Opinión

Por el respeto, sí
Lunes, 03 Octubre 2016 06:20

Para la Corporación Región, la firma de los acuerdos de paz es motivo de júbilo. Se trata de la enorme oportunidad de poner al centro de la vida nacional una serie de problemas aplazados o escondidos bajo el humo de las explosiones y el ruido de los combates. Como toda oportunidad, se convertirá realmente en un paso adelante si cuenta con los sujetos, individuales y colectivos, que la materialicen.


El pasado 18 de julio, la Corte Constitucional declaró exequible la convocatoria de un plebiscito para que la población colombiana se pronuncie sobre su apoyo al acuerdo de paz logrado entre el gobierno nacional y la guerrilla de las Farc luego de casi cuatro años de arduas negociaciones. Respaldar la determinación de consultar a la ciudadanía es una decisión política para rodear de legitimidad lo acordado, pues reconoce que se trata de un componente fundamental para pasar a la implementación de los acuerdos.

Después del acuerdo sobre el fin del conflicto y las propuestas recientes para avanzar en lo que quedaba pendiente del punto sobre participación política, es muy probable que la firma del acuerdo final esté muy cerca.

El 30 de mayo fue aprobado en el Concejo de Medellín, con la única voz en contra de la concejala del Polo democrático, el Plan de Desarrollo Medellín Cuenta con Vos. Aunque no se conoce la versión final, en el Plan de modificaciones se hicieron algunos ajustes en los diagnósticos, los indicadores y/o los responsables, pero en realidad nada que sugiera transformaciones de fondo. Con este respaldo del Concejo, el Alcalde Federico Gutiérrez contará, sin duda alguna, con un buen margen de gobernabilidad que le permitirá llevar a cabo su plan de gobierno sin mayores dificultades.

Uno de los problemas más agudos que vive el país es la corrupción. Es un mal que se ha extendido a casi todos los campos de la acción económica y social y en el que, una vez más, los sectores más empobrecidos son los más golpeados por esta práctica criminal. El caso de los robos permanentes en los contratos de seguridad alimentaria para escolares –del que no son ajenas la ciudad y la región–, es un ejemplo emblemático de esta situación. En vez de garantizar derechos, los recursos públicos terminan en manos de ruines avivatos y bandidos.

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