alguna forma, el nosotros. Allí están la ciudadanía, los gobiernos, las instituciones y las empresas; una forma de habitar el espacio que no tiene principio ni fin, que a diario nos sorprende. Luego en la segunda capa cremosa, está el contenido, lo que las personas piensan y lo que permite construir ese nosotros que cruje: sitios web, redes sociales, blogs, contenidos, opiniones, incluso este artículo. Pero, hay algo duro y rígido en este postre que no vemos y lo desdibuja. Es en las capas que siguen donde se encuentran, sin que las veamos, otras formas de la manipulación, la censura y los peligros que amenazan la comunicación pública. Pero, como toda sombra tiene su luz, también están los principios básicos de esta tecnología que siempre ha querido ser neutra, a pesar de los poderosos.

Invisible está la tercera capa de internet, aquella lógica que no es tangible pero que nos conecta, que emerge en forma de aplicaciones, códigos y protocolos, realidad virtual y estándares. La podríamos comparar con la sazón, no la vemos pero la saboreamos, existe. Es en ella donde puede habitar la diversidad; pero también, donde están las violencias algorítmicas (concepto que ampliaremos con más profundidad) y las violaciones invisibles a la neutralidad de la red, principio de priorización de la comunicación bajo el cual, nació la red de redes y que entre las cosas que a veces no sabemos, le quita a los gobiernos el poder de controlarla. Casos como los monopolios económicos que prestan el servicio, pueden constituir una violación; razón por la cual no sería descabellado, afirmar que un segundo gran reto de la comunicación pública, es la defensa de la prestación del servicio de Internet para las comunidades.

Como última capa, Internet cuenta con una tecnología física que se expresa en grandes estructuras: computadores, cables, servidores y centros de datos. Esta, también resulta manipulable y es en este punto donde podemos unir, bajo la figura de una intersección, el segundo escenario para entender internet, el de los espacios estructurales, el mismo que logra una unión perfecta con el concepto de “espacio de flujos”, defendido por autores como Manuel Castells (2009).

Podríamos decir que el sistema de cables que hace parte de un universo físico y que puede rastrearse y controlarse, es lo que John Agnew llama “espacio estructural” que, a la luz de las teorías socioespaciales, es controlado por la institucionalidad y los poderes económicos y políticos; un espacio que no es construido ni habitado pero del cual emerge el “ciberespacio”, concepto acuñado por la ciencia ficción en la novela ‘Neuromante’, del escritor William Gibson en 1984.

Delimitado inicialmente, como un mundo que se encuentra dentro de los ordenadores y las redes, “una alucinación social - consensuada”, en la que a diario experimentaban personas de todo el mundo, ya se definía como una construcción. Y la ficción esta vez fue más fuerte que la realidad, demostrando que el ciberespacio solo existe como ámbito socialmente construido, no es territorial ni físico, pero no por eso es carente de realidad. No obstante, sin el espacio estructural sería imposible hablar del espacio de flujos construido por los humanos, y de ahí la importancia de comprender los roles que gobiernos, empresas e instituciones, juegan a la luz de esta tecnología que no es un espejo, es parte de nuestra vida.

Pero, ¿qué nos lleva a concluir que realmente Internet fue un invento nuevo? Desde un punto de vista totalmente antropocéntrico, podría afirmarse que una tecnología es relevante, solo en la medida en que es capaz de modificar nuestras maneras de sobrevivir. En 2012, el español Genís Roca, defendió en una conferencia TEDx Talks, el concepto de “sociedad digital”, para demostrar cómo Internet había trasformado al mundo. El autor comparaba cuatro grandes momentos de cambios y lo que la humanidad tuvo que afrontar tras su aparición:

Tecnologías líticas: el arte de cazar y de producir armas, evitó que los humanos tuvieran que enfrentarse y matarse en una dupla animal - hombre. Gracias a esto, la vida de los seres humanos se prolongó; un punto a favor de su supervivencia.

Domesticación animal: Significa el paso de la vida nómada a la vida sedentaria. Los humanos empiezan a acumular alimentos y a habitar lugares en particular, hecho que representa para la economía, la instauración de la propiedad privada.

Industrialización y electricidad: antes de Internet este momento era calificado como la gran revolución de nuestros días. Con estas tecnologías surgen las grandes ciudades, se instauran los conceptos de vida urbana y vida rural y comienzan los éxodos masivos de los territorios rurales a los urbanos.

Y las tecnologías digitales, emergen transformando nuestras formas de ser competitivos y eficaces, la distribución del trabajo y los lugares que antes conocíamos. El tiempo se expande y se atomiza al igual que el espacio.

Si observamos con lupa estos procesos, podríamos comprender en qué lugar nos encontramos las organizaciones sociales, qué roles jugamos dentro de la comunicación pública y cuáles deberían de ser nuestras acciones frente a las comunidades. El tercer reto, es repensar –y no por sencillo falto de complejidad– de manera crítica, ¿qué nos falta? Pregunta clave si asumimos que los interrogantes por la vida análoga y la vida digital ya son un cuestionamiento agotado, puesto que hoy habitamos un mundo en el que la existencia, trascurre en múltiples plataformas donde iteramos nuestras emociones y en diferentes medios en los que la tecnología ya no es ajena a nuestros asuntos cotidianos. Como nunca, vivimos una realidad que, como lo calificó Henry Jenkins (1970), es transmedia, término referido a las historias que se despliegan en diferentes medios y plataformas de comunicación.

Pensemos en el trabajo como ámbito para entender estos cambios. Antes, la mejor tecnología con la que contaba una persona para comunicarse, estaba en sus oficinas: Teléfonos, enchufes a telegramas, cámaras fotográficas y de video e incluso los primeros computadores y conexiones a la web. Hoy, la tecnología nos da una lección diferente y nos muestra que es en casa, donde tenemos los mejores elementos para ejercer nuestra labor, donde además poseemos las mejores conexiones y las mayores libertades, surgiendo el teletrabajo como una alternativa no solo económica, también funcional y atractiva para muchos.

Así pues, los grandes cambios de Internet, que modificaron nuestras formas de sobrevivir individual y comunitariamente, son cuatro y pueden clasificarse en: los que tienen que ver con el conocimiento, los del sistema productivo, los profesionales y los sociales.

Cuando hablamos de cambios en la transmisión del conocimiento, es imposible no referirnos a la educación. A la facilidad de convertirnos en seres autodidactas, se suman otros aspectos que muestran cómo cualquiera puede publicar, replicar y transformar ya sea un mensaje, una experiencia o algo que conoce. Esta modificación alteró por completo nuestras formas de relacionarnos con los medios de comunicación, las instituciones, las empresas y los centros de conocimiento. Hoy es posible hacer de todo, un soporte digital; se abrieron campos a la contradicción y al conocimiento colaborativo. La libertad de informarse y de expresarse se convirtió, en realidad, en una libertad en la cual la palabra democracia hizo sentido. Pero, también se entregó el micrófono a voces no autorizadas que confunden la libertad de expresión con otras libertades impuestas, pero no aceptadas como la calumnia y la mentira.

Si hablamos del sistema productivo, vemos como los procesos conocidos ya no existen, por ejemplo, la idea de una biblioteca totalmente análoga con fichas bibliográficas no es cercana para algunos. La digitalización es ahora una apuesta de la industria por la reducción de costos, lo cual transformó algunos modelos de negocio: unos aparecieron y otros dejaron de existir. Netflix y Kodak, dedicados ambos a ejercicios creativos similares, son apenas un ejemplo.

De la mano de estas exigencias también, apareció la necesidad de contar con ciertas habilidades digitales que incluso hoy, propenden una nueva clase de analfabetismo: el digital. Todos tenemos que adquirir nuevas competencias, para usar recursos de conocimiento en un mundo conectado. Las tecnologías dejaron de ser un asunto exclusivo de ciertos trabajos o profesiones para convertirse en centro esencial de las escuelas, los hogares e incluso los gobiernos; basta solo con pensar los retos que en materia educativa afronta una ciudad como Medellín, tras ser nombrada sede de la Cuarta Revolución Industrial.

Y, por último, están los cambios que Internet trajo para las sociedades, los mismos que nos proponen retos desde las nociones de identidad, de lo que queremos ser, de los espacios que habitamos y del tiempo que vivimos.

Para acercarnos más a este último cambio, es prudente pensar en un concepto cercano a todos en Región: el de democracia. Si hablamos de comunicación y de democracia, los medios, independiente de sus alcances, siempre han tenido un papel clave a la hora de potenciar e impulsar el compromiso cívico y la participación ciudadana; pero, internet con su irrupción no solo le entregó este rol a cada medio, también a cada ciudadano, haciendo que la democracia resulte más participativa pero, no por ello más representativa, reto fundamental cuando nos referimos, por ejemplo, a las elecciones populares mediante el voto. Las voces participativas se escuchan con fuerza pero el ruido no siempre es representativo en las urnas. "La democracia, –nos recuerda Blumer–, es el único régimen cuya legitimidad implica necesariamente la comunicación".

Los cambios, llenos de luces y de sombras, dotaron a pequeñas poblaciones de un creciente protagonismo dentro de las sociedades, mediante el ejercicio de la comunicación. Participaciones en blogs, redes sociales, canales de video, entre otros, empezaron a dejar ver con mayor fuerza a poblaciones de migrantes, grupos étnicos, colectivos juveniles y colectivas de género, solo por contar algunos ejemplos. Cada uno de ellos, puede hacer uso y ejercicio de su ciudadanía tras la irrupción de la tecnología en los contextos socio - políticos, encontrando otras maneras de ser y de estar.

La instauración de nuevas formas comunicativas que antes no eran posibles, la mayoría de ellas entendidas desde las Tecnologías de la Información y la Comunicación, TIC, entregaron a las organizaciones sociales el poder de construir espacialidades de intercambio simbólico, (medios informativos y de ciudadanos, páginas de denuncia, convocatorias a escenarios presenciales de protesta, defensa de derechos e incluso partidos políticos). No obstante, hoy, como una discusión más actual y tras superar el aturdimiento y el resplandor de la novedad, algunas preguntas se presentan como un reto: ¿debemos ser críticos frente al uso de las TIC? ¿Somos conscientes que estas pueden impulsar pero también desacelerar una democracia? Basta con recordar que, así como Barack Obama fue el primer presidente de los Estados Unidos en usar las redes sociales, como parte esencial de sus campañas y de sus gobiernos; también han sido estos escenarios, tras la oposición de los medios tradicionales de comunicación, en los que ha gobernado su sucesor, Donald Trump. Incluso, tras los escándalos de Cambridge Analytica (2018), se reveló como, gracias al estudio de los datos obtenidos en estas plataformas, pudieron manipularse las elecciones en los Estados Unidos y aquellas que tras el fenómeno conocido como Brexit (2016) dejaron a Reino Unido por fuera de la Unión Europea.

Incluso, basta con hacer memoria e ir unos días atrás cuando desde las redes sociales colombianas, se gestaban movimientos de contrareforma (2011) y los estudiantes tumbaban proyectos de ley que podrían llegar a afectar la educación. Estos mismos escenarios fueron el centro de acción de la campaña que llevó, a que en 2016, el ‘No’ ganara de Plebiscito sobre los acuerdos de paz en el país.

A la luz de estos postulados, podría afirmarse que, tal vez uno de los principales errores que aún cometen las organizaciones sociales, al llegar al mundo digital, es el afán de diferenciar dos mundos como si no se parecieran el uno al otro y no entender que habitamos una realidad que en 360 grados está, circundada por lo público, lo privado y las intersecciones entre ambos mundos. Lo que sí resulta claro es que más que retos que incluyan máquinas, la verdadera necesidad es involucrar lo humano porque solo desde ahí se pueden seguir estableciendo diferencias que apunten al deber ser en sociedad.

Si bien las TIC nos ayudan en el proceso de reconocimiento de derechos y deberes, también nos hacen presos de fenómenos como la propagación de discursos de odio y las violencias algorítmicas, las cuales pueden explicarse, en cómo los grandes gigantes de las tecnologías nos entregan solo la información que ellos desean o información en algunos casos manipulada, para lograr un objetivo en particular, el cual en muchos casos, puede ser la misma manipulación de la democracia.

Las nuevas tecnologías llegaron, para mostrarnos el estallido de una democracia en crisis, fenómeno que empezó a finales de los 60 y que se ha evidenciado con mayor fuerza con el Internet. Exigencias vigorizadas por las TIC, la competencia plural por el poder, la participación activa de la ciudadanía y el ejercicio de las libertades políticas y civiles, son solo una parte del cuento.

Diversos y distantes, los retos son cientos. Los que se presentan en este artículo; los que quisiéramos ver y estudiar y los que aparecerán; probablemente, son incontables, como los de las sociedades mismas, porque este es un solo mundo. Para un ciberoptimista (Norris, 2001, Coleman, 2001, Batle, 2004), pueden dibujarse en el acceso, las formas de uso, la agrupación colectiva, la defensa de los derechos digitales y la conversación. Para un ciberpesimista, concepto acuñado por los mismos autores, podrían ser la microreproducción de violencias, los discursos del odio, la censura o las crisis de identidad. Lo más importante es entender que, lejos de los extremos, siempre está la comunicación para entender que, como un puente, une el abismo entre dos puntos.

 

Referencias bibliográficas

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John y Sarre, Philip. Human geography today. Cambridge, UK: Polity Press.

Agnew, J. (2005). Geopolítica: una revisión de la política mundial. (Traducción de María D. Lois). Barcelona: Trama Editorial.

Augé, M. (1993). Los no lugares espacios del anonimato. Hacia una antropología de la sobremodernidad. Barcelona: Gedisa.

Batle, (2004): “La ilusión de la ciberdemocracia”, en El País (suplemento CiberPaís del 1 de abril, 8).

Benjamín Barber. Un marco conceptual: política de la participación. En: Del águila, Vallespín y otros (1998) La democracia en sus textos, Alianza, Madrid, capítulo 8. Democracia Fuerte 281-296.

Blumer, J. G. (Ed.). (1992). Television and the public interest: Vulnerable values in West European Broadcasting. London: Sage.

Broncado, F. (2000). Mundos artificiales. Filosofía del cambio tecnológico. México: Editorial Paidós Mexicana S.A., y la Facultad de Filosofía y letras de la Universidad Autónoma de México.

Castells, M., (2009). Comunicación y Poder. Madrid, Alianza Editorial.

Coleman, S. (2001): “The transformation of citizenship?”, en AXFORD, B. y HUGGINS, R. (eds.), New media and politics, Londres, Sage, 109-126.

García Canclini, N. (1990). Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. México: Grijalbo.

Graham, G. (1995). Internet: Una indagación filosófica. Valencia: Frónesis Cátedra Universitat de Valéncia.

Jenkins, H. (1970).

Lévy, P., (1999), ¿Qué es lo virtual? Barcelona, Paidós.

Norris, P. (2001): Digital divide. Civic engagement, information poverty and the internet worldwide. Cambridge, Cambridge University Press.

Roca, G., (2012), TEDx Talks: La sociedad digital. Consultado el 2 de abril de 2018, disponible en este enlace.

 

 

Palabras clave:

Democracia, comunicación digital, tecnologías, retos, tecnología, internet

 

 

 

 

Publicado en Democracia
Miércoles, 04 Diciembre 2019 20:12

Créditos

La Revista Desde la Región Nº 59. Diciembre de 2019
PERSONERÍA JURÍDICA 37252 ENERO 16/90
Gobernación de Antioquia

Equipo editorial edición Nº59
Directora Corporación Región
Marta Inés Villa Martínez

Comité editorial

Presidenta
Marta Inés Villa Martínez
Directora Corporación Región

Secretaria
Elizabeth Aristizábal
Comunicadora Corporación Región

Rubén Fernández Andrade
Socio Corporación Región

Luz Amparo Sánchez
Socia Corporación Región

Juan Carlos Arenas Gómez
Docente investigador del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia

 

Corrección de textos
Liliam Rocío Jiménez Betancur

 

Diseño e implementación web
Luisa Fernanda Santa Escobar
Jhonatan Arroyave Jaramillo
(Escarabajo Web)

 

Fotografías
Archivo Corporación Región

 

Cortesía
Archivos personales de las y los autores. 

 









Autores

Ana Lucía Cárdenas
Ana María Jaramillo
Andrea Romero
Antonio Javier Jaramillo
Beatriz Restrepo
Bela Fieldman
Catalina Cruz
Cecilia López
Daniel Botero
Diana Sánchez
Esperanza González
Fernando Herrera
Francis Corrales
Francisco Cajiao
Gerard Martin
Isabel Sepúlveda
Jaime Saldarriaga
Jenny Giraldo García
Jharry Martínez
Juan Fernando Sierra
Juan Fernando Vélez
Karin Rodríguez
Liliana Rodríguez
Lorena Zárate
Marta Inés Villa
Mauricio Uribe
Olga Amparo Sánchez
Oscar Almario
Perla Toro
Pilar Riaño
Rubén Fernández

 









Publicado en General 59
Miércoles, 04 Diciembre 2019 19:59

Política editorial Revista Desde La Región

La Revista Desde La Región, que circula desde 1990, está destinada a la divulgación del pensamiento y las reflexiones de la Corporación, a la presentación de resultados de trabajos educativos, investigativos o comunicativos realizados por nuestro equipo de trabajo o por personas o grupos cercanos a nuestras formas de ver y comprender la sociedad.

Es también un instrumento para presentar avances del pensamiento social y político contemporáneo, producidos en otros lugares del mundo, que contribuyan a la ampliación del campo democrático.

Su publicación, en los últimos años, ha sido anual y, a partir del 2016, transitamos hacia el formato digital, con el propósito de convertir Desde la Región en una revista de acceso abierto que nos permita ampliar el alcance, potenciar el diálogo y compartir producción con alto rigor académico y periodístico.

Los principales destinatarios de Desde la Región son: líderes de opinión, nuestro equipo de trabajo, socios y socias, docentes, personas del mundo académico y político regional, líderes e integrantes de otras organizaciones sociales y estudiantes universitarios.

Objetivos

  • Publicar artículos de alta calidad (académicos, de análisis o periodísticos) sobre las temáticas que ocupan nuestro trabajo: paz y derechos humanos, derecho a la ciudad y al territorio y derecho a la educación.
  • Dar cuenta de nuestro pensamiento, nuestras reflexiones y nuestra producción intelectual y compartir la producción de otras personas e instituciones en la medida que también aporten a las reflexiones que proponemos.

 

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Publicado en General 59
Miércoles, 04 Diciembre 2019 19:49

REGIÓN. 30 años conectada con la democracia



7.MartaVilla

Marta Inés Villa Martínez

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Historiadora de la Universidad Nacional de Colombia y Magíster en Cultura de las Metrópolis de la Universidad Politécnica de Cataluña. Su experiencia académica e investigativa ha sido en campos como Las Migraciones, el desplazamiento forzado, violencia, políticas públicas y Memoria. Actualmente es directora de la Corporación Región.




Región nace con una vocación clara por combinar la reflexión y la acción. Desde finales de los años ochenta nos identificamos como una organización que quería aportar desde el lugar de la sociedad civil organizada, a la profundización de la democracia, la equidad y la paz, a través de la producción de conocimiento, la formación de ciudadanías y la incidencia pública.

La revista Desde La Región fue concebida como un espacio para promover esa reflexión, socializar los aprendizajes obtenidos en nuestro quehacer y presentar ideas relevantes construidas en otros contextos que interpelaran nuestro trabajo. Hoy, con ocasión de nuestros 30 años, queremos mantener esos propósitos echando una mirada al trasegar institucional desde sus preocupaciones y énfasis temáticos, su pensamiento y las ideas–fuerza que ha puesto en circulación en la ciudad.

La revista No. 59 ofrece relecturas diversas sobre esos temas en los que hemos puesto la energía durante estas tres décadas, y los retos que nos imponen los nuevos contextos globales a las organizaciones de la sociedad civil, en un período en el que vislumbramos incertidumbres, retrocesos y riesgos, pero también oportunidades para defender las conquistas de la democracia y los derechos humanos en toda su extensión. Los artículos estarán agrupados en 3 bloques: paz, democracia y ciudadanías, y retomarán las reflexiones que han sido centrales a lo largo de la historia de Región, así como los temas que han ido emergiendo con el tiempo. Cada tema tiene dos miradas: una, desde los profesionales vinculados a Región, y la otra desde pares nacionales o internacionales.

En el campo de la paz se tocarán temas como violencias, derechos humanos, memoria y desplazamiento forzado.

En el bloque de democracia, el lector encontrará artículos sobre pobreza, educación, participación, ética, comunicación y derecho a la ciudad.

Y, en ciudadanía, se agruparon reflexiones en torno al género, la subjetividad, la juventud, la gestión y sostenibilidad de las organizaciones sociales y la gestión del conocimiento.

Para el equipo de trabajo, los socios y socias que han hecho parte del proyecto Corporación Región en la ciudad de Medellín, ha sido francamente emocionante esta mirada atrás, pues allí hemos constatado una enorme riqueza de conocimientos, experiencias, innovación, pasión y vida.

Fieles a nuestro espíritu fundacional y misional, ponemos el resultado de este trabajo al servicio de la sociedad toda como un bien público, que esperamos resulte de utilidad para construir y aprender el pasado, discernir el presente y diseñar el futuro.

Comité Editorial Revista 30 años:
Marta Inés Villa (Presidente)
Elizabeth Aristizabal (Secretaria)
Rocío Jiménez
Amparo Sánchez
Juan Carlos Arenas
Rubén Fernández

 

 

 

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