SOMOS

Ciudadanía para la Paz
Nuestra historia
 
Valle de Aburrá
Plan institucional
 

Historia de Región


Corporación Región:
Una historia con la paz y la democracia

Cerca de tres décadas de trabajo, de resistencia, de aprendizajes, de habitar una ciudad por cuyas calles han transitado el miedo y la violencia arrasando a su paso con los sueños y las esperanzas de miles de sus habitantes. Casi tres décadas por la defensa de los territorios, el trabajo colectivo, las acciones concretas y diversas que, en suma, son apuestas por la convivencia, la justicia, la equidad y la paz. REGIÓN, desde sus orígenes, hace parte de ese grupo de organizaciones que optó por el camino de la resistencia a través de la acción y la reflexión, por eso, desde el comienzo de esta historia, nuestra apuesta ha sido por la paz.

Esta serie de textos recoge nuestro recorrido, los sentidos con los cuales hemos caminado y las experiencias que hemos vivido. Aquí está esa historia que nos posibilita seguir hablando hoy de derecho a la educación, a la ciudad y al territorio, de derechos humanos y de construcción de paz.


La construcción social del miedo

Cuando Jean Delumeau respondió el correo electrónico diciendo que sí, que estaría encantado de visitar Medellín, una pequeña ciudad de provincia, ninguno se lo podía creer. El miedo en occidente, escrito por Delumeau, había sido uno de los libros de cabecera de la Corporación Región, mas nunca se imaginaron, ni de chiste, que su autor estuviera dispuesto a atravesar todo el Atlántico para atender al llamado de una ONG del "tercer mundo".


Los ciudadanos necesitamos memoria histórica

En sus inicios, la Corporación Región sentó una posición muy diferente a otras organizaciones que investigaban fenómenos sociales, argumentando que no había nada en este país que justificara la lucha armada. Esta decisión marcó el rumbo de Región y los procesos de investigación de memoria histórica que se adelantan actualmente, porque los puso en interlocución con el Estado. "Nosotros dijimos que hay que relacionarse con el Estado, hay que hacer cosas con él. Porque uno es autónomo en la medida en que se relaciona con otros muy distintos y sigue siendo uno", explica Marta Inés Villa, socia fundadora y actual directora de Región.


Educación: una de las estrategias para romper el círculo de la pobreza

Medellín, la ciudad más innovadora del mundo, la del clima perfecto; la ciudad de los cables aéreos y las escaleras eléctricas en las comunas, la única con metro en todo el país, la del Coltejer y el edificio inteligente, la de la Feria de las Flores; Medellín: esta ciudad de montañas verdes y gente amable, emprendedora y calles limpias; esta Medellín perfecta es también la ciudad más desigual de Colombia.


Escuela de Animación Juvenil: una escuela sin aulas ni cátedras

"Les hemos visto caracterizados como apáticos y desentendidos frente a las circunstancias sociales que consideramos importantes para nosotros; como protagonistas de revoluciones culturales y sociales (iniciadores de nuevas modas y de movimientos sociales revolucionarios); como víctimas y victimarios en los conflictos sociales (sicarios y víctimas en las guerras del narcotráfico y la guerrilla contra el Estado); como gestores de cambios constitucionales (el movimiento juvenil de la séptima papeleta); y ahora como...", reflexiona Diego Alberto Ruiz. ¿Qué significa ser joven? ¿Quiénes son los jóvenes de Medellín?


El destierro y la reparación son asuntos de todos y todas

Los días y las noches empiezan con fuegos cruzados y no se sabe de dónde vienen, hacia qué lugar se dirigen. Largas temporadas de incertidumbre. Puertas y ventanas colmadas de cicatrices, de huecos que recuerdan que la guerra no termina. Al mirar el vasto firmamento las estrellas también parecen agujeros de balas después de un enfrentamiento, en la quietud tras una larga noche. Los vecinos y familiares caen, los muertos son tantos que no saben por cuál llorar. Al final, los lloran a todos, y lloran sus tierras y sus vacas y sus cultivos y las vidas que perdieron por una guerra que no es suya. Solo queda desplazarse, es la última opción. Ahora, en las ciudades, los rostros se convierten en un telón de fondo a los que se les ignora y se les teme.


El Seminario Alternativas de Futuro para Medellín propició la participación de las comunidades

Se iban a reunir en un lugar del barrio. Algunos dudaban del espacio que se abría, era la primera vez que un alto funcionario del estado los visitaba, y como si fuera poco, los escuchaba y dialogaba con ellos sobre sus necesidades y opiniones con respecto a temas de la ciudad. Los resultados de estas discusiones, o foros comunales como le llamaban los organizadores, tanto preguntas como respuestas, se llevarían a un encuentro sobre el que conservaban aún cierto escepticismo, el Seminario Alternativas de Futuro para Medellín y su Área Metropolitana.


Seminario de Periodismo Juvenil: la juventud de Medellín quiere contar y vivir su ciudad

Era el año 2004 y se esperaba la presencia de más de 400 jóvenes de Antioquia y otros departamentos. El equipo de logística había escogido como sede el auditorio de Comfama de San Ignacio porque en esta versión del Seminario de Periodismo Juvenil, la número trece desde que se convocó por primera vez en 1992, los chicos no estarían en un sólo lugar: las calles del Centro de Medellín debían prepararse para los ojos curiosos de una estampida de jóvenes dispuestos a conquistar las historias que pululan en todos los rincones de la ciudad. Fue así como el muchacho que vivía en Santo Domingo y trabajaba la comunicación popular con los parceros del barrio, y el chico del sur de Medellín que hacía parte del periódico del colegio, se encontraron a dialogar en un espacio desconocido para ambos.


¿Dónde están las niñas y los niños?, pregunta la Escuela

Los últimos días de noviembre las calles de Loreto se inundaron de colores. Malabaristas, zanqueros, tambores y payasos de narices coloradas detuvieron el tráfico del barrio. Los niños de Loreto salieron detrás del carnaval y se reunieron con los personajes, quienes propusieron a los niños cantidades de juegos y manualidades. Y mientras los chicos tenían sus manos ocupadas y su mente dispuesta a aprender y divertirse, alguno de los personajes carnavalescos les hacía dos simples preguntas: ¿cómo te llamas? Juanito, Pedrito, Pablito: ¿tú vas al colegio? Y todos los nombres, de los que iban al colegio y de los que no, fueron anotados a mano en unas listas fantasmas, de cuya existencia los niños ni se dieron por enterados.


Casas para la generación del No-Futuro

A principios de la década de los 90, Medellín era una de las ciudades más violentas del mundo. En 1991, la tasa de homicidios ascendió a 383 por cada 100 mil habitantes, y sólo en ese año fueron asesinadas 6.313 personas. Las calles de la capital antioqueña se convirtieron en un campo de batalla: la guerra que se declararon narcotráfico y fuerza pública parecía no dar tregua, además de las milicias urbanas que las guerrillas plantaron en los crecientes barrios de las laderas del Valle de Aburrá.


De la acción a las políticas de juventud y de las políticas a la acción

Los jóvenes de los años noventas, recuerda Fulvia Márquez, no se quedaban quietos. A pesar de la situación de violencia que aquejaba a Medellín, y que los espacios de encuentro y participación en los barrios más pobres y vulnerables eran escasos, abundaban los procesos juveniles en torno al arte, la política y las distintas reivindicaciones sociales. La última década del siglo XX se caracterizó por una sociedad que constantemente se estaba movilizando, pero también por la ausencia de políticas públicas que solucionaran los puntos álgidos de esas reivindicaciones.


Las calles de Medellín se llenaron de luces

El día que se iba a presentar Jaime Valencia, en el entonces parqueadero de la Biblioteca Pública Piloto, mataron a Pablo Escobar. El objetivo era que el concierto del autor de la banda sonora de Décimo Grado, la famosa serie de televisión de Cenpro TV de la que tanto se habló a finales de los 80 y principios de los 90, alimentara las movilizaciones de la campaña "Enciende tu luz", en la que estaban trabajando la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Medellín, la Fundación Social y la Corporación Región para presionar por salidas políticas al conflicto armado.


Maestro, no hay camino: se hace camino al andar

En 1999, un grupo de niños y jóvenes se empoderaba de los tribunales británicos para defender su escuela, Summerhill, pues estaba en peligro de ser clausurada tras la intervención de la Oficina de Estándares en Educación (The Office for Standards in Education). No era la primera vez que Summerhill se enfrentaba a los organismos estatales de control en educación. Desde que se abrió la escuela, en 1921, estuvo en la mira de la opinión pública por su pedagogía innovadora basada en la libertad del niño.


Mil ojos, mil ciudades

¿Qué es Medellín? ¿Realmente la conozco? ¿Qué sé de ella y qué ignoro? ¿Es igual la ciudad que se ve a la ciudad que se huele? ¿Qué veo cuando camino la ciudad y qué siento cuando la recorro desde la quietud? ¿Cómo es la Medellín de los libros de historia y en qué se parece a la ciudad que conocemos hoy?


Veeduría al Plan de Desarrollo: un instrumento para la democracia

En 1995, el entonces alcalde de Medellín Sergio Naranjo, planteó la creación de un Plan Estratégico para la ciudad que reuniera las necesidades reales de los ciudadanos. Así, en la construcción del Plan participaron instituciones públicas y privadas, el sector académico, las ONG y las organizaciones barriales y comunitarias.


Cuatro pasos hasta el plan

Primero fue el escepticismo. La alcaldía de Luis Alfredo Ramos no confiaba en que los mecanismos de participación que se estaban planteando fueran a dar sus frutos. El país estaba acostumbrado a que desde las élites políticas se tomaran todas las decisiones sobre el rumbo del país, pero la Constitución de 1991 amplió las formas de participación ciudadana y en los barrios de Medellín se lo tomaron muy en serio.


Los Derechos Humanos llegaron a puntos altos del Valle

Entre las balas, que parecen haber formado siempre parte del panorama, y las pequeñas luces que pueblan el Valle, está la gente, la vida, las ansias, el cauce de los ríos bajo el asfalto, recorriendo en silencio historias remendadas con recuerdos y la negación de perder la memoria. Alrededor de 1989 nace la Corporación Región, comprometida con la defensa de los derechos humanos, las libertades colectivas e individuales y un ideal de bienestar para la comunidad en general.


Una rueca y la posibilidad de construir tejido social

Entraron a la habitación con la incertidumbre que produce atravesar una puerta por primera vez, sin saber qué horizonte espera adentro. Esos sentimientos que se hacen más intensos cuando se han atravesado tantas, cuando se atravesó por última vez la de la casa propia que hay que dejar atrás, a la fuerza, porque no se abandonan voluntariamente los recuerdos que hay en cada ladrillo. Dieron tres pasos y encontraron una rueca, una hilandera, el sonido de la rueda girando, de la lana envolviéndose, invadiendo el espacio, sorprendiendo a los 45 espectadores que se aventuraron a atravesar el umbral y que harían parte del proyecto.


Entre las redes neuronales y los entretejidos de un complejo fractal

Después de contar hasta cien, de contemplar el agua corriendo, de buscar los mejores caminos para bajarse de la enorme piedra, encontrando como única salida el tortuoso camino por el que habían llegado allí -una especie de pasillo de la vergüenza- dieron el paso al vacío... saltaron. Lo paradójico es que después del primer paso el camino a la piedra se hizo más transitable, pero no menos difícil. Una vez cae la primera gota es imposible parar el aguacero.


Un programa que es patrimonio de la televisión regional

Desde principios de los ochenta el narcotráfico y el negocio de la muerte habían conseguido que el imaginario sobre Medellín se redujera a una ciudad en guerra. El año en el que se firmó la carta magna del país, una promesa en materia de derechos humanos, la guerra ya había reclutado una generación de jóvenes que ahora se perdía en el no futuro y la no semilla. Fue el año más violento de Medellín, una época en la que las inclemencias de la guerra habían convertido la historia reciente de la ciudad en un gran listado de desaciertos y horrores, de desesperanza y desesperación, de lágrimas y duelos.


Una ciudad hecha de múltiples desplazados

Cuando los investigadores de Región estaban trabajando en el barrio 13 de noviembre, a principios de los 2000, se percataron de cómo la montaña se llenaba rápidamente de ahí hacia arriba, casi lindando con Santa Elena, de más y más personas. La primera pregunta ante dicha situación era de dónde venían y qué estaba pasando. Para sorpresa de todos procedían de casi todas las regiones del departamento, además de lugares como Urabá, Chocó, Córdoba, y llegaron a poblar las laderas con la intención de ganarle tiempo al reloj, huyéndole a la guerra.


Jóvenes que llevan la ciudad en la piel

Ella baila, ella canta, ella menea sus caderas, ella coge el micrófono, mira a la cámara, le guiña el ojo y le habla con la naturalidad de la niña que juega a ser presentadora de televisión pero sabe que al frente suyo no hay más que uno de sus amigos sosteniendo al hombro una cajita de cartón. De fondo suena "Tu piano y mi guitarra", una canción de Ricardo Montaner cuya letra entona con emoción.


¡Encontrémonos y construyamos escenarios para vivir bueno!

Cuando Región inició conversaciones con la organización suiza Terre des Hommes en 2006, se hablaba de la posibilidad de realizar el Festival Imagine en el país en un pacto de cooperación internacional. Se decidió entonces integrar al equipo de jóvenes con el que venían trabajando en otros proyectos, como el Seminario de Comunicación Juvenil, para que hicieran parte de la organización del festival.


Entre historias y publicaciones

En estos 27 años son muchos los proyectos que hemos desarrollado, por iniciativa o por invitación, y como quien pasa revista por el álbum familiar quisimos releer los capítulos que escribimos a varias manos. Basta pasar la mirada por las portadas de libros, informes, revistas y cartillas en las que pusimos unos tantos signos de puntuación para recordar cada rostro, cada metodología, cada aprendizaje, cada abrazo... cada frase inicial y cada punto final.


La familia que se reúne, 25 años después

Han pasado 25 años desde que un grupo de jóvenes se propuso cambiar el mundo. La historia empezó con un cliché presente en eso de ser joven, el afán de dejar huellas, el deseo sincero de reflexionar sobre el estado de las cosas y querer actuar, de hacer algo al respecto y no aceptar un no por respuesta.

El tiempo transcurrió y cada año se les agregaron hojas a la bitácora. Región se fue convirtiendo en una gran familia, con nuevas generaciones llenas de vitalidad e hijos que crecieron y alzaron el vuelo. Hoy, un cuarto de siglo después el barco sigue navegando y dejando pequeñas huellas bajo la consigna de que la vida y la paz son derechos irrenunciables.


Queremos seguir escribiendo nuestro futuro con acciones

Finalizando la primera década del siglo XXI, el retiro paulatino de la cooperación internacional, las desventajosas condiciones de contratación con el Estado y la ausencia de una política pública de fortalecimiento y sostenibilidad de las organizaciones sociales en Colombia, configuraron un contexto asfixiante que puso en riesgo la existencia de Región y de otras organizaciones sociales y comunitarias. En diciembre del 2012 decidimos "tirarnos al charco", como coloquialmente se dice, y acudimos a un valor que desde nuestros inicios habíamos promovido: la solidaridad. Nos atrevimos a invitar a la gente que conoce a Región a que hiciera un aporte solidario en pro de la sostenibilidad de este proyecto y sobre todo, de un deseo compartido: seguir contribuyendo a la construcción de una sociedad más democrática, justa y equitativa.


Mi voto y el tuyo tienen sentido

La apatía nos invade, así como la desconfianza, la desesperanza y, hay que decirlo, la pereza de votar a consciencia. Pareciera que es más fácil votar por ese que nos dicen en el trabajo o en la universidad y, mejor aún, si esa persona a quien le doy el voto hace promesas para beneficio personal: un puesto de trabajo, un techo nuevo para la casa o la pavimentada de la entrada de la finca. Y entre promesas y favores, sólo la mitad de la ciudadanía se acerca a las urnas en las elecciones, eso dicen los índices de abstencionismo de nuestra ciudad… y nuestro país.