Hasta Gonzalo Arango en su “Medellín a solas contigo” hablaba de la contaminación de la ciudad y hoy, seguimos sumidos en lo mismo ¿no pudimos evitar lo evitable?
Hoy como nunca toma vigencia la premisa según la cual, el sentido profundo de la democracia está en que interpela no solo al régimen político sino a las formas de ser y actuar en la vida privada y pública pues además de exigir garantías en las reglas de juego, cada votante en el convencimiento de su justeza, debe disponerse a acatarlas y defenderlas con sus propias actitudes.
Los resultados de la reciente jornada electoral sugieren algunas reflexiones sobre el panorama político y la futura contienda por la presidencia. A continuación algunas pistas para la reflexión:
Invitamos a la ciudadanía a cargar de sentido ciudadano el acto electoral, a informarse sobre las propuestas de las diferentes candidaturas, a votar de manera consciente por los mejores proyectos para nuestro país y, especialmente, a erradicar todo tipo de práctica que promueva o haga uso de la violencia verbal o física como medio para alcanzar resultados políticos y electorales.
¿De qué hablar hoy cuando nos invitan a hablar de mujeres, feminismos o violencias de género? Como si hubieran estado en una olla a presión—y uso esta trillada metáfora por lo cotidiana que nos resulta—, han emergido con fuerza todos los temas, las reivindicaciones, las quejas: la violencia y el acoso sexual, especialmente en ámbitos laborales, la ausencia de mujeres en diversos espacios públicos de discusión, la paridad en la participación política, las brechas salariales. Cada vez reconocemos nuevos escenarios de discriminación y aparecen entonces nuevas luchas.